¿Qué hay tras un gran musical?

Hace mucho tiempo que perdí la cuenta de las veces que he visto musicales como “Los Miserables” o “El Fantasma de la Ópera, pero recientemente tuve la oportunidad de ver de cerca, todo lo que hay detrás de uno de esos montajes y una vez visto, me asalta la duda de si es más grande lo que ocurre en el escenario de cara al público, o todo lo que hay detrás, arriba, abajo y a los lados, fuera de la vista del público, para poder construir una película en directo, sin interrupciones y en 3D, sin necesidad de colocarse unas engorrosas gafas especiales.

Nunca me gustaron los números, por eso cuando me dicen que han llegado a una ciudad los once enormes camiones que precisa el musical en gira de “Los Miserables” y que necesitarán cuatro días para montar y dejarlo todo a punto para el estreno, o el hecho de saber que entre la gente que lleva la compañía y la que se contrata por la sala que exhibe el musical, se da empleo a unos 150 trabajadores, me cuesta ser consciente de la envergadura del evento, porque para mí, no dejen de ser algo tan frío como son los números.Miserables montajeOtra cosa es cuando he podido pisar el escenario que lleva la gira de “Los Miserables” en España de la mano de Stage Entertainment y sobrecoge ver ese enorme puzzle por piezas que incluye su propio suelo escénico, por el que se deslizan sobre raíles preparados al efecto, los decorados parciales o totales, que entrarán o saldrán de escena, en función de las necesidades de la narrativa, por no citar los múltiples monitores desde los que se puede seguir al director o el desarrollo de la función, para que los regidores, uno a cada lado del escenario, siguiendo nota a nota la acción marcada en el libreto que tienen en su mesa, vayan dando las entradas a los actores, o trabajadores que mueven los paneles y decorados, aprovechando los oscuros con el uso de telones especiales, opacos o transparentes, que ocultan o muestran lo que interese al público. ¿Os imagináis el estrés del puesto de trabajo del regidor, al que no se puede decir nada durante la función, ya que no puede apartar la vista del libreto y el monitor, porque un desliz de un par de segundos podría arruinar una escena, o que un decorado aplastara a un actor o actriz?.

El tema del sonido, fundamental en un espectáculo de este tipo, en el que el texto es cantado y debe entenderse por encima de la música, no puede dejarse al azar en un gran musical. La solución se consigue a base de medios técnicos costosos y experiencia de años, colocando a cada actor o actriz principal dos micros inalámbricos, por si en determinado momento fallase uno, poder conectar el otro. Para ello hay un ingeniero de sonido que desde una complicada y carísima mesa de sonido, situada en medio del patio de butacas, sigue milimétricamente la acción, para abrir o cerrar micros y que sólo se escuche al actor o actriz cuando está en escena, evitando que diálogos en camerinos o bambalinas, lleguen al patio de butacas mezclados con los de la función.miserables proyeccionesDentro del escenario, la orquesta suena amplificada a modo de referencia, para que los actores sepan cuando deben entrar en cada tema, pero sus voces en el escenario suenan sin amplificar y sólo el espectador en la sala, escuchará amplificados y equilibrados a los actores y orquesta, labor del ingeniero de sonido desde su mesa, para que nadie “tape” a nadie y el público entienda cada frase que se diga en escena.

El sistema de proyecciones en movimiento, requiere de un tratamiento especial, para que no se vean las imágenes proyectadas sobre los cuerpos y caras de los actores, sino a sus espaldas y sean un decorado más en movimiento, por lo que al no ser proyectadas frontalmente, sino en diagonal desde lo alto del escenario, para que no se vean distorsionadas, usan un software que adapta y suma los haces de las proyecciones, para corregirlos y que se consiga el efecto buscado.
Liceo MiserablesEl uso de explosivos, detonantes y fuego real de antorchas necesarios para las escenas de las barricadas, precisan de una autorización especial de seguridad, que se concede tras revisar y aprobar el material certificado utilizado en cada plaza. La enorme cantidad de vestuario para cada personaje en sus diferentes momentos de la obra, debe lavarse y plancharse, así como las diferentes pelucas que aparecen a lo largo de la función, que también deben lavarse y secarse en máquinas especiales, que garanticen la suficiente rapidez para que estén disponibles en la próxima función.

