MODELO 77

Alberto Rodríguez dirige con esta su cuarta película, contándonos cosas ocurridas en la España en los últimos años. Si con “Grupo 7” (2012) era la actuación de un grupo policial en la Sevilla  previa a la Expo de 1992, en “La isla mínima” (2014) era una pareja de policías en los años 80,  investigando la desaparición de unas jóvenes en un pueblecito de Andalucía. En “El hombre de las mil caras” (2016) nos lleva a los años 90 y la rocambolesca historia de Francisco Paesa y el caso de Roldán, director de la Guardia Civil, fugado de la justicia española y en “Modelo 77” nos pone frente a la situación en las cárceles españolas en los años 76-77.

Los personajes de sus películas quizá sean ficticios, pero los hechos los tiene contrastados tras  largas investigaciones sobre los temas que trata. Ya había muerto Franco, era el arranque de la democracia en España, pero con unos funcionarios de prisiones y unos jueces que venían de una forma de actuar marcada desde muchos años  atrás. En las cárceles convivían desde vulgares rateros, asesinos o drogadictos a presos por sus ideas políticas o su condición sexual, condenados por la la ley de “vagos y maleantes” de 1933, luego modificada en 1954 para incluir en ella a los homosexuales y ampliada en 1970 y llamada “ley de peligrosidad social”.  Crítica de 'Modelo 77': El gran pulso narrativo de Alberto RodríguezPara mi es mucho más que una película con un buen pulso narrativo. En el cine casi no respira el público en las más de dos horas de duración. El mérito está en contar a las generaciones actuales cómo era la vida en algunas prisiones y por qué hay que vigilar para impedir palizas, torturas y abusos de poder por funcionarios o jueces corruptos. Cuando veo casos, como ayer el del juez Alba, condenado a seis años de prisión por haber manipulado unos documentos para condenar a una compañera de ideología diferente, se me pone la carne de gallina. No hay que bajar la guardia.

El mayor peso de la película lo lleva Miguel Herrán, apoyado por un extraordinario Javier Gutiérrez, con una caracterización asombrosa. También tienen un papel secundario, pero importante, Fernando Tejero y el valenciano Carles SanJaime, perfectos en sus personajes. Julio de la Rosa, habitual músico en las películas del director, vuelve a huir de la melodía y crea esos sonidos que incrementan la tensión que se vive en pantalla.Modelo 77': Alberto Rodríguez entre las rejas...En España también sabemos hacer cine grande, que puede competir con los estrenos de otras nacionalidades. Lo que me gustaría es que no se viera solo como “un entretenimiento”, sino como un testimonio de algo ocurrido en nuestro país en democracia, que hay que cuidar para que no se repita.

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