THE UBEDA CONNECTION 2011 – 2

Viernes 22-Julio-2011

A las 10 de la mañana comenzaba la charla de Blake Neely que aunque a priori me parecía algo estirado, lo encontré la mar de amable y se le veía cómodo, dejando la mesa en varias ocasiones para ejecutar al piano algún fragmento, que ilustrase mejor la explicación que estaba dando. Mostró algunos clips de video como ejemplos de su trabajo. En uno de ellos de “The pacific” en la parte superior derecha de la imagen aparecía una “marca de agua” en la que se leía ZIMMER. El nos dijo que el tema que acompañaba las imágenes era suyo, pero que es norma de la factoría poner el nombre de Zimmer en los copiones que dan a los publicistas, así si se “cuela” alguna copia en youtube u otro sitio, saben de dónde ha salido y pueden demandarles.

La parte más interesante –para mí- llegó cuando le preguntaron por cómo se distribuían el trabajo en casos como  “The Pacific”, que va firmada por tres compositores. Explicó que normalmente ve la película, serie o capítulo junto a los otros compositores implicados y cuando encuentran un fragmento que les gusta dicen: “Este trozo me lo pido yo”, incluso hay ocasiones en las que los tres quieren el mismo trozo y deben llegar a un acuerdo.

Sobre cómo funciona el tema de las autorías defendió a la factoría Zimmer, argumentando que cuando ves un edificio te dicen que es de Frank Lloyd Wright y nadie pregunta quien puso las cañerías, los muebles o el hormigón, Zimmer funciona igual, sólo que él quiere que se acredite a toda la gente involucrada en el tema. Hay otros compositores que lo hacen todo ellos y otros que hacen lo mismo que Zimmer, pero sin acreditar a los orquestadores o arreglistas, lo cual le parecía mucho peor.

Personalmente no me convenció, entiendo que es su trabajo y no va a morder al Zimmer que le da de comer, pero contó una anécdota bastante significativa cuando le llamó la atención encontrar en youtube videos con el clip del inicio de la serie “The Pacific” que llevaban añadidos comentarios como “el mejor tema que haya escrito nunca Hans Zimmer” y se veía a sí mismo gritándole a la televisión: “Noooooo, que ese tema no es de Zimmer, es mío”.

En otro momento habló sobre su experiencia con los productores de la película “El día de la boda” (The wedding date), a lo que Asier le confesó que era uno de sus favoritos y que una prima suya a la que quiere como una hermana, ya que él es hijo único, le pidió ideas para la música que sonara en su boda y que ese tema sonó en el momento de la entrada de la novia en la iglesia. Asier le pidió como favor personal si podría interpretarlo al piano,  a lo que Neely accedió gustoso. Corrí a la tienda de discos para comprar el CD, pero llegué tarde, no quedaban.

Tras el descanso vino la charla con Bear McCreary que me sorprendió por su sencillez y en cuanto confesó  haber conocido a Elmer Bernstein, estando en su casa ordenando sus partituras y fotos antíguaspara el maestro, con la suerte de haber tenido en sus manos las partituras originales, con  los apuntes manuales de “To kill a mockingbird” o “Birdman of Alcatraz”, me hizo mirarlo de modo diferente. Habló de su experiencia con las series “Battlestar Galactica” y “Caprica”, incluso se permitió tocar al piano alguna pieza. En un tema le acompañó con su voz Raya, creando un momento mágico en el auditorio que terminó con una salva de aplausos y silbidos, que casi obligaron a Bear y Raya a cantarnos otra pieza más. McCreary comentó que había sido escrita por Raya para un momento de la serie Galáctica en el que al entrar en un bar, sonaba esa canción.

Nos habló de su experiencia al escribir la música para la serie “Blanco humano” (Human target), cuando al llegar al estudio para grabar el segundo capítulo, vio entre los músicos a uno de los solistas más reputados de Los Ángeles, que habitualmente graba sólo para los “grandes” y preguntó: “¿Qué hace éste músico aquí?” y le dijeron que le había gustado el episodio piloto de la serie y quiso participar incluso rebajando su caché. Pero, “¿podemos pagarlo?” preguntó y le dijeron que sí. Cuandol fueron a grabar el tercer episodio descubrió entre la orquesta a tres o cuatro de las primerísimas figuras, dispuestas a tocar para él y volvió a preguntar, pero la respuesta fue la misma, querían trabajar en la música de la serie. Así, poco a poco, cada sesión aumentaban los músicos que jamás soñó dirigir en un estudio. Por último, en el último capítulo de la temporada, estaba ante una orquesta de noventa músicos, la mejor orquesta de Los Angeles y al terminar la grabación alguien le dijo, que ese mismo día, habían tenido sesión de grabación John Williams y Hans Zimmer, pero los músicos habían preferido estar en el estudio con él. Salí corriendo a la tienda para comprar el CD, pero era tarde, tampoco quedaban.

Le dolió cuando no le llamaron para que escribiese la música para la segunda temporada de la serie, pero que cuando le propusieron una nueva serie “The cape”, reunió al mismo equipo con el que había trabajado y dijo que se podría definir que la primera temporada de The cape, es como la segunda temporada de Human target, al menos musicalmente.

