EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES (Sunset Boulevard)
Billy Wilder escribe con su colaborador Charles Brackett la que sería su última película juntos. Es un retrato despiadado del mundo del cine, de lo efímero de la fama. El guion es una pieza de orfebrería. Nos muestra sin tapujos esos personajes con los que la vida ha sido muy cruel. Desde el director de cine convertido en mayordomo, a la estrella ahora olvidada por el público, que vive encerrada en su mansión, soñando con volver a sus días de gloria, o el escritor novel que se deja seducir para sobrevivir. La película es contada por el protagonista, que aparece flotando muerto en la primera escena de la película.
Hoy día la película está considerada un clásico del cine, pero cuando Wilder quería dirigirla no lo tuvo fácil. Ofreció el papel de Norma Desmond, la actriz de cine mudo venida a menos, a Mae West, Greta Garbo o Mary Pickford, que rechazaron el papel hasta que convenció a Gloria Swanson. Algo parecido ocurrió con encontrar a Joe Gillis, el joven guionista que Montgomery Clift, Marlon Brando o Fred McMurray rechazó interpretar un personaje sin escrúpulos morales hasta que un casi desconocido William Holden lo hizo y se convirtió en un amuleto para Wilder que lo eligió para otras películas.En el reparto además de Nancy Olson como la guionista Betty Shaeffer y Erich Von Stroheim como el chófer y mayordomo de Norma Desmond, Wilder consiguió que aparecieran en cameos gente icónica del mundo del cine, interpretándose algunos a ellos mismos como Cecil B. DeMille, Hedda Hopper, Buster Keaton, H.B. Warner, Ray Evans o Jay Livingston.
Tras un pase privado de la película Wilder tuvo que soportar insultos como el del directivo de la Metro Goldwyn Mayer que le dijo: “Has deshonrado a la industria que te hizo y te da de comer. Deberías ser enterrado y expulsado de Hollywood”. A lo que se cuenta que Wilder le respondió: “¡Vete a la mierda!”. El guion contiene un buen puñado de frases míticas: “Yo soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas” o “Y ahora Sr. DeMille estoy lista para mi primer plano”. Con semejante guion se intentó en varias ocasiones convertirla en musical teatral. Desde la propia Gloria Swanson llegó a grabar alguna canción con vistas a producir la obra a Stephen Sondheim, Harold Prince, John Kander & Fred Ebb, todos lo intentaron sin encontrar la forma. Andrew Lloyd Webber tras mucho tiempo tras los derechos de la obra se hizo con ellos y compuso el musical, considerado uno de los mejores de su carrera.
La película está en FILMIN