40 el musical
Tantas veces pasé por la puerta del teatro en Madrid y siempre me resistí a entrar, primero porque tenía otros musicales y obras de teatro que me apetecían más y segundo porque los musicales jukebox, salvo alguna honrosa excepción, no me entusiasman, pero tras algún comentario que me hizo María Blanco en la entrevista que le hice cuando vino con “Chicago” a Valencia y saber que la dirección había sido de Mikel Fernández, sumado a que venía de gira a Valencia, me hicieron replantearme si debería darle una oportunidad y finalmente lo hice.
Mi actitud al entrar en el teatro era de “a ver qué me sueltan. Intentaré pensar que es un concierto de canción tras canción y no esperaré más”. En el vestíbulo repleto de gente escucho: “¿Eres Paco?”. Son las hijas de una muy buena amiga mía que han ido ilusionadas a ver el musical y yo “creando afición” les recomiendo que la que tienen que ir a ver cuando venga es de la “Sonrisas y lágrimas” (The sound of music), que eso sí, es un musical.
La gente hace cola para hacerse fotos delante del cartel del musical que hay en el vestíbulo. Entro y me siento en la butaca. Faltan como quince minutos para que empiece el espectáculo. En un palco lateral han montado como una especie de radio, desde la que emiten para el público asistente y los locutores van lanzando lemas como: “Cada vez que digamos “a los hijos del rock and roll” “, todos debéis gritar “BIEN-VE-NIDOS”, levantando el puño con cada sílaba. Vamos a ver ahora los chicos, ahora vamos con las chicas, ahora los de general, ahora todos, a ver esas palmas VALENCIAAAAA. La gente está entusiasmada, corean cada canción que suena en la radio, mueven los brazos acompasados con las coreografías de las canciones que suenan, contestan a cada requerimiento de los locutores de la emisora y todo es una fiesta en la que se respira que vamos a pasárnoslo bien.
Por fin comienza el musical en medio de la algarabía del público, que acompaña con las palmas la obertura que mezcla muchos temas que han sido número 1 en la emisora de los 40 principales y así suenan desde “Monday, Monday”, “Eva Maria”, “Black is black”, “Soley soley”, o “Venus”, entre muchas otras. Un grupo de bailarines muy bien sincronizados, ejecutan las coreografías a lo largo de las tres horas que dura el musical, con mucha energía y entrega, haciendo que el público lo note y aplauda al final de cada número. El público aplaude tras cada canción, tras cada mutis de un actor con un chiste, tras cada oscuro para cambiar cualquier elemento del mínimo decorado…., quizá debería arreglarse de forma que enlace las acciones sin dejar al público “romper” tan a menudo con los aplausos el posible clima que genera la acción dentro de la obra.
Si a la obra le quitásemos todas las canciones, el argumento se entendería igual, ya que muchas de ellas están potenciando lo que se ha dicho en un diálogo. Ejemplo: Unos hijos quieren independizarse y vivir juntos en un piso más barato, pero el padre les dice que se irá con ellos. Los hijos le dicen que se van `porque lo que quieren es perderlo de vista, pero el padre se hace el sordo. Entonces el hijo le dice a su hermana: Vamos a cantárselo porque si no, no se entera: “Buscaré un hogar para ti, donde el cielo se una con el mar, lejos de aquí…..”. De forma que lo que podía ser un momento dramático y tenso, adquiere carácter de comedia y el público ríe. Muchas canciones el público las adivinaba antes de que comenzaran. Uno de los protagonistas ve como se marcha su novia Laura y la llama varias veces: Laura, Laura….. Laura no está, Laura se fue, Laura se escapa de mi vida….”
Cuando comienzan algunas canciones la gente las acompaña con las palmas y en ocasiones incluso cantan los estribillos, porque desde el principio ya se nos ha dicho que una parte fundamental del espectáculo somos el público y que podemos cantar, bailar y hacer palmas cuando nos apetezca, porque vamos a pasárnoslo muy bien y a disfrutar, sólo se nos advierte de que no se puede grabar o hacer fotos, que nos darán permiso para hacerlo en la despedida final.
