MARC SHAIMAN – Una velada íntima
En el primer concierto de Marc Shaiman en el Movie Score Malaga – MOSMA, el compositor se presentó ante el público sin más apoyo que su piano y los intérpretes, todos vestidos de riguroso negro. Todo un lujo tener al compositor y pianista que ha acompañado en escena y compuesto canciones para gente de la talla de Bette Midler, Patti LuPone, Barbra Streisand o Mariah Carey, por poner algunos ejemplos y aquí estaba para nosotros solos, en exclusiva.
Marc fue presentando uno a uno los temas de sus musicales. Comenzó con el “Good morning Baltimore” de “Hairspray” que cantó Maria Adamuz, dándole ese punto de jovencita adolescente que hizo que un amigo al final del tema me confesara que Maria estaría ideal en el papel de Audrey en “La tienda de los horrores” para cantar el “Somewhere that’s green”.De mi musical favorito “Catch me if you can” Lorena Calero cantó “Fly fly away”, sin nada que envidiar a la versión que hizo Kerry Butler en Broadway. Luego cantó “Just keep moving the line” y al terminar Marc Shaiman confesó que ese tema siempre que se lo da a alguien para que lo cante le piden que lo baje de tono y Lorena era la primera que le había pedido que lo subiera más y más. Albert Bolea, la gran sorpresa de la noche, cantó un espectacular “Goodbye” y a dúo con Marc Shaiman “Butter outta cream”. Tres temazos de un musical que no tuvo la suerte que merecía.De la serie televisiva “Smash” Maria Adamuz y Lorena Calero, una rubia y una morena, como en la serie, cantaron “Let me be your star” subiendo si cabía aún más la energía de la sala. Del musical “Charlie y la fábrica de chocolate” Albert Bolea cantó el tema “The view from here”, que solo estuvo en la versión estrenada en Broadway.Marc al piano interpretó el tema de la película “El presidente y Miss Wade” sin poder evitar emocionarse al recordar lo que le movió a componer la pieza años atrás, pensando en los presidentes de Estados Unidos que habían luchado por la libertad y la democracia y ahora al recuperarla para este concierto, se le quebró la voz al darse cuenta del momento que atraviesa su país. También cantó “A wink and a smile” de la película “Algo para recordar”, su primera nominación al Oscar y “The place where lost things go” su séptima y última nominación al Oscar por la película “El regreso de Mary Poppins”.
Si el concierto comenzó con “Hairspray” también terminó con otro temazo de este musical. La canción-himno “I know where I’ve been” que cantó Sonia Villar con el coro Gospel It poniendo a toda la sala en pie aplaudiendo, tratando de alargar un momento mágico, difícilmente recuperable. Marc estuvo totalmente entregado al piano y marcando el ritmo danto patadas en el suelo, sin dejar de sonreír y disfrutar del concierto, los intérpretes, las canciones y un público entregadísimo.Los intérpretes Lorena Calero, Maria Adamuz y Albert Bolea fueron sugeridos para el concierto por Arturo Díez Boscovich, el director musical del Teatro Soho Caixabank que había trabajado con ellos en el musical “Company” con la compañía de Antonio Banderas. Unos extraordinarios cantantes que aquí brillaron como intérpretes, ya que cada canción la vivieron desde la emoción del personaje de la trama y no se limitaron a cantarla. Eso al final suma y mucho, ya que se transmite mucho más que “cantando bonito”. Marc Shaiman estaba entusiasmado y tuvo palabras para cada uno de ellos, apabullado por sus interpretaciones.A la salida del concierto, gran parte del público nos quedamos en la puerta, resistiéndonos a salir de aquella burbuja en la que habíamos sido enormemente felices. La gente venía a decirme: “Paco lo habrás disfrutado mucho, ¿no?. Esto es lo tuyo”. Y yo respondía “Lo he disfrutado yo y ¡supongo que todo el mundo que estuvo ahí dentro!.” El subidón fue tal que con la adrenalina a tope esa noche me costó mucho conciliar el sueño. Uno de mis mejores momentos del año… y eso que este año, afortunadamente, he vivido muchos. Termino diciendo como la canción que cerró el concierto “I know where I’ve been” (Sé dónde he estado) y eso ya no me lo quita nadie.
Las fotos son de Daniel Pérez