CRIMEN Y TELÓN

Han vuelto. Los chicos de Ron Lalá fieles a su estilo, han dado un salto adelante en el tiempo para venirse a una época más cercana, o quizá a un futuro tenebroso y globalizado que nadie queremos que llegue. En esta nueva propuesta se han decantado por el “thriller” o “novela negra” que tan buenos resultados ha dado al cómic o el cine y que ellos han filtrado en una trama de intriga involucrando a los espectadores a resolver el asesinato del teatro y la desaparición del cadáver ante sus ojos.

La habilidad de la compañía para contagiar a los espectadores el amor por la poesía y el teatro clásico, la han conseguido tras años de ganarse la confianza de un público, que se rindió a sus anteriores trabajos “SIGLO DE ORO, SIGLO DE AHORA” (Folia), “EN UN LUGAR DEL QUIJOTE” o “CERVANTINA“, por citar los más recientes y ahora van un poco más allá o más adentro, con esta obra de teatro dentro del teatro, donde el recinto y los espectadores somos parte de la acción, aparte de testigos y sospechosos del crimen.

En la sociedad futurista a las que nos transporta la acción el poder ha prohibido cualquier tipo de arte, lo cual desatará la adicción de algunos a los libros o la poesía como ocurría en “Farenheit 451”, pero esta sociedad va  más allá y se trafica con la música, la pintura o la escultura. El Gobierno ha prohibido determinadas palabras como “poesía” o “romance” y los detectives Noir y Blanco compiten en una carrera por descubrir al culpable del asesinato del teatro.

La trama es una inteligente excusa, para desde el humor dar una master class al espectador, con un repaso a los grandes misterios a resolver en la historia del teatro desde Edipo a Hamlet, pasando por otras figuras como Ulises, Julieta, Lady Macbeth, Segismundo, Julieta o La dama duende de Calderón, con una puesta en escena aparentemente sencilla pero efectiva y con un diseño de luces que juega muy bien a su favor.

Un texto muy bien escrito para dejar que la dramaturgia funcione gracias al trabajo del regidor, técnico de sonido y técnico de luces, haciéndolos visibles al público para que los conozca, porque habitualmente son elementos imprescindibles para que la magia del teatro ocurra y que siempre permanecen ocultos. Además  introducen sabiamente en el texto palabras como proscenio, hombros, utileria, atrezzo, etc sin dejar de jugar en ningún momento con el humor y el espectador. Es lo difícil enseñar jugando, sin que se note que estás dando una clase.

Ah, y con música, original en directo. Han incluido algún que otro medley o morcilla de temas archiconocidos, con su estilo humorístico, que el público aplaude corea y al final hasta nos hacen cantar una canción. Son noventa minutos de un ritmo vertiginoso, en esta declaración de amor al teatro, por estos chicos de Ron Lalá que consiguen infectar al público en cada función.

Siguen de gira……. No os la perdáis

TEXTO: Alvaro Tato sobre una idea colectiva de Ron Lalá
DIRECCIÓN: Yayo Cáceres 


El texto de la obra está editado por la Editorial Antígona y se vende en el mismo teatro

Terminamos con unos videos promocionales del espectáculo

 

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