Sergio Hardasmaal me preguntó si se podían venir unos amigos a comer con nosotros. Afortunadamente la pizzería “Los reales” es grande y aún era buena hora. El camarero me preguntó: “¿Cuántos sois para preparar la mesa?”. Sólo dieciséis. La mesa parecía la de una boda y frente a mí se sienta otra vez Elin, la joven que disfrutó tanto en el concierto de cámara con McCreary. Dejo la vergüenza en la mochila y nos liamos a hablar de los conciertos a los que ella ha ido y me comenta que estuvo el año pasado en Tenerife en otro concierto de McCreary, donde el auditorio tiene en su parte media una acústica impresionante, pero en su parte baja y alta se escucha fatal. Hablamos de la maravillosa acústica del Royal Albert Hall de Londres donde vio a Ennio Morricone y me anima a ir a Gante, que dice es otra opción para los bandasoneros. Claro, ella es belga y le viene como anillo al dedo. Ocasión de campanillas para perder la vergüenza con mi tocadisquero inglés.

La primera charla de la tarde era con Gabriel Yared, con Iván, un estupendo traductor francés que acerca la figura del compositor a los aficionados, mucho mejor que los que tuvimos en años anteriores con Coulais o Rombi. Me llama la atención ver que Yared fuma y bastante, mientras la hacen la entrevista. Habla de sus trabajos en los que confiesa que a raíz de ganar el Oscar por “El paciente inglés”, todos los proyectos que le llegaban eran más de lo mismo, historias románticas que al final moría uno de los protagonistas (Mensaje en una botella, Ciudad de ángeles, etc.).

En el turno de preguntas, pareció incomodarle cuando le pidieron que hablase de su experiencia con el caso de “El turista”, a lo que respondió  que estaba seguro de que a otros compañeros suyos también les rechazaban proyectos y que él al final, agradecía que casos como “Troya” o “El turista”, finalmente no llevaran su música, porque a la fin y a la postre, ambas películas resultaron dos fiascos. Que la forma de trabajo de los americanos cuando una película no funciona en los preestrenos, a veces encuentran más barato que cambiar un actor o un director, o repetir determinadas escenas, simplemente cambiar la música.

Aún insatisfechos con la respuesta de Yared, alguien insistió en el tema de “Troya” preguntando si algún día se editaría un trabajo tan excepcional, superior al de su sustituto y que cómo había vivido el tema. Yared, resignado respondió que le sentó mal que rechazasen un trabajo que le había llevado nueve meses de su vida y más cuando habían empleado la misma orquesta y solistas con los que grabó él la partitura rechazada. También mencionó que le llegaron noticias de que su sustituto (no mencionó a Horner en ningún momento), dijo cosas de él bastante desagradables y al principio se enfadó muchísimo, llegando a colgar en su página web los cortes del CD que debió publicarse para que la gente se los descargase, pero fue amenazado con un juicio millonario y decidió olvidar el tema, aunque sabe que desde el 2003 está en la lista negra de compositores de la Warner Bross, así que él ha pasado página y mira hacia delante, centrándose en los nuevos proyectos.

Por la noche teníamos el tercer concierto que bajo el título de “EUROPA, EUROPA” se ofrecía al aire libre, de forma gratuita para todo el mundo, aunque había reservada una sección de sillas para los congresistas. El emplazamiento era espectacular. La iluminación jugando con los relieves de la Iglesia fue original y la orquesta de Málaga con Arturo Díez Boscovich al frente nos hacía prometérnoslas la mar de felices.

Comenzaron con un homenaje al John Barry con temas potentes The persuaders, Zulu, Dances with wolves y el Sky chase de 007 en OHMSS, que lamentablemente fueron decepcionantes ya que  el viento sonando a través de los altavoces, problemas con la amplificación, un desafortunado final del trompeta en Bailando con lobos y los niños corriendo y gritando por la calle, sin nadie que les hiciese guardar silencio, presagiaban lo peor.

Pascual Gaigne, tampoco tuvo suerte con las inapropiadas condiciones del lugar. Gabriel Yared subió al escenario para acompañar al piano las suites para The talented Mr. Ripley, The English patient y La lune dans le caniveau, empezando a tomar el pulso al lugar y por fin empezó a sonar mejor, con el añadido final de un bandoneón en la última suite, que dio un toque exótico a lo escuchado hasta el momento.

Tras el intermedio, la música de Alberto Iglesias me resultó aburrida y sus temas para las películas de Almodóvar, que me encantan, me parecieron duras fuera de las películas, siendo quizá “Volver” la más aplaudida por todos. Bruno Coulais sonó bien y su parte de “Oceans” y “Coraline” sin coros parecieron dejar a la orquesta sintonizada, para poder lucirse finalmente con el maestro reencontrado para muchos asistentes: Philippe Sarde: Music box, Pirates, The Manhattan Project, Les choses de la vie, La guerre du feu, con solista para la flauta de pan y Tess como broche de oro, dejaron claro lo que es ser un maestro de la melodía. Bienvenue, Monsieur Sarde.

El concierto en la calle me parece una idea estupenda ya que el sitio acompañaba, pero quizá hubiera sido mejor de haberse podido acotar la zona de las voces de niños y los parroquianos del bar. El director de la orquesta, Arturo, se le veía preocupado por el viento y nervioso por los ruidos y voces de la chiquilleria, haciendo a David Saiz pedir por megafonía que se guardase silencio, pero todo continuó igual. Vamos ya sé que quizá esté pidiendo la Luna, que estábamos en la calle y las piezas elegidas no eran populares, con percusión e instrumentos de viento de las que hacen mucho ruido y crean afición, aunque espero que cumpliese con el objetivo de abrir el Festival a la ciudad dándoles una prueba de lo que se cuece en su “casa” y estén a favor del evento. Quizá para futuras ediciones un concierto de “Clásicos populares” como Los 7 magníficos, Lo que el viento se llevó, La guerra de las galaxias, Goldfinger, Conan, Desafío total, etc.  etc. no estaría mal.

Las fotos siguen siendo de Julio Rodriguez y podeis ver más en su blog

Continuará ……

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