LAS PRINCESAS DEL PACÍFICO
Recuerdo que a raíz del estreno en 1986 de dos musicales en Londres: “Time” y “The Phantom of the Opera”, un critico comentaba que mientras uno contaba con una inversión enorme, el otro al dinero le sumaba ingenio, por lo que “Time” provocaba aburrimiento a partir de los diez minutos del comienzo, pero en “El Fantasma” donde concurrían dinero e ingenio a partes iguales, el público conectaba con la historia, de hecho “Time” cerró a los dos años de su estreno, mientras que “El Fantasma de la Ópera” sigue en cartel más de 30 años después.
En el caso de “Las Princesas del Pacífico” la ausencia casi total de dinero en la puesta en escena se cubre con un derroche de ingenio, humor y creatividad que para sí quisieran muchos espectáculos. Pabo Carbonell en su presentación a los medios de “El mundo de la tarántula” comentó que tras ver este montaje se dirigió a su director José Troncoso y le dio su libro diciéndole que lo leyera, porque pensaba que era el más indicado para subir a escena el texto que había escrito y es que el trabajo de creatividad y dirección de Troncoso es realmente de estudiar en las escuelas.Dos maletas y dos hamacas es prácticamente toda la utilería que precisan Alicia Rodríguez (Agustina) y Belén Ponde de León (Lidia), esta tía y sobrina de nivel cultural distraido, que acuciadas por las deudas, viven a oscuras en su casa, evitando encender otra luz que la del televisor para ahorrar, a la vez que servirse del electrodoméstico como de una ventana que las conecta con el mundo, consumiendo los sucesos y desgracias ajenas, para sentirse mejor con la vida que les ha tocado en suerte.
El título de la pieza juega con el doble sentido de llamar princesas a estas dos mujeres grotescas a la vez que tiernas y feas que casualmente ganan un viaje en un crucero que nos lleva a pensar en la cadena de cruceros “Pacific Princess”. Este cambio de suerte las obliga a abandonar su bunker para mezclarse con gente de un mundo muy distinto al suyo, provocando las más divertidas situaciones con alguna pincelada dramática muy bien intercalada.Un escenario vacío y dos actrices en estado de gracia, perfectas en sus miradas, gestos, gruñidos y silencios, que con el buen hacer del director, consiguen con sencillos efectos de luces o sonido llevarnos del salón de una casa al mini camarote de un barco, de la discoteca a la cubierta del crucero, o situarnos de nuevo en su pueblo y nos hacen “ver” al capitán, al policía, un trío de pasajeras de postín, todo ello pasando de la realidad a la pesadilla o del humor agridulce al más espontáneo.
Economía de medios y derroche de talento para una historia sencilla que toca muchos temas y que fue nominada a los Max de 2016 como mejor espectáculo y mejor autoría revelación que lleva rodando bastante tiempo por muchas ciudades españolas y ha pasado por Madrid en varias ocasiones y que parece que el mismo equipo están preparando otro espectáculo con el título de “Lo nunca visto”.Esperamos que ese crucero siga llevando a esas princesas a otros puertos en los que recalar para regalar su emoción y buen humor a otros espectadores amantes del buen teatro, ese que no necesita de grandes nombres ni montajes espectaculares para llegar al espectador directamente, sin truco, trampa ni cartón.
TEXTO: José Troncoso, Alicia Rodríguez y Sara Romero
DIRECCIÓN: José Troncoso
Para terminar un trailer promocional del espectáculo