
CORDOBA 2014 – Parte 3
El domingo tras la bendita resaca de charlas y conciertos de los últimos días, todo va oliendo a despedida. Nos levantamos más tarde porque el primer acto programado es a las doce, con lo que se aprovecha para desayunar, hacer la maleta, visitar la Mezquita y poco más.
La Diputación era el lugar fijado para la sesión de firmas, en la que los compositores se sientan en una larga mesa, provistos de rotuladores permanentes de todos los colores, con los que poder autografiar CDs, posters, camisetas, fotos, programas o lo que les lleven sus seguidores. Cada año en ese momento, acuden a mi mente ediciones anteriores y recuerdo a Basil Poledouris alucinando al ver jóvenes de la “generación cd”, llevándole vinilos de sus músicas, que para ellos debe ser algo “casi sagrado”, o John Powell, al que temíamos acercarnos porque nos dijeron que era muy tímido y como viera aluvión de fans, se marchaba en el primer avión…. ¡ha llovido tanto desde entonces!.
Una vez en la Diputación pudimos aprovechar para visitar la exposición de Julio Rodríguez, en la que a través de sesenta de sus estupendas fotografías, elegidas por él mismo, nos llevaba a un viaje en el tiempo, rememorando instantes robados de muchos de los excelentes compositores que han pasado por el Festival, a lo largo de los últimos nueve años, lástima que muchos congresistas se quedasen sin verla ya que al estar la Diputación lejos del lugar donde se realizaban las conferencias y conciertos, pasó bastante desapercibida.
Hubiera estado bien que el autor -quizá me mate Julio por sugerir esto- nos hubiera dado una pequeña charla explicando porqué había elegido esas fotos en concreto, además de contarnos alguna anécdota y su visión del trato que tuvo con los compositores.Este año era de destacar el buen “rollito” entre los compositores en la sesión de firmas, incluido un “pique” en el que “vendían” sus “autógrafos”, así Rolfe Kent había puesto un cartel frente a él que dejaba leer: “Un Rolfe gratis”, mientras que Murray Gold había puesto otro en el que se leía: “Murray 100$ y Abel 300$”, incluso jugaban entre ellos firmando en nombre del otro, así en algunos posters Murray firmó como Rolfe Kent y viceversa. Hubo alguna fémina que llegó a preguntar si admitían tarjetas de crédito, porque no especificaban si el precio era por una firma, o por … algo más. En fin, muy buen ambiente y muy distendido.
Tras las firmas, en mi caso, las despedidas hasta una mejor ocasión, aunque todavía quedaba la tradicional comida de hermandad con los compositores, en la que los amigos de Asturscore como cada año enseñan a escanciar sidra, topándose este año con algún alumno aventajado como Abel Korzeniowski, que mostró su habilidad ante la asombrada mirada de Toshiyuki Watanabe.
Finalmente por la noche tendría lugar el concierto de jazz que en esta ocasión reunía a Rolfe Kent y Nani García, como otros años en el estupendo emplazamiento del Palacio de Viana, donde tendría lugar un cocktail al final del concierto. Por cierto, no quiero olvidarme de dar la enhorabuena a quien diseñara los posters de los conciertos, que además sirvieron de programas de los mismos, pudiendo llevarnoslos con nosotros, algunos incluso firmados.
A modo de recapitulación final, diré que este año para mi ha sido especial, ya que he podido reencontrarme con amigos que faltaban algunos años y es que no nos olvidemos de que una parte muy importante del Festival, sin que suene pretencioso, somos nosotros, porque nos unió el amor por la música de cine, pero a lo largo de estos años, se ha creado un vínculo mayor de aprecio, que aunque mi mala memoria a veces me haga olvidar algún nombre, siento ese afecto sincero que me hace alegrarme de volver a veros.
Los congresistas somos un as que tiene la organización, porque cuenta con una activo fijo de clientes potenciales, que les aseguran un aforo mínimo cubierto, porque sin ese “comodín” nadie se atrevería a programar los conciertos que disfrutamos. Dicho esto y con el máximo respeto comentaré que a lo largo de diez años, el Festival ha ido creciendo y mucho. Hemos pasado del primer año en el que no hubo ningún concierto, a éste en el que se programaron dicisiete, lo cual está más que bien. Pensar que algún día tendríamos en el Festival a músicos como Michael Giacchino, Dave Grusin, Toshiyuki Watanabe, Abel Korzeniowski, Debbie Wiseman, Philippe Rombi, Patrick Doyle, Bruce Broughton, David Arnold, John Scott, Basil Poledouris y muchos otros, parecía imposible y que conste que no he citado a ningún español porque al estar más “cerca”, parecerían más fáciles de conseguir.
