LA CHUNGA
Mario Vargas Llosa escribió su segunda novela con el título de “La casa verde” en 1966, en la que aparecían varios personajes, uno de ellos el de La Chunga, que volvía a su mente cada cierto tiempo, con la impresión de que no le había sacado el mejor partido, hasta que se le ocurrió que su emplazamiento óptimo sería en un escenario frente al público y desde que la adaptó y estrenó en Lima en el año 1985, ha sido representada en más de veinte países con gran éxito.
Aitana Sánchez Gijón cuando descubrió la obra se enamoró del personaje y fue el motor de la puesta en escena en España, asumiendo ella elpapel protagonista, algo que el autor de la obra no compartió a pesar de la buena relación que comparte con la actriz, que ya ha llevado otras obras suyas a escena en repetidas ocasiones.
Era lógico el desacuerdo del autor sobre la adecuación de la actriz al personaje, ya que estamos hablando de una mujer fuerte, hombruna, que debe bregar en su taberna con los borrachos y gente de mala calaña que la frecuentan todos los días y Aitana Sánchez Gijón con su serena belleza, elegante feminidad y aparente fragilidad, parecería estar en las antípodas del personaje y aunque en mi juguetona mente fantaseara sobre cómo hubiera sido ese personaje, vestido por una mujer como Chavela Vargas o Blanca Portillo, hay que ser justos y reconocer que Aitana, con el maquillaje y grandes dosis de interpretación, consigue sacar adelante muy dignamente.
La historia es una mezcla de las fantasías personales de los personajes, que como en el clásico “Rashomon” de Akira Kurosawa, se ofrece al público diferentes versiones de un mismo hecho, para que sea el espectador quien decida donde está la realidad y donde la ficción o deseo de estos desarraigados “inconquistables” sobre lo que ocurrió una noche en esta taberna que regenta La Chunga.
Todos los actores están perfectos, sobresaliendo en función de su papel Asier Etxeandía, en su composición del proxeneta sin escrúpulos, seguido de Irene Escolar, asumiendo de nuevo el papel de una joven, oscuro objeto del deseo en un universo de hombres rudos, como ya hiciese en “De ratones y hombres“, aunque aquí lo hace desde la inocencia y el amor ciego, en vez de desde la coquetería e insatisfacción personal.
En otro plano, por lo secundario de sus personajes, destacar la impresionante interpretación de Tomás Pozzi como el pedófilo apodado “El mono”, Jorge Calvo como Lituma, el romántico y tímido enamorado y Rulo Pardo como el onanista José.
La historia mantiene un pulso con el público, con instantes cargados de tensión y una violencia tan brutal que nos dejan contra las butacas, donde no se escucha ni la respiración de uno mismo y es que está contada de una forma tan real, que a veces olvidamos que somos espectadores, asistiendo a una interpretación hiperrealista.
Puestos a poner un “pero” sería para las voces de Aitana y Asier, que por ser las suyas y a pesar de estar muy trabajadas y derrochar gritos desgarrados en escena, jugándose las cuerdas vocales en cada actuación, me hubiera gustado escuchar unas voces más graves que llegasen a asustar en sus peleas, y repito, es por poner un “pero”, reconociendo que están excelentes poniendo toda la carne en el asador.
En fin, una obra “fuerte” que no dejará indiferente a nadie, con esa magia del “vivo” que consigue meterte en la historia porque dejas de ver a los actores y te mezclas con los personajes y sus historias.
TEXTO: Mario Vargas Llosa
Os dejo un video promocional del montaje del Teatro Español
