
DÍAS DE NOCILLA… Y MAGIA
A medida que vamos creciendo y descubrimos el cine y el teatro, nuestra capacidad de asombro es menor, porque hemos visto tantas historias, que las múltiples combinaciones y salidas de cada trama, ya han sido escritas anteriormente con mayor o menor variación, pero Nacho Diago consigue que lo que hayas visto hasta entonces, no te sirva de nada.
Con su espectáculo encandila a todo el público. Su química con los niños es increíble. Conecta con ellos desde el principio, hablandoles o haciéndoles subir al escenario sin ningún tipo de vergüenza. Consigue que tras sorprenderte con los inesperados giros en cada truco, desistas de adelantarte y adivinar lo que va a hacer, porque él va a ir siempre por delante de tí, así que decides abandonarte, dejar la mente en blanco y sorprenderte como un niño, disfrutando del espectáculo.
Se notan sus tablas como actor y todos los años de rodaje que le dan esa soltura en escena, que combinado con un fino humor y algún que otro chiste para los mayores, le permiten llegar a todo tipo de públicos. Fui testigo a la salida de un señor que se le acercó para decirle: “Soy belga, no entendido una palabra, pero me gustó mucho” y es que su espectáculo tiene distintas lecturas, que mejor si llegas a todas, pero que tampoco hace falta porque cada uno conectará a su nivel.
Había visto los trucos de magia para el musical “ALADIN, un musical genial” y pude verlo como actor en “L’HOME INVISIBLE“, donde también utilizaba su saber hacer en magia, pero no lo había visto en este “one man show”, en el que durante una hora es el hombre orquesta que debo reconocer que superó de sobra mis expectativas.
Un espectáculo como él define: “para niños entre 5 y 100 años”, en el que a lo largo de una hora te hace conectar con el humor, la ilusión, el juego y la ternura.