TODO EL TIEMPO DEL MUNDO
Pablo Mesiez es un actor, dramaturgo y director teatral argentino que lleva más de diez años involucrado a la escena, incluso ejerciendo de docente en sus talleres que poco a poco ha ido labrándose un camino que le llevó a lo más alto de la popularidad al dirigir la obra de Alberto Conejero “LA PIEDRA OSCURA” con la que ganaría cinco premios Max incluidos el de Mejor espectáculo teatral, mejor dirección y mejor autor.
Desde entonces su actividad sigue sin reposo y echando la vista atrás, sólo durante el año pasado dirigió en Madrid en el Teatro de La Abadía “He nacido para verte sonreír” del argentino Santiago Loza y “Bodas de sangre” de Lorca en el CDN, además de estar preparando para estrenar en Febrero su última obra como autor y director “El tiempo que estemos juntos” para el Teatre Lliure de Barcelona, sin contar con la gira de la obra que nos ocupa que estuvo en el Teatro Pavón de Madrid del 10 al 28 de Enero de 2018.Tenía curiosidad por ver su trabajo como autor y lo cierto es que no sé si esta obra es la más representativa de su estilo, pero para mi conecta con ese universo mágico en el que “todo puede ocurrir” y así el autor nos sitúa en una zapatería de señoras, en la que cada noche, cuando el propietario señor Flores se queda solo y trata de cerrar para marcharse a su casa, se presentan de improviso los personajes más desconcertantes, con una seguridad sobre ellos mismos que apabulla al protagonista y los atiende, siendo testigo de las más increíbles historias.
Así amparados en la soledad de la noche y en la tranquilidad de la zapatería van desfilando personas que forman parte del pasado, presente y futuro del protagonista, jugando con la línea del tiempo desconcertandole hasta el punto de que a la mañana siguiente duda si ha sido un sueño o no y teme quedarse solo cada noche porque sabe que se le irán presentando más personas y así llegará desde su madre embarazada de él mismo, su hija, su hermano, su futura mujer, una pareja de novios, etc. stc. dando lugar a toques de comedia que alterna con otros de gran carga emotiva como son los largos discursos de su dependienta Nené (María Morales) y el propio señor Flores (Iñigo Rodriguez Claro), para mi gusto lo mejor de la obra, que vienen a remarcar la idea de que hay que vivir el presente sin olvidar el pasado.El autor en el programa nos plantea las siguientes cuestiones sobre la importancia de mantener viva la memoria:
“¿qué pasa si algo que ocurrió en nuestro pasado lo olvidamos y ningún testigo lo recuerda?”
“¿qué pasa si algo que sucedió todo el mundo lo olvida?, “¿se podría decir entonces que sucedió?”, “¿Dónde está?”. “Si todo el mundo olvida algo, ¿es como si ese algo estuviera muerto, como si nunca hubiera existido?”.
El enfoque de la historia que a primera vista parece muy interesante, para mi gusto resulta bastante confuso y difícil de seguir por los saltos que va dando en el tiempo, por lo fantástico de la historia y por jugar con diferentes personajes y situaciones que no se terminan de entender, quedando a la salida lagunas que no sé si sería el objetivo del autor dejar esa sensación de falta de memoria u olvido de cada individuo, con algunos instantes de su pasado, pero creo que es una lástima, porque con algunos pequeños detalles añadidos, hubieran hecho de ella una obra mucho mejor que podría enamorar a las masas.El apartado técnico es excelente tanto la escenografía de Elisa Sanz con esa zapatería elegante que me recordaba la perfumería de “El bazar de las sorpresas”, la iluminación de Paloma Parra y por supuesto el estupendo trabajo de los actores Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, Oscar Velado, Jose Juan Rodríguez, Mikele Urroz y los dos protagonistas ya citados anteriormente Íñigo Rodríguez Claro y María Morales.
TEXTO Y DIRECCIÓN: Pablo Mesiez
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