Unos momentos funcionan mejor que otros y lo de las canciones metidas a martillazos, en ocasiones son un estupendo gag, porque es como confesar que no han intentado hacer algo serio integrado meticulosamente en la acción, sino más bien buscar el chiste o guiño, lo cual es de agradecer. El padre que aparece en la vida de sus hijos tras una prolongadísima ausencia, que cuando abren la puerta aparece vestido de azyl y rojo con cuatro gogos, cantando y haciendo la coreografía del “Superman” que popularizó Miguel Bosé y es un momento divertido. Otros ya no, como cuando los hijos le preguntan: “¿Dónde estuviste todo este tiempo?” y el padre canta “América, América, como un inmenso jardín eso es América. Cuando Dios hizo el Edén, pensó en América” y continua el diálogo de la obra, tras un fragmento de canción totalmente superfluo. Con haber dicho: “Estuve haciendo las Américas” sería suficiente, pero quizá el mayor problema de este musical es el uso y abuso de canciones para que el público las reconozca y las cante. Hay canciones incluso en inglés. Pero no engañan a nadie porque es lo que la gente que va, espera encontrar.
Los casi cien minutos de la primera parte, como es habitual se dedican a presentarnos a los personajes, en situaciones simpáticas, con muchas canciones y bailes, que hacen que todo sea como una fiesta del cole, con los amiguetes hablándonos de sus problemas con su entorno, hasta que al final del primer acto un hecho dramático deja a todo el público perplejo, porque es algo inesperado, para lo que no se ha preparado a la audiencia con todo ese ambiente gracioso y cachondo.
La segunda parte se insiste en el componente trágico, que se agrava aún más. No voy a entrar a destripar el argumento, aunque quien va a ver la obra creo que es lo que menos le importa de la misma. Tiene algunos momentos bien conseguidos como el de la despedida de solteros alternando con ellos a un lado del escenaro con una striper (Baila morena, Ella es un volcán, She drives me crazy) y ellas en el otro lado con un boy (Boys boys boys, Do you think I’m sexy, Mami qué será lo que tiene el negro, Hay que ser torero). Otro acierto el la ceremonia de la boda con el guiño del tema de la película de “Cuatro bodas y un funeral” y el cura ¡un chino!. En fin, funcionan mucho mejor los momentos cómicos que los dramáticos y el público sale contento de haber podido cantar “Amante bandido” o “Corazón partío”, dar palmas, escuchar las canciones que puede corear, etc. y la obra da todos los giros necesartios para tener un final Disney donde hasta los personajes malos se rediman y cada oveja termine con su pareja.
Otro de los detalles que ya he denunciado en esta página alguna vez es el desprecio hacia el público y los actores por no informar de quien interpreta cada personaje. En el tríptico-programa que puedes coger en la entrada te viene el reparto en el que te dicen que cada personaje lo interpretan o dos o cuatro actores, así que ni en la sala te lo advierten antes del comienzo ni en el vestíbulo hay un cartel indicando quien hace cada papel, así que me dirigí a la tienda de merchandasing en el intermedio y pregunto: “Oye, ¿donde se puede saber quien interpreta cada personaje?” y la chica me responde: “Se lo pone ahí” señalándome el tríptico y le digo: “Aquí pone que Joaquin lo interpreta Naim Thomas, Carlos Solano, Alejandro Vera y Xavi Navarro. ¿Quién lo está interpretando de los cuatro en esta función?”. Ella me contesta: “Xavi Navarro”. A lo que le digo: “Pues a eso me refiero. ¿Dónde está quien hace cada papel?”. Y me dice: “Traiga que se lo voy a marcar en el tríptico que lleva” y por eso supe que en la función del domingo 15 de Enero de 2012 a las 17 horas, los ocho personajes principales de la obra, que podrían haber interpretado cualquiera de los veinticinco que venían relacionados, fueron:
- Joaquin (Xavi Navarro)
- Chema (Alejandro Vera)
- Laura (Mayte Gete)
- David (Xavi Melero)
- Alex (Cristina Rueda)
- Mateo (Carlos Solano)
- Sara (Noemi Gallego)
- Arturo (Gerardo González)
- Cura (Marcos Zhang)
Resumiendo: es un musical jukebox que no engaña a nadie. Se lo toman con bastante humor, lo cual es bueno, mucho mejor que tratar de hacer creer que es algo trascendental. El nivel del grupo de baile, mejor que el de cantantes, donde alguna chica gritaba más que cantaba. El anuncio luminoso de Wortens en el escenario cada vez que simulaban que era de noche, era excesivo. La publicidad debe ser más sutil. El teatro estaba a tope, pero no creo que el público que acude a estos “musicales” se anime a probar en los “musicales” que marcaron las pautas y dieron nombre al género, cuyo término “musical” cada vez está más adulterado.
MÚSICA: Varios
Han sacado en audio el CD con el reparto que estrenó el musical en Madrid y también tienen a la venta un doble CD que lleva las versiones originales de las canciones que dieron origen al musical, por sus intérpretes originales.
Uff, definitivamente paso mil de musicales jukebox y de éste en particular. Prefiero seguir ahorrando para El Rey León y rezar para que Hairspray de señales de vida.