
FEELGOOD
Entrar a ver esta obra de teatro es, como zambullirte en la oficina de prensa de un partido político, donde los expertos en “transmitir” están preparando el discurso del Presidente del Gobierno de un país que no se especifica, que va se dirigirirá a sus afiliados y claro está, será una plataforma ideal para hablar y convencer a la nación de que en sus manos está el mejor futuro posible.
Sabemos que hay toda una serie de técnicas que saben cómo utilizar la imagen y el lenguaje de nuestros políticos, para que lleguen a la mayor cantidad de posibles votantes y poder adjudicarse sus votos, que les ayuden a permanecer en su poltrona de poder, donde todo el que la ocupa se resiste con uñas y dientes a abandonarla.Con sólo leer los titulares de la misma noticia en diferentes periódicos, nos damos cuenta de la manipulación que tratan de ejercer los medios sobre la opinión pública, aún así resulta inquietante ver cómo nos presentan en esta obra como lo más habitual, la importancia del uso de una palabra en vez de otra en un discurso, para atraer a un colectivo de votantes, o el terrible hecho de ser capaces de provocar una noticia horrible, para desviar la atención de na noticia que interesa difuminar y restarle notoriedad.
Ambientada en un país indefinido, pero que nos resultaría demasiado familiar a muchos ciudadanos de diferentes países del globo, donde vemos que ningún político dimite, por más que lo pillen en falta, o la corrupción entre la clase política que desvía contratas a empresas propias, o acepta el pago de viajes de placer como contraprestación de servicios prestados, o para esconder a alguien incómodo del coso de los periodistas, por no hablar de temas mucho más graves, que no desvelaré para no reventar sorpresas a futuros espectadores de la obra.El ritmo de la obra es frenético, los diálogos se solapan, el estrés es palpable desde los primeros minutos y todos los actores están estupendamente dirigidos, aunque resaltaría la naturalidad y espontaneidad de Jorge Usón, en un papel secundario al diría que sabe sacar mucho más de lo que podría dar de sí su personaje.
Leo en el programa de mano que se nos entrega a la entrada, que la compañía de actores que hicieron recientemente “Todos eran mis hijos“, con Carlos Hipólito, Frank Perea y Manuela Velasco de cabeza de cartel, crearon tal vínculo de familia entre todos ellos, que querían volver a trabajar juntos y buscaron un texto para poder reunirse de nuevo, encontrándolo en esta obra en la que se las han ingeniado para contar con Hipólito, aunque en una intepretación grabada.TEXTO: Alistair Beaton – Periodista escocés ganador del Premio Evening Standard del 2001 y nominado a los Premios Olivier como Mejor Comedia del año, por este obra.