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CARLOS HIPÓLITO, 2013

Nos encontramos con el actor Carlos Hipólito en el Teatro Coliseum, donde está representando al Capitán Von Trapp, en las últimas funciones de “SONRISAS Y LÁGRIMAS” en Madrid, tras más de 15 meses desde su estreno en Tenerife.

LOVE4MUSICALS.- Oh Capitán, mi Capitán Von Trapp. Como gran conocedor de la profesión que has trabajado en cine, teatro y televisión y con muy buenos directores como Pilar Miró, Carlos Saura, Miguel Hermoso o José Luís Garci que te llama casi en cada película que hace, como si fueras su amuleto, me gustaría que me dijeras ¿qué diferencias como actor encuentras en cada uno de los medios?. ¿Hay alguno en el que te encuentras más a gusto?.

CARLOS HIPÓLITO.- Básicamente, el trabajo del actor no difiere mucho en cuanto a la esencia, que se supone que es construir un ser humano, crear un personaje con sus contradicciones, que sea reconocible en sus comportamientos. Fundamentalmente, para mí, el trabajo es conseguir que el público no solamente me escuche y me vea, sino que sienta y piense conmigo, que se imagine lo que le pasa en las escenas que no está en escena, que el público viva con ese personaje, preguntándose lo que está pensando mientras le escucha decir lo que está diciendo. Ese es para mi el trabajo del actor,  por lo que construir un personaje es lo mismo en un medio que en otro. Lo que sí cambia es la mecánica, la técnica.

Cada medio tiene cosas apasionantes. El teatro es evidente que tiene la reacción inmediata del público a lo que estás haciendo. A tí te llega la energía desde el patio de butacas, de una manera brutal, en el momento real en el que estás haciendo el trabajo y eso te ayuda a reconducirlo en una u otra dirección. Y tienes también esos momentos mágicos en los que notas que estás conectando con el público, entonces, claro está te sientes el rey del mambo. Te dices: “Este silencio puede durar lo que yo quiera”. Eso, sólo te lo da el teatro.

Carlos Hipólito en la versión para teatro de “Glengarry Glen Rose”

El teatro como intérprete también te da algo magnífico, que es la correlación cronológica ordenada del personaje. Haces un personaje que empieza de una manera, le ocurren cosas, va reaccionando a ellas y consecuentemente se va transformando y sufriendo una serie de transiciones. En el cine o la televisión se rueda en desorden, lo cual para los actores es una locura, porque puedes interpretar por ejemplo, a un tipo al que al principio no le pasa nada y que al final de la historia acaba totalmente trastornado, y lo más probable es que empieces a rodar por el final y lo que estás rodando el primer día, está ya codificando y condicionando todos los momentos anteriores del personaje, que tendrás que rodar mucho después. Ese desorden cronológico te obliga a tener muy claro y estudiado el personaje, porque no se trata sólo de reaccionar a las provocaciones que te van dando, sino que tienes que saber llevar un raccord, una continuidad no sólo física de la que ya se encarga la script, sino emocional.

El teatro también te obliga a afinar más el instrumento de la voz, en el sentido de que tienes que comunicarte con una sala, que a veces es pequeña pero otras muy grande, por lo que debes utilizar unas técnicas que en cine o televisión no son necesarias, como es proyectar la voz para que llegue hasta el último rincón del teatro, pero sin gritar y haciendo que un susurro, se pueda oír desde el último piso sin que sea un grito. Esa es una técnica que debería tener todo aquel que hace teatro.

Elsa Pataki, Fernando Delgado, Beatriz Carvajal y Carlos Hipólito en la película de José Luis Garci “Ninette”

¿Qué tiene el cine de maravilloso?, generalmente, mucho tiempo para preparar cada plano. El personaje se cuenta de una manera más lenta, no es como en la televisión que haces muchas secuencias al día. En cine al hacer menos, puedes preparar mejor cada momento, eligiendo qué quieres contar en cada plano en función de si es un plano medio o un plano corto, en el que puedes explicar muchas cosas haciendo muy poco, ya que te permite mucha economía gestual. En cine, básicamente, lo que tienes que hacer es saber qué es lo que tienes que pensar, porque la cámara es una lupa que muestra lo que estás pensando. La maravilla del primer plano te permite contar tantas cosas, con tal economía y puedes ser tan sutil, que es maravilloso. En cine, casi no hay que actuar, en teatro quizá tampoco, pero eso ya son teorías mías.