Siempre hay un Servicio Médico en el teatro para atender cualquier problema que pueda surgir, bien sea entre alguien del público o entre los miembros de la compañía. Todavía  recuerdo mi asombro en una función a la que asistí en la que uno de los personajes principales fue interpretado por un actor en el primer acto y por otro en el segundo. Luego me enteré que el titular al salir de escena en el entreacto, sufrió un esguince y aunque fue atendido rápidamente por el médico, le imposibilitaba poder terminar la función, por lo que hubo que resolver con celeridad empleando a uno de los llamados covers o sustitutos, que se sepan el papel y tengan el vestuario de su talla, para poder suplir a otro en cuestión de segundos, porque “el espectáculo debe continuar”, de hecho gran parte del público entre vestuario y pelucas no se dio cuenta del cambio.actores miserablesDespués de todo esto me viene a la memoria la gente que me dice que los musicales son caros, porque curiosamente cuando ven un gran musical como el que hablamos, cambian su opinión porque han visto desde su butaca dónde va el dinero de su entrada. Siempre supe que la magia no existe, pero ahora tras haber visto de cerca todo este entramado, soy consciente de que la magia puede crearse.

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4 Respuestas

  1. Julio dice:

    Gracias Paco, disfruté de este making tan bien descrito de lo que supone levantar una producción así. Ojalá haya en el futuro más artículos como éste.

    J.

  2. Milo dice:

    Uno de los principales problemas que yo veo (siempre hablando desde mi visión personal, obviamente) es que el precio de las entradas va más justificado por lo técnico que por la capacidad actoral o vocal de diversas producciones de contar una historia.
    Me pasó viendo Los Miserables (tanto la última versión que hubo en Madrid como la que ha estado de gira recientemente) o El Rey León, Chicago o La Bella y La Bestia (casualmente, las cuatro producciones de Stage). Cuando voy a verlas, me encuentro con excelentes espectáculos a nivel técnico pero deficientes trabajos a nivel interpretativo.
    En Les Miserables disfruté de unas excelentes partituras y unas muy buenas voces pero muy pocos personajes despertaron un interés real en mi. Y eso es un problema cuando te están contando una historia: que no te importen los personajes. Me emocioné por las melodías, por las canciones… pero no por lo que decían. Sobre escena vi a unos excelentes cantantes (en muchos casos, no todos) pero a actores muy por debajo de la media. ¡Es un musical que habla de una revolución! ¡De la muerte, la perdida! ¡De la miseria! ¿Por qué parece que los personajes solo están ahí para cantar y no toman consciencia de la realidad que viven?
    Con El Rey León me pasó más de lo mismo: un ejemplo perfecto de gran calidad técnica, pero muchas carencias interpretativas. Simba no solo no empatiza, si no que hay gente que no le entiende. Sus interpretaciones son exageradas hasta el absurdo copiando movimientos idénticos a las producciones de broadway que pierden valor ya que el texto ha sido adaptado y, como actores, no se esfuerzan en darle una justificación a ese movimiento, sino que lo hacen porque así se les ha sido indicado. Aparte de eso, me sorprendió la pésima calidad vocal del cover de Mufasa y lo difícil que era comprender (tanto interpretativa como vocalmente) a un personaje tan importante como Nala. Algo muy parecido me pasó con el montaje que estuvo de gira con Chicago, donde, además, se anunció el esperado regreso de Manuel Bandera a la producción solo para que, cuando ya habían vendido X entradas, fuera sustituido al iniciar la gira por un lamentable Carlos Lozano.
    De La Bella y La Bestia mejor no hablar. Cuando un musical de este tipo se permite cobrar esos desorbitados precios por las entradas, lo último que esperas es descubrir que más de la mitad del acompañamiento musical es enlatado.

    No discuto el gran poderío técnico que hay detrás de este tipo de producciones ni tampoco lo caro que debe salir hacerse con la licencia y los derechos de este tipo de musicales, pero un musical no DEJA DE SER TEATRO. No deja de ser una historia representada en director por unos actores que dan vida a unos personajes y sus emociones. Y la emoción no es saber cantar, no es saber declamar, no es siquiera vocalizar… Una emoción no es poner cara triste o llorar. Una persona puede poner cara triste porque ha muerto su madre, su perro, ha perdido su libro o se ha roto una uña… ¡ y cada una de esas caras no puede ser la misma!
    Aquí no ocurre eso: aquí veo gente que grita porque está cabreada y no importa el porque. Todo se reduce a: “estoy cabreado=grito”, “estoy feliz=río”, “estoy cansado=cierro los ojos”…
    Estoy muy desilusionado con la nula importancia que se le concede a la interpretación en este tipo de espectáculos aquí en España. Todo falso, exagerado, frío… Eso no ocurre fuera. He visto Wicked, Billy Elliot, The Lion King, Priscilla, Rent y allí puedes ver a un personaje real, con una amplia gama de emociones, con un gran registro actoral. ¿Dónde queda eso en españa?
    ¿De verdad merece la pena pagar más de 100 euros -en algunos espectáculos- para ver la historia de un personaje que no me va a despertar un mínimo interés? Podrá haber todo lo técnica o la grandilocuencia que quieran, pero si en algo coincide la mayor parte del público de este tipo de espectáculos aquí en España es que, cuando acabas y haces las preguntas adecuadas, todos llegan a la misma conclusión:
    “Si, el espectáculo era impresionante, las canciones son geniales… pero no me importaba nada el personaje.”
    Y eso, para alguien que presume de hacer teatro (no un concierto) es un problema.
    Cobre lo que cobre.

