NO ME TOQUES EL CUENTO es una comedia gamberra, divertida y reivindicativa que cuenta la historia de cuatro princesas Disney (Blancanieves, Bella, Aurora y Cenicienta) tras el típico final de cuento de “fueron felices y comieron perdices”. En cierta medida la premisa es similar a “Desencantadas”, la obra que actualmente se representa en el teatro Lara, aunque en “No me toques el cuento” el argumento es más uniforme y lineal y no está formado por sketches y actuaciones musicales sueltas como en “Desencantadas”.
Es una obra escrita y dirigida por Olivia Lara, junto con las aportaciones que el resto de las actrices fueron introduciendo en los ensayos previos. Fue estrenada en julio de 2019 en Teatros Luchana, y tras dos temporadas en ese teatro se ha convertido en un fenómeno teatral que actualmente cuenta con una representación semanal fija en Madrid (Teatro Pavón) y Barcelona (Teatre Poliorama), además de una gira por teatros del resto de la geografía española.
La escena transcurre en una habitación con una mesa, cuatro sillas y muchas botellas de alcohol, donde semanalmente se reúnen Blancanieves, Bella, Aurora y Cenicienta, con un vestuario que las identifica claramente con las princesas de las películas de animación, para echarse unas risas y desahogarse de las situaciones que les ha tocado vivir tras el final feliz del cuento. Una de las princesas sufre bipolaridad, otra el síndrome de Estocolmo, otra es narcoléptica y la otra tiene serios problemas con el alcohol. Una especie de terapia de grupo de princesas. Pero en estas reuniones hay espacio para el amor, la amistad, el desengaño, las peleas y también mucha ironía y reivindicación.
Más que un musical, es una comedia con algunas canciones. Exactamente cuatro, que interpretan cada una de las 4 princesas protagonistas. Todas las canciones son originales, aunque en algún que otro momento recitan o canturrean versos de las canciones de los clásicos Disney. Las canciones reflejan el mensaje reivindicativo que busca transmitir, y aunque pronuncian frases importantes para el avance social, no logran profundizar más allá de lo superficial.
La obra como comedia funciona perfectamente entre el público, que se deja llevar por los momentos más cómicos y no dejan de reír en los casi 90 minutos que dura. En algunos momentos las actrices improvisan, rompiendo la cuarta pared e interactuando y respondiendo a los comentarios y risas del público, e incluso con el técnico de sonido, creando situaciones muy graciosas y frescas.
Desde una perspectiva técnica, optan por una escenografía sencilla, con elegantes cambios de ambiente producidos por la iluminación led.
Terminamos con un video promocional del musical