En cuanto a la televisión es un poco como el cine, pero más apresurado, ya que no te permite tanto tiempo de elaboración y tienes que llegar con los deberes mucho más hechos, o por lo menos con el suficiente background, para poder reaccionar a propuestas muy rápidas, pero claro, la televisión llega a tanta gente, que lo mejor que tiene es, que consigues conectar con muchísima más gente en menos tiempo, así que cada medio tiene sus cosas buenas.

Pero ¿qué tiene de malo el teatro?: la disciplina. Es el medio más duro en mi opinión, porque aunque en el cine a veces se pasa mal, porque se rueda en circunstancias atmosféricas complicadas, con mucho frío, o tú puedes encontrarte mal, lo más duro del teatro no es que debas repetir lo mismo cada día, sino que te pase lo que te pase, a la hora de la función hay que estar impecable y un día de rodaje se puede cambiar pero una función de teatro no.

Miguel Angel Solá y Carlos Hipólito en la serie televisiva “Desaparecida”

¿Y algo malo del cine? Pues piensa lo siguiente: ¿Qué ocurre si un día metes la pata en el teatro y lo haces mal?, pues que has hecho el ridículo delante de 300, 500 ó 900 personas vamos a poner, pero amigo, como lo hagas mal en un plano que quede, eso se lo pueden enseñara tus nietos. Es para toda la vida y ahí se queda.

L4M.- Hoy después de toda una carrera a tus espaldas llena de premios, puedes permitirte escoger tus trabajos. ¿Qué es lo que buscas en un proyecto, para involucrarte en él?.

CH.- Cuando debo elegir un papel no me fijo en si es cine, teatro o televisión, sino que busco el personaje me apasione, que sienta que tengo cosas que aportar y esté metido dentro de una historia que cuente cosas que quiero contar, es decir, que yo esté de acuerdo con el mensaje que se manda y que todo forme un paquete dentro de un equipo interesante. Pero básicamente es el personaje, la historia y la gente con la que tengo que estar.

L4M.- Mi primer recuerdo tuyo consciente sobre un escenario fue aquí en Madrid, en “Arte“, donde estabas con José María Pou y José María Flotats. Nominados los tres al Premio como mejor actor del año, que finalmente te llevaste tú y que si no estoy mal informado, no fuiste la primera opción para el papel, en el que todo hay que decirlo, los tres estabais soberbios.

CH.- Muchas gracias. Efectivamente no fui la primera opción para el personaje y el montaje de Flotats fue el que más le gustó a Yasmina Reza. La autora había visto la obra en Londres, Buenos Aires, Broadway, Berlín… pero Flotats no le dio el toque de comedia de bulevar que le dio otra gente.

José María Pou, Jose María Flotats y Carlos Hipólito en “Arte”

L4M.- ¿Dirías que fue tu primer papel importante?.

CH.- No, para nada. Fue, seguramente, el primer gran éxito comercial y no sé si eso es lo importante. Para mí, importante es el papel que me aporta más cosas. En ese caso, la obra me dio la oportunidad de trabajar con José María Flotats que es un director que siempre había admirado y me hacía mucha ilusión trabajar con él y por otro lado, compartir escenario con dos buenísimos actores, lo cual aparte de cimentar una buenísima amistad, sirvió para hacerme crecer como intérprete y en eso sí fue importante, pero el personaje como tal, no es de los que tuvieron más dificultad.

L4M.- El género musical no ha sido algo como muchos creen, que hayas descubierto en el último año en tu carrera, porque ya te vi en el Teatro de La Latina hace mucho tiempo en “Historia de un caballo“, con el fallecido Paco Valladares y me sorprendió el trabajo corporal extraordinario que había en aquella interpretación, donde conseguías que el público viese a través tuyo un caballo.

CH.- ¡Qué bueno!. Ese sí fue uno de los trabajos más difíciles que he hecho. Desde que empecé a dedicarme a esto, siempre intenté ser un actor lo más multidisciplinar posible y tomé muchas clases de canto, baile, interpretación, casi de todo… Luego la vida no me llevó por el musical, que es un género que siempre me ha apasionado, así que aquello se quedó aparcado, aunque cuando me ha tocado acercarme al género ya había una pequeña base sembrada, y lo que he hecho es recordar esas disciplinas, sin hacer falta empezar de cero.

Carlos Hipólito en “Historia de un caballo”

En “Historia de un caballo” hicimos un trabajo con un mimo maravilloso llamado José Piris, gran maestro de actores, especialista en mímica, que se formó con Marcel Marceau. A los que hacíamos de caballo en la obra, nos enseñó a buscar en nosotros la forma de movernos, que evocara la morfología de un caballo, que no tiene que ver nada con la del ser humano. Si te pones a cuatro patas, puedes ser un perro, un gato, pero nunca un caballo. Un caballo tiene un cuello enorme, una cabeza grande, un cuerpo larguísimo, unas patas….

Nosotros trabajábamos cosas como el aire que desplaza un caballo, el empuje que tiene, un pecho invasivo, con aquellas colas que llevábamos… Fue un trabajo apasionante, un personaje con una intensidad emocional brutal, que físicamente a mi me dejó baldado, porque mi columna sufrió, pero fue un trabajo precioso, que además supuso mi primer acercamiento al terreno del musical, género del que toda la vida he sido un enamorado. Soy un comprador compulsivo de Amazon…

L4M.- Ja, ja, ja. Bienvenido al Club…

CH.- Tengo por ahí cosas, que algunos amigos me han dejado y que son pequeñas joyas…

L4M.- El siguiente trabajo teatral en el que te veo es en “El método Gronholm“. Impresionante obra de Jordi Galcerán. Para mi, mil veces superior a la película y tu papel era un bombón envenenado, ya que tenías que hacer reír, llorar, incluso ser odioso, ¡y lo conseguías!. Desgraciadamente un tema el de la búsqueda de trabajo a costa de lo que sea, muy de actualidad hoy en día. ¿Qué fue lo que te atrajo de aquel personaje para aceptar el papel?.

Cristina Marcos, Jorge Bosch, Carlos Hipólito y Jorge Roelas en “El método Gronholm”

CH.- Siempre me ha gustado mucho Jordi Galcerán como autor. Ya había hecho antes “Dakota”, otra obra suya, quizá menos redonda en cuanto al texto, pero muy interesante. Jordi plantea situaciones muy cercanas a lo que pasa en la calle, dialoga como nadie y siempre les da un vuelo dramático muy interesante. “El método Gronholm” es una maravilla donde están armadas y dosificadas las sorpresas, para que el público nunca relaje la atención hacia el escenario.

Cuando leí la obra me dije: “Esto es un prodigio” y cuando me la ofrecieron me tiré de cabeza, porque me gustaba muchísimo ese personaje que aparentemente es de una pieza, un malo desagradable y antipático, pero al que pensé que se le podía encontrar la vuelta y la encontramos. Fue divertido hacer este tipo que va de chulo y está por encima de todo el mundo y del que al final descubres que es un pobre miserable, que está hecho polvo y hasta te puede conmover. Fue un trabajo muy bonito. Siempre son más interesantes los antihéroes, claro, porque tienen más recovecos, más zonas oscuras y esas son las que me gustan. Ja ja ja.

Fran Perea, Manuela Velasco, Gloria Muñoz y Carlos Hipólito en “Todos eran mis hijos”

L4M.- Hablando de antihéroes tuve la suerte de verte en Valencia recientemente en “Todos eran mis hijos“.

CH.- ¡Qué suerte he tenido!. ¡Qué personajes me han tocado!.

L4M.- Bueno, estamos hablando de cuatro trabajos tuyos y has hecho…. cuatrocientos…

CH.- He tenido suerte, ¿verdad?. Con esta obra, cuando me llamó Claudio Tolcachir, no me lo podía creer. Había visto “La omisión de la familia Colemann” con su compañía argentina y me dejó boquiabierto, fue de los espectáculos que más me han conmocionado últimamente y no podía creerlo, cuando meses después me llamó para ofrecerme el Joe Keller de “Todos eran mis hijos”.

Me fui a releer una versión que tenía en casa de la obra, porque aunque la conocía, hacía mucho que no la había visto y al leer la descripción de Miller sobre los personajes: “Joe Keller, hombre de 65 años…” pensé que me pillaba un poco joven…. “Alto, fuerte, robusto, una piedra….” y me dije: “Este hombre se ha equivocado, no puede ser que yo haga esto”.

Gloria Muñoz, Carlos Hipólito y Fran Perea en “Todos eran mis hijos”

Llamé a Claudio y le dije que me moría de ganas de trabajar con él, pero no podía hacer el personaje, porque me cargaría la obra, ya que estaba en las antípodas de lo que el autor pedía del personaje” y Claudio me dijo: “Pero pibe, que tontería, confiá en mi, que cho quiero que el padre sea más joven. Igual da que sea alto, bajo, gordo o flaco, vas a ser el papá..” Lo vi tan convencido que me dejé llevar y fíjate lo bonito que quedó al final.

L4M.- Recuerdo a Fran Perea que lo había visto en algún papelito en televisión y como actor me sorprendió y me gustó ver la química que había entre los dos, algún gesto aparentemente espontáneo, que daba prueba de la buena relación que habia entre vosotros, que incluso tras terminar la función, os seguía viendo como “padre e hijo” y me decía: ¡Que no!. ¡Que no son padre e hijo!

CH.- Ja, ja, ja. Fue muy bonito aquel trabajo. Formamos un equipo tan hermoso, que éramos una familia de verdad.

L4M.- Esta noche voy a las Naves del Matadero a ver “Feelgood” que la ha montado el mismo equipo.

CH.- Pues me vas a ver. No te digo más.

L4M.- ¿Cómo?. ¿Te da tiempo después de la función de “Sonrisas y lágrimas”?

CH.-Aparezco al final. Enlatado, pero aparezco.

con Angel Ruiz (de espaldas) grabando “La tribu de “Follies”

L4M.- Ja, ja, ja. Por cierto, hablando de trabajos enlatados, me encantó el documental que pasaron en TVE sobre “La tribu de Follies” en la que se os veía trabajando y me llamó la atención el grado de compañerismo existente, ensayabando canto con Ángel Ruiz, otro genio que no tiene todavía el reconocimiento que se merece dentro del teatro español.

CH.- Ángel Ruiz es un fenómeno y es mi profesor de canto.

L4M.- Hacer un musical como “Follies” ¿era para ti un reto?. ¿Qué primaba más trabajar con Mario Gas o estar en un musical “importante”?.

CH.- Las dos cosas. Trabajar con Mario era un deseo que tenía desde mucho tiempo atrás, porque había colaborado con él en algunas galas puntuales que organiza juntando actores y cantantes, para hacer un homenaje a Bertolt Brecht por ejemplo, pero nunca habíamos hecho un personaje juntos y eso era un sueño para mi. Además hacer un musical de Sondheim…no te lo puedo explicar…

Cuando Mario estrenó en 1995 por primera vez “Sweeney Todd“, me pilló casualmente ensayando con Adolfo Marsillach “El misántropo” en Barcelona y fui a ver el musical y me quedé estupefacto. Me dije: “Pero ¿qué es esto que acabo de ver?”, porque siempre había visto musicales edulcorados y encontrarme con aquello tan sarcástico, tan oscuro, tan maravilloso, con aquella música sublime… no te digo más, lo vi cuatro veces en dos semanas. Fui a Mario y le dije: “Si alguna vez vuelves a hacer algo de Stephen Sondheim, llámame por favor”.

Carlos Hipólito en “Follies”

Años después estaba haciendo “Arte” en el Tívoli de Barcelona y él estrenó enfrente, en el Teatro Novedades, “A little night music” con Constantino Romero, Vicky Peña, etc. y fui a verle y le dije en broma :”Pero, ¿cómo no me has llamado?” y me respondió: “Todo se andará”. Alguna vez comentamos hacer “Into the woods” y le decía “Quiero ser el panadero, quiero ser el panadero…” y cuando yo estaba haciendo “Todos eran mis hijos” en el Teatro Español, coincidí con Mario en el bar del teatro y me dijo: “Quiero hacer “Follies” y sólo tengo clara una cosa y es que Vicki y tú seréis Phyllis y Benjamin Stone”.

