Los amantes de las películas de James Bond no aceptaron que Sean Connery dejase el personaje y cuando George Lazenby protagonizó esta película, le llovieron criticas de todo tipo, intentado (y lo consiguieron), que no volviese a protagonizar ninguna película de 007, pero el tiempo ha colocado a cada uno en su lugar.
Este James Bond es mucho más fiel a la novela de Ian Fleming. Un 007 que no se vale de gadgets y afronta los problemas con sus habilidades personales. Un Bond mucho más humano, que hasta se enamora y se casa, algo comprensible si ella es Diana Rigg, en la cúspide de su juventud y belleza, que además está a la altura de lo que demanda su personaje, la rebelde Tracy. Por primera vez teníamos una persecución en la nieve, algo que se repetiría más tarde en otras películas de 007.
Pero además está la joya de la corona. “We have all the time in the world”. El último tema que grabó Louis Armstrong. Una maravillosa canción que acompañaba los momentos románticos de la pareja protagonista. Las letras de las canciones son de Hal David, el letrista de los grandes éxitos de Burt Bacharach y la película sigue siendo una rara pieza dentro de la serie de James Bond, por supuesto una de las favoritas de los amantes del agente secreto doble cero.