007: 1977 La espía que me amó
Tras tres años de espera y superar no pocos problemas de producción, pudo estrenarse la siguiente película de 007. Titulada en España y otros países como “La espía que me amó”, la traducción correcta del título “The spy who loved me” como el artículo en inglés es el mismo para masculino que para femenino, debiera haber sido “El espía que me amó”, puesto que la única subtrama de la historia que justifica el título, es que la agente soviética Anya tiene una relación con un agente ruso, al que James Bond mata en una misión y cuando lo descubre Anya, le dice a Bond que lo matará por haber asesinado al “espía que la amó”.
Por otro lado la historia original de Ian Fleming fue vendida por el autor, con la condición de que sólo se conservase el título, ya el relato original se centraba en una inglesa que viaja a Estados Unidos, a la que persiguen unos asesinos de los que la salva James Bond, que aparece en la página 90 de la novela y eso que era un relato corto, así que Albert R. Broccoli, como todopoderoso propietario de los derechos del personaje tras comprar las acciones de Harry Saltzman, encargó una historia que fue pasando de mano en mano por guionistas como Stirling Silliphant (El coloso en llamas), John Landis (Un hombre lobo americano en Londres) o Anthony Burguess (La naranja mecánica), hasta que finalmente se recurrió de nuevo a Richard Maibaum que había escrito los primeros guiones de la serie.La idea que circuló desde el principio en todos los borradores era la de secuestrar un submarino nuclear y en el proyecto volvía a estar involucrada Spectre con Blofeld como villano, pero se encontraron con que Kevin McClory iba a presentar una querella por encontrar muchas similitudes cn el personaje creado en parte por él para “Operación Trueno“, de los que McClory era dueño de los derechos, así que Christopher Wood rehizo el guión para evitar problemas y transformó al villano en Karl Stromberg, cuyo plan es emprender una tercera guerra mundial para acabar con la humanidad y poder crear una nueva civilización submarina.
La película se convierte en un gran cómic de acción trepidante, con escogidos lugares exóticos, en la que se repiten momentos que triunfaron en anteriores entregas de la serie como la pelea en un tren de “Desde Rusia con amor”, otro coche para superar al Aston Martin de “Goldfinger”, múltiple persecución de moto con sidecar armado, coche y helicóptero que si en “El hombre de la pistola de oro” terminaba con un coche que volaba, aquí es un coche submarino, por no hablar de toda la escena final en la que prácticamente se cambia el interior del volcán de “Sólo se vive dos veces” por el petrolero secuestrador de submarinos. Algunas escenas carecen de sentido como la primera entrevista de Bond con Stronberg, pero si no analizamos a fondo la coherencia y credibilidad de las mismas nos encontramos con una película muy entretenida y divertida que marcaría la pauta para las restantes de la era Moore.
Roger Moore hace suyo el personaje en el que se potencia su lado ironico con frases como cuando una rubia abrazada a él en la cama le dice: “James, no tengo palabras” y él vuelve a besarla y le responde “Voy a tratar de ampliar tu vocabulario”. En ésta se recupera la espectacularidad y elegancia de películas anteriores hasta el punto que Moore ha manifestado que es su película favorita como agente 007. El papel de Anya es interpretado por Barbara Bach, espectacular en su aparición en el Mojave Club con su traje escotado y corte para lucir pierna interminable, que vuelve a ser una chica inteligente, aguerrida y peligrosa lejos de las últimas chicas Bond bastante mujeres florero y torpes, aunque como actriz esté bastante más que justa.
Las apariciones del villano interpretado por Curd Jurgens van acompañadas de música de Bach o Mozart, dándole un aspecto educado y distante que no inquieta al espectador como villanos anteriores. Los ayudantes del “malo” los componen Caroline Munro famosa por películas de ciencia ficción de serie B y Richard Kiel cuyo personaje se llama “Jaws”, como la mal traducida película “Tiburón” de Steven Spielberg que en realidad debería haberse llamado “mandíbulas” puesto que tiburón en inglés es “shark”, pero aquí al personaje también le llamaron “Tiburón”, a pesar de que su nombre “mandíbulas” le era mucho más apropiado al “lucir” una dentadura metálica que el actor no soportaba llevar más de cinco minutos seguidos. Kiel con una impresionante altura de 2,85 m compone un malvado que inspira terror a la vez que risa como un grandullón y torpón a la vez, una especie de Frankenstein, que se decidió no “matar” para poder utilizarlo en entregas posteriores.