Curiosamente conocía la partitura, porque tenía el disco y aunque sabía más o menos de qué trataba, no conocía el libreto y cuando lo leí me dije: “Ben canta mogollón….” y le dije a Mario que no sabía si podría cantar tanto y que tendría que hacerme una prueba de canto y él me dijo: “¿Tú crees que lo puedes cantar…?” y le contesté: “Por tesitura creo que sí. Tendré que trabajar mucho pero tengo un año por delante y la voz es trabajo, siempre que tengas una base, claro. Trabajar mucho la técnica, que no todo es cantar, sino resistir. No hacerte daño en la garganta, en fin…. creo que lo puedo cantar, pero no sé si será como a ti te gusta”. A lo que me respondió: “Si crees que lo puedes cantar, confío en tu criterio. No voy a hacerte pruebas. Nos vemos el primer día de ensayos con el maestro.”

Viky Peña y Carlos Hipólito en “Follies”

Entonces me fui a ver a Ángel Ruíz y le dije: “¡Por favooor!” y nos pusimos a trabajar. Él me ayudó muchísimo, porque aunque tengo la voz muy trabajada por tanto teatro, la voz hablada no es lo mismo que la voz cantada, ni muchísimo menos, de hecho hay cosas que están en las antípodas. Comenzamos a trabajar y me costó, porque es muy complicado, pero tuve la gran ayuda de Ángel Ruiz y también de Antonio Moreno, gran pianista, con el que ensayaba mis temas de la obra. Fue un año intenso a base de tres clases semanales…

L4M.- Recuerdo haber oído a Ángel Ruíz decir que cuando empezasteis a trabajar llegaste sabiéndote todas tus canciones. Decía: ¡Todas!. ¡Se las sabía todas y en inglés el primer día!”.

CH.- Ja, ja, ja. Soy muy trabajador y no me gusta hacer las cosas a medias. Si creo que algo no lo voy a poder hacer bien, prefiero no hacerlo, porque soy un perfeccionista y me pasa lo mismo como espectador, me da mucha rabia cuando veo a gente que está a medio gas, por falta de trabajo, de esfuerzo, de entrega ese día, etc… porque para mi el escenario es sagrado. Pero si me pongo a hacer algo, no escatimo esfuerzo. Me puedo equivocar, hacerlo mal, meter la pata, pero no será por falta de trabajo. El primer día, cuando llegué a casa del director musical Pep Pladellorrens a ensayar, me temblaba todo. Me sentía pequeño, como una hormiguita y para cantar el estado psicológico es muy importante. Pensé: mal voy. Bueno, me senté a su lado y comenzamos a cantar todas las canciones, desde la primera a la última, que son complicadísimas de cantar, de difícil afinación…

L4M.- Pero que a los actores con toda la complicación que lleva os encanta cantarlas.

CH.- Es que en las canciones de Sondheim, tal como él las escribe, la música tiene algo que te empuja a decir esa letra, que te mete automáticamente en el texto. Las canciones de Sondheim son monólogos de un personaje, son periodos de transición cargados de un peso emocional enorme.

Carlos Hipólito y Vicky Peña en “Follies”

L4M.- El tema que hacías con Vicky de “Leave you?…”

CH.- Ese número es un monólogo que Vicki hacía de manera excepcional. Jane Maxwell que hacía ese papel en el montaje de Broadway con Bernadette Peters decía una cosa maravillosa: “Los personajes de “Follies” empiezan a cantar cuando ya no pueden seguir hablando”. Volviendo al primer día con el director musical, él no me decía nada, mientras yo pensaba: “Me van a echar”. Ja, ja, ja. Al terminar el tercer tema, me miró y me dijo: “Vamos a ver, Mario me ha dicho que tu no has cantado nunca y esto que es muy difícil, lo estás cantando muy bien” y le dije: “¿De verdad?. ¿Me lo dices en serio?” y entonces ya me fui creciendo en confianza, y cuando llegué al “Too many mornings”… ¡vamos!… Ja, ja, ja. O sea, que ha sido un proceso muy bonito.

