MARES I FILLES
“Mares i filles” (Madres e hijas) es un musical en catalán de Clara Peya y David Pintó, en el que ella ha escrito la música y él se ha ocupado del texto, creando un espectáculo en el siglo XXI, de los que hacía mucho tiempo no se escribían para la escena, donde la música arranca en la obertura y no cesa de sonar hasta el final, en el que además todos los diálogos son cantados.
La acción tiene lugar en el amplio salón de una casa, al que asistimos como testigos mudos de las relaciones entre una madre y una hija, que sienten temblar la tierra bajo sus pies, cuando la hija comunica a la madre, que se marcha de la casa para vivir su vida y donde una y la otra manifestarán su agradecimiento mutuo por los muchos momentos de ternura vividos, pero también justificarán sus comportamientos a lo largo de toda una vida.
Poco más de una hora necesitan los autores para que entendamos mejor a esa madre, que se resiste a vivir separada de su hija y comprendamos porqué la hija necesita volar por sí misma y aprender como dice Serrat de los hijos en su canción “Esos locos bajitos”: que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós”.
Clara Peya es una jovencísima autora, que desgrana con virtuosismo al piano, sin necesidad de partitura, la música que ha compuesto para esta historia, que como si de una banda sonora se tratase, subraya la fragilidad de las relaciones entre madre e hija, para montarse acto seguido con ellas en una descontrolada montaña rusa de emociones, en las que la música se ocupa de acompañar a las dos mujeres en sus silencios y miradas, así como en todos sus diálogos cantados, más que en intentar construir melodías pegadizas y agradables al oído, aunque estas lleguen solas por la belleza y armonías de las voces de las protagonistas, que casan tan bien juntas.
Mariona Castillo es la hija que toma la decisión de volar por sí misma y Nina es la madre que recibe la noticia como un bofetón, porque no puede imaginar qué va a ser de su vida, cuando su hija abandone el nido . Las dos actrices vuelven a reunirse como madre e hija, tras su experiencia hace 10 años en “Mamma mia“, cuando se estrenó en España. Ambas están magníficas, interpretativa y vocalmente. Cada gesto de su cara y su cuerpo, nos transmiten el dolor o la rabia, la alegría o la nostalgia, que respiramos con ellas, agazapados en nuestras sillas, como polizones de su intimidad.
David Pintó es la cuarta pata de esta mesa, que además de aportar la idea original del espectáculo, escribió con una mujer esta historia de mujeres, que a buen seguro hubiera sido distinta de haberlo hecho con un compositor y haber puesto las canciones sin una línea de diálogo hablado, en boca de dos hombres, normalmente mucho más parcos a la hora de dejar aflorar nuestras emociones.
Es un muy digno musical representado en una sala off, llamada así por el reducido número de butacas que tiene, en el que la utilización del espacio escénico es otro logro, sabiendo repartir la acción en los diferentes puntos de la estancia, para crear diferentes atmósferas, en las que juega una labor importante el uso de la iluminación de Xavi Gardés, remarcando con sus luces y sombras, los momentos de felicidad e intimidad, o las batallas y reproches entre las protagonistas.
Es muy esperanzador reafirmar nuestra creencia de que tenemos en nuestro país gente joven y capaz, con valía y coraje suficientes para acometer tareas como la presente, dispuestos a arriesgarse supliendo la falta de medios con un derroche de creatividad, para construir espectáculos de los que saben llegar al corazón, partiendo desde cero. Me gustaría que este trabajo se adaptase al español, para que a la vez que pudieran disfrutar de él mucha más gente, animase a otros autores y productores a bucear por este camino.
Música: Clara Peya
Libreto: David Pintó
No existe CD con el audio del musical.
Os dejo unos videos promocionales de la obra: