EL NOMBRE
La nueva comedia francesa sigue presente en nuestras carteleras, de forma que si echamos la vista atrás, así a bote pronto, nos damos cuenta de que en el último año, han pasado por nuestros teatros obras como “La cena de los idiotas“, “A un Dios salvaje“, “Una boda feliz“, “Hora y media de retraso“, “Los hombres no mienten” o “Una semana nada más“, que casi siempre suelen seguir una misma pauta, un único escenario, un reducido plantel de actores y una reunión aparentemente tranquila entre amigos, que va a desembocar en un castillo de fuegos artificales.
La fórmula funciona y Gabriel Olivares que ya puso en marcha dos de los títulos comentados antes, ahora nos trae “El nombre” de Matthieu Delaporte y Alexandre De la Patellière, que se estrenó en París en el 2010 con gran éxito y fue llevada al cine en el 2012, casi con el mismo reparto que la estrenó en París en teatro y de nuevo volvió a arrasar en las taquillas del país vecino, sin embargo la película se estrenó en nuestro país, pero pasó bastante desapercibida.
Ahora nos llega la versión teatral, adaptada por Jordi Galcerán, que pudo verse en Barcelona protagonizada y dirigida por Joel Joan con bastante éxito, que ahora llega a Madrid en español, con Amparo Larrañaga, Jorge Bosch, Antonio Molero, César Camino y Kira Miró en el reparto y bajo la dirección de Gabriel Olivares.
El arranque de la obra es de lo más normal una cena en casa de Isabel (Larrañaga) y Pedro (Molero), a la que acudirán Vicente (Bosch), hermano de Isabel, con su mujer Ana (Miró), que está esperando un hijo y Carlos (Camino), un amigo común de los cuatro. Ante la noticia de que ya han visto la ecografía del bebé, surge la pregunta de qué nombre se le va a poner a la criatura ….. y ahí estalla todo. Los comentarios a veces intencionados y otras inocentes, van desatando un rifirrafe de dardos en todas direcciones que no pronostican nada bueno.
El tratamiento dado a la película, supongo que igual que a la obra de teatro original es de comedia agridulce, de esas que nos provoca la sonrisa, pero cuando cae el texto en manos de Galcerán, los diálogos tendrán el mismo sentido, pero las frases son triplemente divertidas. Me ocurrio lo mismo cuando vi su versión de “Conversaciones con mamá“, en la que sabe tomar la receta y con los mismos ingredientes, elabora un plato mucho más sabroso. Ver la película doblada o ver la obra de teatro, sería como ver la fotografía de un delicioso pastel en un escaparate o darle un bocado y paladearlo lentamente.
A la perfección del libreto hay que añadir la certera dirección de actores de Olivares, que sabe potenciar la vis cómica de cada uno de ellos, dar el tono justo a las frases y mantener ese pulso con el público, que sintoniza desde el principio con la situación y los personajes, sintiendo que podríamos ser cualquiera de ellos, esos seres aparentemente felices, porque todos tienen algo o mucho que callar.
El guión, como un alud de nieve, va tomando más y más fuerza y las carcajadas se atropellan unas con otras, a pesar de que lo que sucede en escena no es precisamente cómico y aqui está la inteligencia del texto, capaz de hacernos reflexionar desde el humor, a la vez que plantearnos momentos serios, en los que alguno de los protagonistas reclama su derecho a ser respetado, sin ser juzgado y menos por los que se dicen amigos.
La puesta en escena, la utilización del espacio, así como las proyecciones en el prólogo y epílogo de la historia (algo que ya se va convirtiendo en marca de la casa del Teatro Maravillas), hacen de esta una comedia descacharrante, pero que invita a pensar.
TEXTO: Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière
VERSIÓN: Jordi Galcerán
DIRECCIÓN: Gabriel Olivares
las fotos de la producción española son de Sergio Parra
Os dejo una entrevista con Jordi Galcerán a raíz del estreno de la obra en Madrid