L4M.- Un proceso que te ha llevado a conseguir una nominacióna los Premios Max como mejor actor por ese papel. ¡Mucha suerte!.

Carlos Hipólito es el Capitán Von Trapp en “Sonrisas y lágrimas”

CH.- Muchas gracias. Sigo con susto, porque cantar es una responsabilidad enorme y ahora cada día que salgo en “Sonrisas y lágrimas”, me sigue pasando, pero el cantar está empezando a ser un disfrute y no tanto un sufrimiento como al principio de “Follies”.

L4M.- Claro, hablas de tu papel como Capitán Von Trapp en “Sonrisas y lágrimas” (The sound of music), que vocalmente y como bailables, demanda muy poco en comparación con “Follies”.

CH.- Sí, no tienen nada que ver. Musicalmente es más sencillo, porque canta menos cosas y lo que canta está todo en una tesitura más media, mientras que en “Follies” y casi siempre con Sondheim en cada tema exige del intérprete que pase de la nota más baja, a la más alta de su registro. No tiene esta parte melódica más tradicional de Richard Rodgers & Oscar Hammerstein que te lo pone más fácil. Pero las canciones que canta el Capitán, están cargadas de emoción y cantar emocionado, con la lágrima cayendo, sin que se te quiebre la voz tampoco es tan sencillo.

L4M.- ¿Quién eligió a quien Jaime Azpilicueta a Hipólito o Hipólito al musical?.

CH.- Fue Jaime. Mucha gente pensará que me llamaron para “Sonrisas y lágrimas” tras haber hecho “Follies” , pero no, porque a mi me llamó Azpilicueta en verano del 2011 para ver si quería hacer el Von Trapp en el montaje que iba a prepararse y le respondí: “¿Pero cómo no voy a querer, si es la película de mi infancia?”.

L4M.- Le achacan que el argumento es muy rosa, pero con esa partitura, que en cuanto entras al teatro y arranca la orquesta con esa obertura, te dices: “Ya que me cuenten lo que quieran”.

CH.- La partitura es sublime. Ese “Cosas que me hacen feliz” (My favourite things), que la estoy oyendo cada día, me sigue encandilando. Bueno, y todos los otros temas, es una maravilla. Le dije que sí a Azpilicueta, pero cuando me contó las fechas, le dije que no podía porque tenía el compromiso de “Follies” y como “Sonrisas” tenía una gira previa era imposible, así que nos despedimos y me quedé sin hacer Von Trapp. Mira por donde a las dos semanas, me vuelve a llamar Azpilicueta para decirme que se han reunido los productores y me quieren para estrenar en Madrid y a ser posible antes en Bilbao y que cuándo podría incorporarme, para que un actor hiciese el papel mientras tanto.

Carlos Hipólito en “Sonrisas y lágrimas”

Me pareció un poco raro, pero pensé “Así se las ponían a Felipe II” y dije: “Por mi encantado, pero siempre que toda la compañía lo sepa desde el principio y no crean que llego para quitar el trabajo a un compañero” y así se hizo. De hecho, fui a la primera lectura de “Sonrisas y lágrimas”, antes de empezara ensayar “Follies”, en la que estuve hasta el final en Julio del 2012 y en Agosto me fui a Bilbao donde estrené “Sonrisas” y en Septiembre ya vinimos aquí a Madrid.

L4.- Termináis el 31 de Mayo de 2013 en Madrid y el musical viaja a Barcelona, donde se estrenará el 27 de Septiembre de 2013. ¿Estarás allí como Von Trapp?.

CH.- No, no puedo ir. Estaré aquí en otra obra de texto muy divertida y muy interesante, de la que aún no puedo hablar. En cuanto pueda, te lo cuento.

L4M.- Tras trabajar en un Sondheim y en un Rodgers y Hammerstein, cuando entrevisté a Silvia Luchetti, me dijo que os encantaría a los dos hacer “Next to normal“, un bombón pero todo un reto para los actores y cantantes.

