CORDOBA 2012 – Música de cine
Posiblemente en España seamos los primeros en algo bueno, que no todo van a ser desbarajustes, corrupción, incendios, desgracias y mentiras. Ese algo bueno ha sido ser pioneros en reconocer la música escrita para el cine, llamando la atención hacia este campo al gran público, atrayendo compositores que nos diesen conciertos sinfónicos en salas preparadas para ello, de forma que el público pudiese reconocer melodías populares del películas míticas, a la vez que descubrir otras con las que comenzar a amar la música de cine.
Muchas ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, montaron conciertos dentro de los festivales de cine de su ciudad o aisladamente y así pudimos disfrutar de compositores míticos como Jerry Goldsmith, Elmer Bernstein, Ennio Morricone o Maurice Jarre, pero poco a poco, las gestiones y subvenciones para este tipo de actos terminaban fracasando y vimos caer uno tras otro estos eventos que dependían, como casi todo, de actos organizados desde los estamentos públicos o políticos de las ciudades mencionadas.
Sólo ha quedado uno, como dicen en el eslogan de la película “Los inmortales”, el llamado “Festival Internacional de Música de Cine” organizado por BSOSpirit, una página web con toda la información para los amantes de las bandas sonoras, que regalan su tiempo organizando este evento cada año. Comenzó en la ciudad de Úbeda (Jaén) en el 2005, donde durante siete años llevó a compositores de la talla de Basil Poledouris, Dave Grusin, Philippe Rombi, Patrick Doyle, John Powell, Bruce Broughton, Michael Giacchino, Philippe Sarde, John Scott, Christopher Young, David Arnold, etc. amén de nuestros primeras espadas Alberto Iglesias, Roque Baños, Carles Cases, Pascal Gaigne, Marc Vaillo, Javier Navarrete o Fernando Velázquez por citar algunos de ellos, aparte de muchos otros, que a bote pronto se me escapan. A raíz de Ubeda aparecieron otros que aún siguen como el de Gante o el de Tenerife, pero el de BSOSpirit es el más longevo.
El año pasado estuvo en un tris de ser el último Festival, ya que el cambio político en el Ayuntamiento de Úbeda no facilitaba la continuidad del mismo, pero los organizadores buscaron otras sedes y tras varios tiras y aflojas, finalmente ha sido la Provincia de Córdoba, la que se ha llevado el Festival a su ciudad, como sede de este OCTAVO año y presumiblemente los siguientes.
Siempre surgía el temor de si al sacarlo de Úbeda se perdería lo que tenía de “mágico” en esta ciudad pequeña pero monumental, donde habitualmente coincidías en la heladería o en el restaurante con cualquiera de los compositores del certamen y podías hacerte una foto con ellos o compartir cualquier broma, que aceptaban encantados, ya que todos coincidían en lo irrepetible de esta vivencia, acostumbrados a trabajar en la soledad de su estudio, viviendo en el anonimato de su trabajo y al llegar aquí se sentían ídolos del rock, completamente desbordados por las muestras de afecto de sus fans.
Córdoba ha resultado ser todo un acierto por diversas razones. Es innegable que es mucho más accesible para cualquiera. La oferta hotelera es también mucho mayor que la de Úbeda. Es una ciudad turística con su Mezquita y casco histórico que invita a perderse y descubrir rincones típicos. Bañada por el Guadalquivir que se puede cruzar por el conservado puente romano. Como ciudad más importante que es, dispone de varios recintos para acoger cómodamente todos los actos programados y así disfrutamos de un Palacio de Congresos donde se dieron las charlas de los compositores, con cómodas butacas y un agradable aire acondicionado.
Este año estuve el viernes, sábado y domingo para dar salida a la ansiedad de escuchar música de cine en vivo. El concierto del viernes fue en el Teatro Góngora con la Orquesta de Córdoba y el coro Ziryab, dirigidos por Arturo Díez Boscovich y Blake Neely que nos ofrecieron “LO MEJOR DEL 2011-2012“. Una selección que alguien escogió como lo mejor del año, donde escuchamos temas de compositores que no estaban en el festival como Alan Silvestri, Marco Beltrami, Rachel Portman, James Newton Howard, Danny Elfman, James Horner o Michael Giacchino, además de otros como Christopher Young, Mark Isham, Roque Baños o Ludovic Bource, invitados de este año. El concierto ciertamente resultó muy variado, con una sonoridad estupenda y en unas butacas supercómodas, que frente a las de rejilla del Hospital de Santiago en Úbeda, éstas eran un sueño.