El director inicial elegido volvía a ser Guy Hamilton que había dirigido cuatro films del agente secreto, pero abandonó la producción para unirse al equipo de “Superman”, aunque posteriormente por problemas fiscales debió renunciar a favor de Richard Donner. Lewis Gilbert que repitió como director tras “Sólo se vive dos veces” y todavía se encargaría de la siguiente película de la saga “Moonraker”, que curiosamente fue el título elegido a pesar de que al final de ésta película se anunciaba que la siguiente sería “Sólo para sus ojos” (For your eyes only).
Al necesitar un gran decorado para la escena final que tenía que simular el interior de un petrolero que diera cabida a varios submarinos, donde se desarrollaría toda la batalla final se construyó el llamado Plató 007 en los Pinewood Studios de Londres, con unas dimensiones de 114 metros de largo, 16 metros de alto y 49 metros de ancho, a los que debía además sumarse un tanque con capacidad para 3.6343.872 litros de agua, para rodar todas las escenas submarinas de la película, que elevó el coste de la misma en un millón de dólares. Los imaginativos diseños de gadgets, la mansión submarina de Stronberg o el petrolero Lyparus volvieron a ser obra de Ken Adam que por fin se vieron premiados con una nominación al Oscar y la fotografía fue de Claude Renoir, nieto del famoso pintor August Renoir y sobrino del director de cine Jean Renoir.La película es famosa por la escena previa a los títulos de crédito, cuando tras una persecución en la nieve, Bond escapa saltando al vacío en una caida libre de más de 300 metros de altura (rodada en el pico Asgard de Canadá), accionando el dispositivo de un paracaidas que al desplegarse nos muestra la bandera de Inglaterra. El salto se filmó por varias cámaras y sólo se realizó en una ocasión por el especialista Rick Sylvester que cobró 30.000 dólares y que a punto estuvo de terminar trágicamente ya que al soltar los esquies en el aire, uno de ellos cortó una de las cuerdas del paracaidas.
John Barry no pudo ocuparse de la música obligado a residir en Estados Unidos para evitar problemas con el fisco inglés, así que la elección recayó en Marvin Hamlisch, multipremiado compositor del musical “A chorus line” y películas como “Tal como éramos” (The way we were) o “El golpe” (The sting). Hamlisch escribió una preciosa balada títulada “Nobody does it better” (Nadie lo hace mejor), que por primera vez el título no coincidía con el de la película. Las letras eran de su mujer Carole Bayer Sager y fue cantada por Carly Simon que fue nominada al Oscar como mejor canción original, al igual que la banda sonora, que por primera vez recibía una nominación al Oscar la música para una película de James Bond, aunque finalmente el Oscar sería para “La guerra de las galaxias” (Star Wars) de John Williams.Hamlisch se atrevió con una versión para el tema de 007 con sintetizadores a ritmo discotoquero, peaje obligado al estar en plena fiebre Bee Gees, que utilizó en la trepidante persecución por la nieve del prólogo. También tuvo sus guiños rindiendo homenaje a Maurice Jarre haciendo sonar los temas de “Lawrence de Arabia” en una escena caminando por el desierto o de “Doctor Zhivago” en una caja de música que curiosamente tienen los espías rusos, cuando tanto la película como la novela por aquel entonces, estaban prohibidas en la Unión Soviética.
El tema principal lo escuchamos en versiones instrumentales acompañando diferentes momentos románticos de la película, con arreglos para violines y guitarra eléctrica o saxo con piano y acordeón, además de un guiño humorístico final en plan musical de Broadway que no aparece en el disco, pero que nos dan una idea de las posibilidades del tema así como de la versatilidad del compositor que completa el score con otros temas suaves como el dedicado a “Atlantis” o “Anya”, el potente “The Tanker” o con la utilización de coros en “The Pyramids”. Hamlisch en algunos temas comparte autoría con Paul Buckmaster famoso por sus orquestaciones y arreglos para gente de la talla de Elton John, David Bowie, Mile David o Leonard Cohen.No faltan los habituales de la serie Bernard Lee como M, al que por primera vez escuchamos llamarle Miles, Desmond Llewelyn como Q, más irónico que de costumbre o Luis Maxwell como Moneypenny, ni por supuesto los habituales títulos de crédito de Maurice Binder en los que por primera vez aparece James Bond.
MÚSICA: Marvin Hamlisch
LETRA: Carole Bayer Sager
DURACIÓN: 125 minutos
Existe el CD con la banda sonora de la película, así como el DVD y Blu Ray de la misma.
Para terminar algunos videos curiosos relacionados con este título comenzando por el trailer
La canción de la película con subtítulos en español
la canción con arreglos de David Arnold y cantada por Aimee Mann
la canción cantada por Russell Watson y Atomic Kitchen
Radiohead también versioneó el tema