FOREVER YOUNG
TRICICLE ha producido en España este musical que descubrieron casualmente en Oslo. Un mes de “rodaje” en Madrid y ahora lo llevan a provincias.
El argumento bien sencillo, por no decir escaso. Entiendo que el trio catalán guiados por la curiosidad se unieron a la enorme cantidad de público que entraba en el teatro, a pesar de no entender ni una palabra del texto y es más, decidieron volver al día siguiente y comprar los derechos para nuestro país, tras comprobar lo bien que se lo pasaba el público bailando en platea y coreando las canciones que se cantaban en el escenario.
La endeble trama se desarrolla en el salón de una residencia geriátrica en el año 2050 a la que han ido a parar cinco ancianos, que se resisten a ser tratados como niños por una enfermera ,que les hace cantar estúpidas canciones infantiles, para potenciar su memoria o psicomotricidad, pero que en cuanto la enfermera abandona la sala, los viejos entonan sus gritos de guerra en forma de canciones pop de su época.
La gracia del espectáculo es ver a unos vejetes que se mantienen en pie a duras penas, cantando temas como “I love rock and roll” o “Forever young“, que durante los diez primeros minutos queda bien, pero a partir de entonces, se repiten las mismas situaciones durante hora y media aproximadamente, en la que el público agradece escuchar aquellas canciones que le recuerdan su pasado reciente.
¿Qué nos queda al final del espectáculo?. Unos actores y unos cantantes muy bien elegidos. Destacar como interpretaciones las de unos excelentes Armando Pita y Maria Adamuz, que por dar vida a los personajes más “ga-gá” pueden lucirse sobre el resto y ¡vaya si lo hacen!. En la parte de las canciones, Dulcinea Juárez y Maria Adamuz, están muy por encima del resto de sus compañeros. El papel de la enfermera, que en la función a la que asistí lo defendió Lorena Calero, también estuvo estupenda y demostró sobradamente lo buena cantante que es. Quizá los chicos Jacobo Dicenta y Armando Pita, tengan menos ocasión de lucirse cantando y tal vez sea Ruben Yuste, el que más se luzca de los tres.
Un único escenario y un piano es todo lo que hace falta para sacar adelante la obra. Marcos Cruz es el pianista, que también ejerce de actor y resuelve bien su parte de acompañante musical.
Por otra parte, se nota la mano de Tricicle en la dirección, ya que algunos números cómicos llevan su sello de fábrica y el tempo de los gags está perfectamente estudiado, si bien alguna repetición del mismo gag era excesiva para hacerla tres veces consecutivas.El público se lo pasa estupendamente, ya que no se engaña a nadie y se ofrece lo que quiere el respetable, que no es otra cosa que pasarlo bien y reirse un rato. Si además tenemos unas buenas interpretaciones de canciones superconocidas, a las que se han añadido algunos clásicos del pop español como “La chica de ayer” o “La puerta de Alcalá“, la jugada parece completa. Supongo que esto es lo que decidió a Tricicle a traer este “musical” a España, ya que está en la línea de otros que han triunfado como “Hoy no me puedo levantar” o “40, el musical” que recogen un montón de canciones conocidas y tienen un público fiel que han descubierto este tipo de concierto-musical o musical jukebox, que mayoritariamente van a pasarlo bien y tiene un concepto de “musical” distinto de los que amamos los musicales con una trama que avanza con las canciones que han sido escritas ex-profeso para la obra.
En este caso hay música incidental de Manolo Villalba y algunas canciones (las que canta la enfermera) han sido escritas ex-profeso para la función por Pepin Tre y Erik Gedeón, con objeto de dar un sentido de conjunto a la historia y crear algún gag añadido, si bien el grueso importante de las canciones son las recogidas del pop y rock de los últimos treinta años, que van desde “I will survive“, “I got you babe”, “Roxanne” o “Imagine“.
Vamos, un musical para pasar un rato pero que si no lo ves, podrás dormir tranquilo.
MÚSICA: Varios
No existe grabación de ningún tipo de la obra, ni de ningún país (que yo sepa).