
ANYONE CAN WHISTLE
Aunque no se estrenaría comercialmente en Broadway hasta 1964, lo cierto es que el proyecto de este musical estuvo gestándose desde 1961 con vistas a estrenarlo a finales de 1962, basado en una historia de Arthur Laurents con canciones de Stephen Sondheim, pero problemas de financiación lo retrasaron una y mil veces hasta que Sondheim descubrió que Laurents odiaba hacer audiciones a los posibles inversores y se encargó él mismo de cantar y tocar los números para darles a conocer la pieza, en varias ocasiones, consiguiendo finalmente 115 inversores, entre los que se encontraba el mismísimo Richard Rodgers.
Tras varios ensayos viajaron a Philadelphia para hacer un pre-estreno y ver cómo funcionaba y la crítica fue unánime en contra del musical, acusándole de tener un argumento banal, con una forma de mostrarlo poco clara, mientras que el público abandonaba la sala antes del final, pero Laurents, como autor y director se empeñó en cambiar la escenografía, en vez de escuchar los fallos que le estaba señalando la prensa especializada.El argumento se centra en una pequeña ciudad en declive, en la que unos pobres y hambrientos ciudadanos observan impotentes como sus políticos se llenan los bolsillos con las arcas del ayuntamiento. Su ambiciosa alcaldesa, Cora Hoover Hooper (Angela Lansbury), se percata de que su ciudad está en bancarrota y que tan solo un milagro sería capaz de salvarla. Con la ayuda de sus corruptos colegas, el tesorero Cooley (Arnold Soboloff), el jefe Magruder (James Frawley) y el inspector Schub (Gabriel Dell), el “milagro” llegará a la ciudad. Dicho milagro consiste en una roca que mana unas aguas con supuestas propiedades curativas, gracias a un mecanismo ideado por Schub.
Fay Apple (Lee Remick), la enfermera jefe de The Cookie Jar, el manicomio del Dr. Detmold para los socialmente presionados, llega a la roca con cuarenta y nueve de sus pacientes, exigiendo que estos tomen las aguas y ser así curados. Por accidente y antes de que nadie pueda hacer nada, los locos se mezclan con los “cuerdos” ciudadanos y los peregrinos que han venido a recibir la bendición de las milagrosas aguas. El Dr. Detmold (Don Doherty), se niega en diagnosticar quien está cuerdo y quien está loco, ya que éste también está implicado en el meollo de la bendita roca. Será el Dr. J. Bowden Hapgood (Harry Guardino), un caballero de brillante armadura que conquistará a Fay Apple –y también a Cora–, el que se encargue de realizar el diagnóstico de los allí presentes, aplicando los principios de la lógica, sin que nadie se percate de su verdadera identidad: él es el extraviado paciente número cincuenta.Esta dura y surrealista crítica de la sociedad, que proclama la cordura de la locura como una virtud, fue escrita y dirigida por Arthur Laurents, con música y letra del maestro del musical Stephen Sondheim, que ya habían trabajado juntos en Gypsy.
La aciaga primera representación de esta sátira sobre la fe, la cordura y la política, fue el 4 de abril de 1964 en el Majestic Theater de Broadway y tan solo nueve representaciones después la obra se suspendió. Pero este era un espectáculo que se resistía a morir en el olvido, creando durante décadas un culto entre sus seguidores, gracias a la grabación del show, que irónicamente se realizó un día después de que la obra cerrara sus puertas.De algún modo, la novedad sentenció a esta obra al fracaso. Sondheim, experimentó con las ya clásicas reglas establecidas del teatro musical americano, por lo que puede que el conservador público neoyorquino rechazara de un principio la obra, siendo este fallido espectáculo renovador, un eslabón más en la cadena hacia el teatro musical que conocemos hoy en día. Es decir, involucrar la trama y la acción de la historia con los números musicales al completo y no tan solo número-diálogo, número-diálogo, como hasta la fecha había sido habitual. Dicho tratamiento renovador puede observarse en el número The Cookie Chase. En esta estilizada escena de ballet, el coreógrafo Herbert Ross –que más tarde sería un conocido director de cine– muestra a los cuerdos ciudadanos intentando atrapar a los cuarenta y nueve locos del sanatorio. De hecho, gran parte de la acción de este espectáculo es transmitida a través de la danza, lejos de lo que suele ser habitual en otros musicales de Sondheim.
