
LA VIDA ES SUEÑO
¿Qué hace de “La vida es sueño” de Calderón de la Barca un clásico?. ¿Dónde está la clave para que desde su estreno en 1635 haya conocido múltiples versiones dentro y fuera de España?. Como buen clásico teatral es atemporal porque los problemas o preguntas que cuestiona sigue vigentes y vivos siglos después y por ello la recuperan constantemente los mejores directores y actores para beber de ella y ofrecer su personal visión al espectador.
Descubrí el texto de Calderón hace muchos años en la adaptación para el cine titulada “El príncipe encadenado” dirigida por Luis Lucia en 1960 en color, si bien en mi caso fue a través de un pase televisivo, cuando todavía no existía el color en las teles domésticas y recuerdo que me impactó aparte de los parlamentos de los actores los escenarios de la Ciudad Encantada de Cuenca y siempre me quedó la espina de no haberla visto en teatro.

Blanca Portillo fue Segismundo en 2012
Por una u otra razón siempre se me escapó y con bastante tristeza el no haber podido ver la dirigida por Helena Pimenta en 2012 donde el príncipe Segismundo era interpretado por Blanca Portillo, con la que ganaría el Fotogramas de Plata y el de la Unión de Actores, aparte de la rendición a su trabajo por parte de la crfítica y público que pudo conseguir entradas para verla.
La última propuesta de Moma Teatre es la adaptación del texto de Calderón de la mano de Carles Alfaro y Eva Alarte en la que reduciendo el texto a sólo cuatro personajes intentan transmitir la belleza de los monólogos y versos inmortales de la pieza pero que resulta demasiado austera y el escenario se convierte en un espacio frío y enorme para una acción en la que a veces sólo hay un intérprete en ella.

Alejandro Saá y Enric Benavent en la versión de 2017
Tras el monólogo inicial de Basilio (Vicente Fuentes) la trama se va tornando densa con tanto parlamento al haber eliminado escenas de acción y personajes relevantes como Astolfo y Estrella con las subtramas que conllevan o los tintes cómicos que aportaba el personaje de Clarín, aparte claro está de los versos que a cada uno se les adjudicó el texto. La puesta en escena es demasiado minimalista para mi gusto y el enorme cubo transparente donde se desarrolla toda la acción no me da en ningún momento sensación de aislamiento.
El sonido fue otro talón de Aquiles para la representación, al menos desde mi butaca en un palco donde las partes amplificadas sonaban demasiado metálicas y desorientaba, además de que los quiebros y matices en los monólogos de un Segismundo (Alejandro Saá) que transita su personaje entre la locura, el miedo o la confusión hacían que se perdiese parte del texto, destacando un Clotaldo (Enric Benavent) y Rosaura (Rebeca Valls) que se convirtieron en los intérpretes más sólidos de la función.

Alejandro Saá con Rebeca Valls en la versión de 2017
El texto sigue impecable casi cuatrocientos años después y merece la pena volver al teatro para escuchar frases como:
- “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción, una sombra, una ilusión, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”
- “En comunidades siempre el traidor es el vencido y el leal es el que vence”
- “En lo que no es justa ley, no hay que obedecer al Rey”.
TEXTO: Pedro Calderón de la Barca
DIRECCIÓN: Carles Alfaro
La obra está publicada en libro y también editada en DVD de un estudio 1 de 1965 con Julián Mateos y Jaime Blanch de protagonistas
Terminamos con un video promocional de la versión de Moma Teatro
otro video con un fragmento del monólogo de Segismundo con Blanca Portillo
También está en la red el estudio 1 de 1967 con Julio Núñez, Fiorella Faltoyano y José María Cafarell entre otros