
UN TROZO INVISIBLE DE ESTE MUNDO
Es difícil destacar en este mundo de la farándula y en muchas ocasiones lo hacen aquellos que tocados por la varita de la fortuna, accedieron a un papel en una serie televisiva de éxito, que le hizo popular y su nombre pasó a figurar en todos los castings de los nuevos proyectos que se acometían, utilizandole como reclamo para vender el producto, pero no ha sido éste el caso de Juan Diego Botto, este joven argentino que a los tres años de edad, tras la desaparición de su padre en la dictadura de Videla, vino con su madre que decidió escapar y exiliarse en España.
Estudió interpretación en la escuela de su madre, la también actriz Cristina Rota y no dudó en cruzar el Atlántico para profundizar en sus estudios en New York con Uta Hagen y más tarde regresó a España trabajando intensamente en teatro, cine y televisión. De sus trabajos en cine destacar su “Historias del Kronen” (1995) de Montxo Armendariz, por la que recibe la primera de las cinco nominaciones al Premio Goya, o la inolvidable “Martin (Hache)” (1997) del también argentino Adolfo Aristarain, entre muchas otras.
Su capacidad de trabajo y pasión por el teatro le lleva a escribir y dirigir alguna de sus obras como fue “El privilegio de ser perro”, o atreverse a dirigir un clásico como “Hamlet” (2009) de Shakespeare, que protagonizó con José Coronado, aunque quizá sea éste su último trabajo “Un trozo invisible de este mundo”, escrito y protagonizado por él, donde nos permita acceder a vislumbrar un trozo invisible de este excelente y comprometido actor y dramaturgo.
En esta ocasión ha dejado la dirección en manos de Sergio Peris-Mencheta, que ha escenificado de forma sobria pero efectiva el espacio en el que se nos van a contar cinco historias, con el nexo común de la inmigración o el exilio. El escenario es un enorme hangar suponemos de un aeropuerto, presidido por una cinta transportadora que de vez en cuando arroja y amontona bultos o maletas, incluso alguna persona que sola en la inmensidad del hangar nos contará su historia.Las piezas son: “Arquímedes”, con un agente de policía que defiende la entrada de nuevos ocupantes, frivolizando con el “principio de Arquímedes” interpretándolo como que si un vaso está lleno y metes cualquier cosa, se derrama, con lo que aquí no cabe nadie más. “Locutorio” nos presenta a un inmigrante que llama desde un locutorio a su esposa, contándole como le van las cosas tan lejos de casa. “Carta al hijo” nos presenta a una mujer subsahariana que cuenta a su hijo todas las penurias que tuvo que pasar para llegar hasta Europa. “Turquito” es el nombre del personaje que nos cuenta su experiencia en la dictadura argentina y sus torturas. “El privilegio de ser perro” nos presenta a un exiliado político que lo ha perdido todo.
Presentado como cinco monólogos, de los cuales Astrid Jones interpreta el monólogo central y Juan Diego Botto protagoniza los dos primeros y los dos últimos, interactuando en ocasiones con el público, con un dominio total de la escena y el texto, dosificando las emociones que mantienen al público con la respiración contenida en los momentos tensos, liberada en ocasiones por alguna frase irónica para quitar hierro al tema, pero que sabe llegar al final, arrancando al público de sus butacas al unísono, aplaudiendo y silbando, obligandoles a salir varias veces a saludar, visiblemente emocionados.

Astrid Jones, Sergio Peris-Mencheta y Juan Diego Botto
Esperaremos a ver cuántos premios Max se lleva de los seis a los que ha sido nominada en esta edición del 2014 (espectáculo, dirección de escena (Peris-Mencheta), autor revelación (Botto), escenografía (Peris-Mencheta y Carlos Aparicio), iluminación (Valentín Álvarez) y actor (Botto).
TEXTO: Juan Diago Botto
DIRECCIÓN: Sergio Peris-Mencheta
El texto se ha publicado por la editorial Espasa
Os dejo con dos fragmentos promocionales del espectáculo