Es el debut del actor argentino Juan Diego Boto en la dirección de un largometraje. Se encargó de escribir el guion junto con su pareja, la periodista Olga Rodríguez y una vez terminado se lo dio para que lo leyera Penélope Cruz, que en cuanto lo terminó le dijo que quería estar en la película, pero que ya era hora de que Juan Diego Boto se pasase a la dirección y así tenemos a Penélope ejerciendo de productora y a Juan Diego como guionista, actor y director de su película.
La película tiene un ritmo muy ágil mientras alterna las historias individuales de varios personajes, que mediante un elaborado montaje en paralelo, no da respiro al espectador, que no se pierde en ningún momento y empatiza con el drama que vive a través de la pantalla. La película no cuenta nada nuevo. Es algo que hemos visto miles de veces en los telediarios, pero aquí te muestra unos personajes de carne y hueso y te hace empatizar con ellos. No es la nota de prensa fría ni la voz en off sobre unas imágenes.
Penélope Cruz está impresionante como esa mujer luchadora en un barrio pobre, que ha trabajado un acento en los diálogos muy diferente al suyo. Brutal. Luis Tosar es el sindicalista comprometido que quiere arreglar el mundo y es la pieza que necesitan muchas personas para poder seguir. Juan Diego es el marido que perdió su trabajo y cobra una miseria viendo que su mujer es la que mantiene su hogar. Christian Checa es el hijastro de Tosar que le recrimina estar dispuesto para ayudar a todos, menos a los suyos. Repito, personajes de carne y hueso. El cine como testimonio de lo que ocurre en un país en un momento determinado.