LA SONRISA ETRUSCA
José Luis Sampedro publicó en 1985 una de sus más famosas novelas: “La sonrisa etrusca” centrada en la figura de Bruno, viejo calabrés que tiene que viajar a Milán a casa de su hijo, para que le hagan unos análisis para ver como evoluciona el diagnóstico que le dieron tiempo atrás de que tenía un cáncer y con la enfermedad, los días contados.
El arrancarlo de su espacio, su casa y sus cosas, le hace sentirse invasor e invadido en casa de su hijo, con una nuera que no le entiende. Alli vamos a conocer su pasado con su participación en la guerra y su amor con una partisana, su presente con su recién nacido nieto, con unas decisiones que chocan con las que desea su nuera y también su labor de futuro sembrando en su nieto, su hijo y su nuera un poco de su pasión por la vida. También conocerá el amor en la recta final de su vida en Hortensia, una mujer que le hace cambiar su sensibilidad hacia muchas cosas y Bruno intenta no desaprovechar la que quizá será su última oportunidad de aprecder a amar.
Todo esto debe estar en la novela de Sampedro que no he leído, pero que la adaptación teatral me ha contado de una forma muy simplona. Con un único decorado, el salón de la casa de estar de su hijo en el que se proyectan sobre las paredes imágenes, a veces abstractas o de paisajes en movimiento, mientras padre e hijo, sentados en dos sillas en la boca del escenario, simula que viajan en coche, porque el hijo extiende sus brazos en el aire en medio del salón, como si estuviera moviendo un volante, deslucen la puesta en escena, porque el viaje en coche no era un elemento imprescindible para la trama.
El salón de la casa va a servir para llevarnos a las montañas en tiempos de la resistencia, a la vez que a la casa de Hortensia, o la habitación de Bruno. En fin, una escenografía muy poco cuidada, por otro lado la iluminación falla bastante ya que los protagonistas están hablando de pie, frente al espectador en varias ocasiones, fuera de foco, totalmente a oscuras.
El papel protagonista que asume Hector Alterio tiene sus monólogos grabados en más de un 50 por ciento de la obra (y me quedo corto). Sería justificable cuando está con alguien más en una habitación y nos muestra sus pensamientos, pero es que también lo hace cuando está sólo con sus recuerdos o hablándole al nieto en su cuna y están ellos solos.
El resto de actores con Julieta Serrano como Hortensia a la cabeza tratan de defender sus papeles que sentí vividos de una forma bastante mecánica y es que los contínuos movimientos en escena para desplazar un sofá o meter una cuna, viendo las siluetas de los actores rearmando la siguiente escena, cortaban con el clima de la obra, supongo que tanto para el público como para los propios actores. Quizá fue montada de una forma tan “minimalista” para poder sacarla de gira, pero creo que debería haberse trabajado mucho más la adaptación, porque aunque el público aplaudió bastante al final, a mi me dió la sensación de no haber captado ese descubrimiento de la ternura, que se permite el abuelo con su nieto, que parece es el núcleo de la novela.
AUTOR: José Luis Sampedro
Hola, quería contarles que me enteré que viene Susan Egan a Buenos Aires! (de Broadway, La Bella y la Bestia, Cabaret, y muchas mas). Es un lujo tenerla, viene solo por un día, el 1ro de Mayo, al Opera. )
vi que las entradas las venden en Plateanet.com creo que hay que darle difusión porque es una oportunidad imperdible para los que nos gustan los musicales!
gracias por compartir.
saludos, Lore