VICTOR VICTORIA
Cuando se asiste a la contemplación de Víctor o Victoria (Victor Victoria, 1982) y se trata de situar en la trayectoria de su director, se comprueba que comparte características de sus comedias, con sus personaje torpones y sus slapstick, pero que pertenece sobre todo a la vertiente más elegante, menos física o visual, y más refinada y sutil, en la línea de Desayuno con diamantes. Examinando con atención las historias de amor, la cuidada puesta en escena, la iluminación, la importancia de personajes secundarios y el trato calido que reciben, se concluye fácilmente que se trata de una muestra brillante de un género cada vez menos frecuente: la comedia sentimental, o mejor aún, la comedia sofisticada. Si además se cuenta...