GODSPELL, Broadway 2011
Han pasado 40 años desde el estreno de GODSPELL, el primer musical que escribió Stephen Schwartz, que le dio fama y se ha venido representando desde entonces en múltiples colegios religiosos y asociaciones parroquiales, dado que se centra en una desenfadada visión del Nuevo Testamento, en el que un grupo de jóvenes jugando aprenden la doctrina que predicó Jesús. Para ello un joven al que llaman Jesús va contándoles o haciéndoles representar diferentes parábolas para que vayan entendiendo su filosofía.
Schwartz a raíz de entonces escribió otros musicales, solo o colaborando con gente como Alan Menken, pero ninguno le volvió a poner el el sitio que le había colocado Godspell, hasta que estrenó WICKED, en 2003, convirtiéndose en un fenómeno que a día de hoy es difícil conseguir entradas. Posiblemente esto haya hecho a los productores, tan necesitados de éxito en estos tiempos de crisis, volver las miradas hacia este compositor y reponer su primer musical.
La nueva producción de GODSPELL, cuenta con un reparto muy joven, como debe ser, que sorprende por lo bien preparados que están del primer al último miembro del elenco. Han modernizado el texto con aparición de teléfonos móviles y referencias a facebook, pero ese aire ingenuo que tenía el original en ocasiones, rechina un poco.
Algunas parábolas están muy bien resueltas. La del hijo pródigo está repleta de guiños como cuando dice que le acompañaron los ángeles y suena la sintonía de “Los ángeles de Charly” o en las conversaciones del padre con sus hijos aparecen frases como “Luke I’m your father”, “Papa, can you hear me” o la música de “Chariots of fire”, etc. que el público reconoce y aplaude, pero otros momentos como las bienaventuranzas, me siguen pareciendo forzados.
El final después de ese aire festivo y como de juego que ha tenido toda la obra, se torna de golpe demasiado dramático y es que claro, no iban a poner la crucifixión como una fiesta, pero pasan de un ánimo a otro demasiado abruptamente, para mi gusto.
Todos los temas suenan estupendamente y siguen siendo perfectamente válidos. En el suelo del escenario se pueden abrir compartimentos que se utilizan como diminutas camas elásticas para que los actores salten en ellas, o bien combinarlos para formar un espacio alargado, lleno de agua que se utiliza en el momento del bautismo, cuando algunos actores se sumergen, o puede servir de mesa en la última cena.
Se hace participar al público sacando algún espectador al azar para que les ayude en un juego de adivinanzas. Al final del primer acto sacan varias tiras de vasitos pequeños para quien quiera del público tomarse un chupito a la vez que hablar con los miembros del reparto, o con otros espectadores.
El teatro donde se representa es el Circle in the Square, llamado así quizá porque el escenario -redondo- que está en el centro del patio de butacas, rodeado por los cuatro lados por el público, lo cual favorece tanto la entrada como la salida de los intérpretes, así como el acceso a los espectadores que en algunas zonas, las más próximas al escenario, están sobre cojines en vez de butacas, favoreciendo el aspecto de algo informal y provisional, cuando está perfectamente estudiado.
Resumiendo, la música o puesta en escena muy bien, así como la modernización del texto, aunque creo que debería haberse ido un poco más allá, para no quedarse sólo en un musical que aguantará como hasta ahora, por sus montajes en colegios religiosos. Por supuesto debo repetir que los intérpretes, todos estaban perfectos.
Curiosamente en el mismo edificio de Broadway se representan el primer y último musical escrito por Stephen Schwartz, puerta con puerta. WICKED está en la entrada de la izquierda y GODSPELL en la de la derecha.
MÚSICA Y LETRAS: Stephen Schwartz
Terminamos con un video de una actuación en televisión con un medley de canciones de la obra.
http://www.youtube.com/watch?v=nB33pUSoc_M&hd=1