El sábado tuvimos el conciertazo para militantes de las bandas sonoras. Digo esto porque fueron dos conciertos, con dos orquestas, en el mismo escenario, lo cual llevó a disfrutar de un fabuloso concierto con la Orquesta Filarmónica de Málaga dirigida por Arturo Díez Boscovich, que nos regaló bajo el título de “LA MÚSICA DE LA GOLDEN AGE” un desparrame de compositores clásicos, con unas bandas sonoras grabadas a fuego en mi memoria de Maurice Jarre, Dimitri Tiomkin, Elmer Bernstein, Miklos Rozsa, Jerome Moross, Franz Waxman, Ernest Gold o Basil Poledouris que hicieron hervir el Teatro La Axerquia, un auditorio al aire libre, con tres mil quinientas butacas. La orquesta sonó de escándalo y si bien el director dijo que el mérito es de esas “partiturazas”, demos al César lo que es del César, porque fue increíble hacer sonar esos temazos tan limpios como lo hicieron ellos. Enhorabuena y si alguien se entera de que la orquesta repite ese concierto en Málaga….avisad, por favor, que no me duelen penas en viajar hasta allí para repetirlo.
Después de semejante colocón se nos pidieron unos minutos, que se convirtieron en una hora, para que bajase la orquesta de Málaga del escenario y pudiese subir la Master Symphony Orchestra con el coro Ziryab para ofrecernos un concierto dirigido por Richard Casero, Trevor Morris y Blake Neely, con el título de “LA MÚSICA DE LOS INVITADOS” que presentó temas de Mark Isham, Roque Baños, Murray Gold, Christopher Young, Blake Neely y Trevor Morris, que lo intempestivo de la hora, el cansancio arrastrado y un fuerte viento que en ocasiones se filtraba por los micros o golpeaba en las lonas que protegían el escenario, no permitió hacer justicia a la orquesta ni al programa, del que destacaría la excelente suite de temas de Christopher Young, de media hora de duración con Drag me to hell, Murder in the first o Bless the child, además de todos los temas de Blake Neely, que en la sesión de firmas me preguntó preocupado por cómo había sonado “The wedding date”, porque el viento que soplaba en el escenario le hicieron calificarla de horrible y le dije que desde el público sonó muy bien. También me gustó mucho “La daga de Rasputín” de Roque Baños y me supieron a poco los temas del Doctor Who de Murray Gold, aunque estábamos todos destrozados, ya que terminaba tras más de CINCO HORAS Y MEDIA de concierto. ¡Ni una ópera de Wagner!.
El domingo comenzó con la habitual sesión de firmas de las que estuvieron ausentes Roque Baños y Ludovico Bource, dejando plantados a un montón de forofos que habían recorrido las tiendas de Córdoba en busca del CD, el DVD o Blu Ray de “The artist” para que se lo firmase el compositor, porque se repitió el fallo de todos los años. Tenemos un invitado estrella y más este año, el ganador del Oscar a la mejor banda sonora y no había forma de conseguir en la tienda de discos que se habilita en el festival, ningún CD para que lo firmase el compositor. Otros compositores como Blake Neely ante la escasez de CDs que tiene a la venta (tres que yo sepa y uno de ellos descatalogadísimo), solucionó el problema regalando partituras de sus obras, que firmaba a quien se lo pedía.
La comida de hermandad que se celebra todos los años el último día con los compositores, este año fue criticada por dos cosas: el precio del cubierto (37 euros por persona) y el local sin luz natural, con una forma demasiado rectangular que a diferencia del local de años anteriores, era difícil percibir lo que estaba ocurriendo en el otro extremo de la sala. Tras la sobremesa la gente partió a ver la final de la Eurocopa de Futbol entre España e Italia, porque tras el partido estaba programado el concierto de despedida titulado “JAZZ MEN” que tuvo lugar en los Jardines del Palacio de Viana, donde Carles Cases (piano), Miguel Angel Cordero (contrabajo), Lluís Ribalta (batería) y Mark Isham (trompeta). a falta de un anunciado Roque Baños (saxo), que se disculpó en palabras de David Doncel por haber sufrido una lipotimia, pusieron broche de oro a la noche, la semana y el Festival.