    • allwebber dice:

      Hola, Milo. Comparto algunos de tus razonamientos y también te voy a contestar desde mi particular visión del tema que tratamos.

      Hablando de precios de entradas, te diré que hasta ahora, nunca he pagado más de 100 euros como dices, por ver un musical en España y sí, los precios de taquilla en España suelen ser equiparables a los de Londres, aunque en Broadway son más caros, sólo que tanto en New York como en Londres existe la ventanilla de Tickets, donde puedes conseguir muchas entradas con el 50% de descuento, cosa que en España no existe.

      En cuanto a la calidad de los repartos en los musicales españoles comparada con los de “fuera”, podría decirte que he visto muuuuuuuchas veces “Los Miserables” en Londres y recuerdo salir varias veces del teatro diciendo, que es un reparto muy coral y es muy difícil encontrar un cast en el que todos estén bien. Este tipo de musical demanda más de un buen cantante que de un buen actor que no llegue a las notas y no voy a decirte más que recuerdes lo desfortunado de elegir a Russell Crowe para interpretar a Javert en la película, o a Nick Jonas para hacer de Marius en el 25 Aniversario y no es que Cameron Mackintosh no tenía otras opciones.

      Recuerdo cuando vi en el Nacional Theatre de Londres a un desconocido actor australiano interpretando al Curly de “Oklahoma” y al salir una amiga me dijo: “Es que era australiano y tenía un acento rarísimo que costaba de entender”. Supongo que has adivinado que se trataba de Hugh Jackman antes de dar el salto a Hollywood.

      En este país estamos acostumbrados a los doblajes de las películas, hasta el punto de que nos resultan incómodos a veces los acentos argentinos o venezolanos, por poner un ejemplo, incluso se llegó a doblar en cine a actores como Angela Molina porque no tenía una dicción clara. Esa es una ventaja que nos llevan los sajones, que están acostumbrados a los más variados acentos dentro del inglés, bien sea de Londres, de Massachusets o de Edimburgo y por eso en sus musicales ves gente de múltiples nacionalidades. También sabes que el Valjean de la producción de Madrid, Gerónimo Rauch, fue elegido por el mismo Mackintosh para interpretarlo en Londres y de allí, al año, saltó a hacer y todavía continùa como Fantasma de la Opera en el Her Majesty, con un éxito importante, habiendo sido nominado al mejor actor de un musical por su interpretación. Julia Möller fue Cosette varias temporadas en Londres y Esteban Oliver termina de reincorporarse al Rey León de Madrid, tras una temporada interpretando a Zazu en Broadway.

      No quiero decir con esto que tengamos los mejores actores y cantantes del musical del mundo mundial, pero sí estoy convencido que se hacen castings abiertos y se contrata al mejor para cada papel, de entre todos los que se presentan, ¿quë otro sentido tendría si no convocarlos?. En estos castings están presentes los responsables de los musicales originales y son los que dirigen las interpretaciones, dando las pautas de cómo interpretar cada papel.

      Por supuesto que New York y Londres nos llevan mucha ventaja en escuelas y años de trabajo. También es cierto que sólo hay una Audra MacDonald o un Jonathan Pryce y aquí poco a poco se está creando una profesión, que hace poco tiempo no existía, además de estar infravalorada por considerarla un arte menor y todavía se siguen formando actores y actrices que cantan y bailan.

      Y no quiero entrar en el tema de las adaptaciones que con mejor o peor fortuna, ayudan al actor en su interpretación. Ya hemos comentado varias veces la de diferentes versiones de un mismo musical (“El Fantasma de la Opera”) que tuvo su versión oficial en el estreno de Méjico, luego cuando se estrenó en Madrid y luego la que se utilizó para el doblaje de la película. La verdad es que tenemos muchos puntos en contra comparados con los ingleses que oyen el musical como se gestó, independientemente de los años que hayan pasado desde su estreno.

      Además de que hay gente que no puede viajar a ver musicales fuera de España y aunque lo hiciera, si no conoce el inglés tampoco los entendería, por lo que el hecho de que poco a poco se vaya abriendo la gente a conocer un musical de estas características, en unas condiciones lo más similares a como se ofrecen en otros países, mejor que mejor, porque si no, no los verían nunca, por no hablar de algunas producciones amateurs que cobran mucho menos, pero aparte de no pagar derechos, el resultado final puede ser un descrédito para el musical.

      Gracias por tu colaboración y razonada respuesta.

      Paco

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