SANTA EVITA
Desde que descubrí el personaje de “EVITA” con el musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, siempre me impactó su historia. El musical termina con su muerte y habla de que fue embalsamada y su cuerpo fue robado y permaneció desaparecido durante 19 años. La novela “SANTA EVITA” de Tomas Eloy Martínez cuenta la rocambolesca historia del peregrinaje de ese cadáver mezclando ficción con realidad y se ha adaptado en forma de serie de televisión producida por Salma Hayek y dirigida por Alejandro Marci y Rodrigo García, hijo de García Márquez.
La historia tiene elementos que rayan en el disparate pero quizá esos sean los más reales. El personaje desata pasiones y rechazo a partes iguales en Argentina y me hubiera gustado que se hubiera profundizado más en la parte política. Se dice que Perón es el dictador y están claramente en una dictadura militar con sus golpes de estado dentro de la misma. Se resalta el papel de Eva como conseguidora del voto femenino y su ayuda en la fundación que llevaba su nombre. Aquí Eva no aparece tan descaradamente trepa y calculadora como en el musical, aunque hay esbozos de ello, quizá para no poner en contra a sus miles de seguidores.
En el reparto Natalia Oreiro es una muy correcta Evita, Dario Grandinetti es Perón, Francesc Orella es el Dr. Ara que se ocupó del embalsamamiento y Diego Velázquez es el periodista que investiga sobre la desaparición del cadáver. Todos ellos cumplen bastante bien con sus papeles, pero luego están Ernesto Alterio como el coronel Moori Koening y Diego Cremonesi como Arancibia cuyos personajes tienen alucinaciones y deben lidiar con elementos paranormales que hacen difícilmente creíbles sus interpretaciones.
La serie tiene 7 episodios de unos 40 minutos de duración en los que destaca especialmente la música de Federico Jusid, la ambientación y la historia en sí, que como dijo García Márquez sobre la novela en la que está basada “Es la novela que siempre quise leer”.
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