La química de Carles Cases en vivo ya nos sorprendió en Úbeda años atrás, pero su ensamblaje con Mark Isham el año pasado dejó a todos (músicos y congresistas), con ganas de más y este año repitieron. Esperamos a que terminase el partido de fútbol y ni un grupo de hinchas tocando el claxon de los coches, mermaron intimidad en ningún momento, dejando lucirse a cada intérprete con el “It don’t mean a thing” de Duke Ellington que ya tocaron el año pasado en Úbeda y con el que volvimos a bailar en las sillas, aparte de alternar temas del último disco de Carles Cases “Dancing” y otros de películas de Mark Isham como “The moderns”, demostrando como dijo Isham que la relación entre ellos cuatro, fue un perfecto maridaje desde el principio . Vamos, un gustazo. Y digo yo: “¿Para cuando un “Amic, amat” en concierto sinfónico de Cases, o la suite que ha compuesto ambientada en “Los intocables” de DePalma?”….. Al viento digo, por si alguien escucha…..
Resumiendo un lujo total. Tres orquestas y un coro para dar tres conciertos. Una ocasión para reencontrarse con los amigos en esa cita anual, en la que lo que prima es el compartir y disfrutar. Hablando de compartir imposible omitir el detalle de Christopher Young, totalmente adicto al Festival, que al comenzar la charla de este año dijo que tenía que marcharse en hora y media al ensayo que tenía con la orquesta y le gustaría que pudiésemos ir con él, pero como no podía ser, pidió que le esperásemos para comer juntos en un restaurante, donde nos reunimos cerca de cuarenta personas y el señor Young pagó el cubierto de todos los comensales, diciendo que “We are family” (Somos de la familia). Irrepetible.
Por otro lado la nota cómica y cuando digo cómica es porque confío en que los compositortes invitados no entiendan español, se ha dado con los traductores, aunque la Berenjena Califal Award se la lleva este año la señora que tradujo a Ludovic Bource, que al preguntarle por la inclusión del tema de “Vertigo” en la película de “The artist”, tradujo que Bource se puso en contacto con Bernard Herrmann para que le autorizase a usar su tema y el Señor Herrmann estuvo encantado con la idea. Claro las bromas entre los asistentes de si había sido contacto a través de la ouija, fue de lo más suave, ya que cualquiera de los allí presentes sabíamos que el Sr, Herrmann está criando malvas hace más de treinta y cinco años.
Por otro lado el Sr. Bource, aún debe estar preguntándose quién es Corbacho, cuando le dijo un aficionado que se había emocionó al ver como le saludaba cuando subió a recoger su Oscar, ya que la intérprete no debe conocer al Sr. Howard Shore y debió entender Corbacho por Howard Shore. El año pasado con Philippe Sarde o el año de Philippe Rombi, también hubo meteduras de pata en las traducciones y así como las de iglés-español suelen estar muy bien, unas mejor que otras, las de francés-español han tenido menos suerte con el intérprete elegido y es que debe haber menos mercado donde elegir. Al final queda como una anécdota más del Festival.
Si este año, como alguien dijo, habéis sido capaces de montar esto en cuatro semanas, ya os pueden echar un toro miura que podreis con él. Gracias a todos y cada uno que desde la sombra haceis posible este festival. No veáis en las críticas expuestas anteriormente una censura a vuestra gestión, porque no quiere serlo en modo alguno, simplemente que lo que parece más complicado lo resolveis estupendamente y aparentemente las cosas más sencillas, como lo del stock de discos de los invitados sigue sin solucionarse, o la ausencia de uno de los compositores en la sesión de firmas que no se sabe hasta el último momento, cuando ya no hay remedio, debería organizarse para que teniendo al invitado “a mano” dos o tres días, se encuentre un momento para que firme a sus seguidores. Pero claro, esto, comparado con la magnitud del evento, es pecata minuta.
Repito, gracias.