Carlos Hipólito y Silvia Luchetti en “Sonrisas y lágrimas”

CH.- Eso sería un sueño. Pienso que es un musical difícil de hacer en España, porque económicamente no sé cómo respondería al público, aunque como obra es maravillosa, pero tendría que mirarme muy mucho con mi profe, porque es muy complicada de cantar y para empezar no sé si puedo cantarla, porque no sé si tengo técnica suficiente para ello, porque eso es para un cantante “muy cantante” que, desde luego, tiene que ser muy buen actor. Hay un tipo de musicales que sí puedo hacer con más seguridad, algunas cosas de Sondheim, no todas, porque por ejemplo “Passion” no podría cantarlo. Bueno, quizá alguno de los personajes mayores, sí podría hacerlo…

L4M.- Es que en “Passion” prácticamente son los tres protagonistas jóvenes, si fuera “Company“, por ejemplo…

CH.- Claro, pero ese tipo de musicales que se hacían antes de que empezase Andrew Lloyd Webber y su mundo operístico… como los de Marvin Hamlisch, sí los puedo hacer mejor, porque son muy teatrales y tienen unas melodías maravillosas que no exigen voces tan potentes. Lo que no puedo es hacer musicales operísticos, donde hace falta una formación lírica, con voces más grandes y un registro mucho más amplio que el mío.

L4M.- O sea que no te despides con “Sonrisas y lágrimas” del género musical.

CH.- Nooooooo. En absoluto. De hecho hay cosas por ahí rondando….. He abierto una puerta y no pienso cerrarla. De momento, no me han echado por hacerlo demasiado mal y, si me dejan, yo vuelvo, ja ja ja.

L4M.- El musical siempre ha sido mirado un poco como un género “menor” por los actores de texto en nuestro país. ¿Algo está cambiando cuando un actor como tú, multipremiado en teatro de texto, saltas al musical?.

CH.- Pues no sé si está cambiando. Desde luego las cosas se están haciendo cada vez mejor en los musicales y puede que eso atraiga a ciertos actores, pero no es mi caso, porque yo siempre hubiese querido hacerlos, hace unos años igual. Creo que también está cambiando el concepto de musical, en cuanto a los autores, los temas y, sobre todo, se están empezando a plantear obras que antes no se hacían aquí, aunque en otros lugares se llevaran haciendo mucho tiempo. Los musicales que se hacían aquí eran más standard, ahora se está trabajando en musicales de pequeño formato, con otras temáticas, con otro calado dramático también, con personajes más potentes….

L4M.- Pero es que parece que en España últimamente, por lo único que se apuesta es por los musicales con canciones de los años ochenta…

CH.- Bueno, los jukebox son otra cosa. Pero ahora aparece “La vampira del Raval“, por ejemplo, se habla de “Next to normal”…. eso hace unos años era impensable, al igual que el hecho de que “Follies” se hubiera visto en España. Eso ha sido algo que ha conseguido Mario Gas que, afortunadamente,  es un apasionado de Sondheim, y nos lo regala. Pero este tipo de musicales están abriendo los ojos a mucha gente, que se creía que los musicales son sólo aquellas películas de Gene Kelly, bailando claqué…..

L4M.- Dime cuál es tu sueño “imposible” en el campo de la interpretación.

CH.- Gustarme al cien por cien en algún personaje. Siempre que, una vez acabada una obra, me veo grabado en video, me encuentro tantos fallos…..

L4M.- ¿Has pensado en dirigir teatro?.

CH.- Sí, lo he pensado porque me lo han ofrecido varias veces, pero no me seduce nada. Me encanta ser actor y no siento la necesidad de “mandar”,  ja ja ja…

Aparece el jefe de prensa del teatro para decirnos que debemos cortar, porque el público ya está entrando en el teatro y nos despedimos, porque si no llega a venir, se nos hace de día hablando de algo que nos apasiona a ambas partes del micro. Un gustazo poder conocer y hablar con un enamorado de su profesión.

Paco Dolz  para Love4musicals
Teatro Coliseum
11-04-2013

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