Pero, ..sí, hay algunos peros y es que me da la sensación de que se ha conseguido sobresalir con éxito en lo difícil, pero se ha descuidado lo más fácil, aquello que desde las primeras ediciones funcionaba estupendamente y es la “atención al congresista”. Me explicaré: cada vez se informa más tarde de los actos, invitados y programa. Este año se enviaron el 29 de Junio las condiciones de suscripción y descuentos de RENFE y hoteles, con menos de un mes de antelación, cuando los “militantes” ya teníamos todo reservado y comprado, porque no podemos dejarlo todo para última hora, con los precios más altos. Ojo, no echo la culpa a nadie en concreto, porque tanto Rubén como Pacomigue son excelentes en facilitar las cosas “in situ”, pero la comunicación es algo que debería mejorarse y más estando las redes sociales que con los tiempos que corren y los problemas laborales para muchos, necesitan tenerlo claro cuanto antes, para poder planear y organizarse.El tema de las charlas en las que el año pasado había un solo micro, que pasaba el que entrevistaba al traductor y éste al entrevistado, que devolvía al entrevistador, ha empeorado este año, con un micro fijo, que cuando se intentó moverlo gruñía y desbarató el sistema de proyecciones, de forma que nos quedamos sin ver ninguno de los videos de presentación de los compositores, que en las primeras ediciones del Festival eran unos videos muy cuidados, que ponían rápidamente al público al corriente de la trayectoria del músico..
Otra cosa que perdimos el año pasado fue la “tienda de CDs” y aunque se recuperó este año, colocándola inexplicablemente en un emplazamiento fuera de donde se celebraban todos los actos, seguía con los problemas de años anteriores y es que no esperamos encontrar discos descatalogados o CDs de Toshiyuki Watanabe, pero llamaba poderosamente la atención no poder comprar nada de Debbie Wiseman o John Lunn, y todavía era peor si preguntabas por el CD de “El tiempo entre costuras” de César Benito, porque te decían que sólo llegaron tres ejemplares, o que no tienen el de “La mula” de Oscar Navarro, trabajos que se pudieron escuchar en los conciertos y de los que podrían haberse vendido varios ejemplares.
El tema de las firmas también dio y mucho que hablar, ya que en años anteriores se había puesto un tope de 3 CDs por compositor, para aquellos que acudiesen a la sesión de firmas y este año no ha habido ningún tipo de control, permitiendo que tras cada conferencia se formase una cola, para que el compositor o compositora de turno les firmase fotos, o CDs sin límite, lo cual no veáis como deja a los que pagamos 20 euros por acudir a la sesión de firmas con nuestros 3 CDs.
Lo extraño es que éstas cosas se tenían controladas muy bien desde los primeros congresos, pero lamentablemente se han ido perdiendo, lo cual creo que resta seriedad y desmerece la imagen del Festival y lo digo no como crítica, sino como una nota de atención para ahora, a un año vista, se vea de corregirlo, ya que creo redundaría en beneficio de todos.
Por supuesto quiero despedirme hasta el año que viene, dando las gracias a todos los que colaboran en este evento haciéndolo factible. Tras -en mi caso- nueve años de Festival abogo por muchísimos más llenos de días de increíbles vivencias con amigos y maestros. Gracias otra vez.
Para terminar quisiera aportar mi granito de arena, compartiendo unos videos que grabé en las charlas, que me son muy queridos, porque aunque no tengan gran calidad, para mi son importantes por haber vivido esos momentos.
Toshiyuki Watanabe explicando como a sus alumnos les hace ver que una samba se sostiene casi sobre la misma nota
Debbie Wiseman interpreta al piano sus temas para “Tom & Viv”, “Wilde” y “Tom’s Midnight Garden”
Totalmente de acuerdo. Creo que el festival ha ido descuidando más a sus incondicionales a medida que iba creciendo.
Para mí también ha sido estupendo, a nivel musical y personal, pero es una verdad como un templo que se descuidan los detalles “fáciles”. Y me sigue pareciendo vergonzoso que se cobren 20€ por una sesión de firmas, sin que se sepan quiénes van a estar presentes, y con actos de firmas espontáneos u organizados en los días anteriores. Que vas tú con tus cds de fulanito que te has comprado para la ocasión, y llegas el sábado, y resulta que igual el viernes dijeron “se va a firmar ahora porque este señor no va a estar el domingo”, y no hay ni control ni dinero ni nada de nada. Puede que no se ha hecho con mala intención, pero cobrar por algo así en esas circunstancias es una estafa en toda regla. Y que conste que veo positivo que haya una pequeña mini sesión tras cada charla, porque entre otras cosas descongestiona lo del domingo, pero o hay reglas y pagos para todo, o para nada.
Es una pena, porque no creo que se le advierta al compositor, que tiene prevista una sesión de firmas y verse al final de la charla esa avalancha de gente… y claro, no va a ser él quien diga que no quiere firmar. Recuerdo a Debbie Wiseman diciendo: Eso será mañana después de la charla y el congresista decirle: “Es que mañana no puedo estar”, y claro ella accede y le sacan un montonazo de portadas para firmar.
Con lo bien que estaba al principio…. en fín, veremos a ver si se corrige.