Sondheim y Laurents, crearon un mundo fantástico de simbolismo y prototipos en el que los ciudadanos llevaban pelucas y maquillaje de payaso y el escenario se transformaba a capricho de los personajes. En una de las escenas, Cora cambiaba de vestuario al mismo tiempo que el escenario: el ayuntamiento se daba la vuelta para mostrar una gran roca, y ésta, que había estado luchando y dándose prisa para ponerse un guante que se le resistía, levantaba una mano para que todo se detuviese. Y así sucedía, la música y el escenario se paralizaban. Ella murmura alegremente hasta que consigue ponérselo y entonces hace una señal con su mano para que la música y el escenario continúen. Algo que actualmente podría parecer normal, pero que fue muy novedoso en su momento.Aunque es posible que el final del Acto Primero sea el que mejor resuma el estilo y contenido de la obra: Las luces se apagan lentamente dejando tan solo el misterioso destello de las que se encuentran a pie de escenario. Dos grupos de personajes, un popurrí de locos y cuerdos, se pone a correr desesperado a lo largo y ancho de todo el escenario, cantando salvajemente, llegando al borde del frenesí. Entonces las luces funden a negro, enfocando por un momento directamente a Hapgood, que dirigiéndose y mirando fijamente al público, pronuncia con una sonrisa en sus labios: “estáis todos locos”. En ese momento, las luces del teatro se encienden de repente, revelando a la compañía al completo sentada en las butacas, riendo y aplaudiendo grotescamente.
Los ensayos de Anyone Can Whistle, se realizaron del 2 al 21 de marzo de 1964 en el Forrest Theatre de Philadelphia, estrenándose el 4 de abril de 1964 en el Majestic Theatre de New York City. Su última representación fue el 11 de abril de 1964 (tan solo nueve representaciones después) y la grabación del espectáculo se llevó a cabo en los CBS Street Studios de Nueva York, el 12 de abril de 1964.El 8 de abril de 1995, treinta y un años después, se representó Anyone Can Whistle an AIDS Benefit Concert For Gay Men’s Health Crisis, en el prestigioso Carnegie Hall. Una versión concierto de la obra que recaudaba fondos para el colectivo gay neoyorquino víctima del SIDA. El reparto principal estaba formado por Angela Lansbury (esta vez interpretando al narrador de la historia), Madeline Kahn (la novia del Dr. Fronkonstin en El Jovencito Frankenstein de Mel Brooks), Bernadette Peters y Scott Bakula (protagonista de las series Quantum Leap o Star Trek: Enterprise).
En el 2003 se produjeron nuevos montajes del musical en Londres y en Los Ángeles. También se estrenó una versión en Illinois, de una versión de concierto escenificado el 26 y 27 de Agosto de 2005 que contaba nada menos que con Audra McDonald (Fay), Michael Cerveris (Hapgood) y Patti LuPone como Cora. De nuevo como concierto escenificado, dentro de la serie Encores! del New York City Center, tuvo lugar otra puesta en escena del musical con Sutton Foster (Fay), Donna Murphy (Cora) y Raul Esparza (Hapgood) del 8 al 11 de Abril de 2010.
La última producción hasta la fecha tuvo lugar en el Jermyn Street Studio Theatre de Londres, del 10 de Marzo al 17 de Abril del 2010, dirigida por Tom Littler con Issy van Randwyck (Cora), Rosalie Craig (Fay) y David Ricardo-Pearce (Hapgood).
El Union Theatre de Londres ha programado del 8 de Febrero al 11 de Marzo de 2017 otra reposición de este musical sin especificar el reparto que estará arropado por el equipo técnico que forman Phil Willmott (director), Holly Hughes (coreógrafo), Richard Baker (director musical) y Penn O’Gara (diseño de vestuario).
MÚSICA Y LETRAS: Stephen Sondheim
LIBRETO: Arthur Laurents
Se pueden conseguir la grabación en audio del Broadway Cast original, así como la versión en concierto de 1995 en el Carnegie Hall.
Para terminar video con escenas y ensayos del montaje en los Encores con Sutton Fister y Raúl Esparza
¡Qué curioso y ariesgado argumento para un musical de los 60!.
¿No existe ninguna grabación en vivo, verdad?, lástima, no conozco ni las canciones….
A mi el tema siempre me recordó a “Los jueves milagro” de Berlanga y no, no hay ninguna grabación en video, cosa también en cierto modo lógica, dado el escaso éxito en su estreno, aunque podría haberse aprovechado en cualquiera de sus múltiples reposiciones, aunque siempre por temporadas limitadas, como esta última que como ves es por un mes.
En cuanto a las canciones además de la que da titulo al musical algunas de las más famosas como “There won’t be trumpets” o “Everybody says don’t” han sido grabadas por gente como Bernadette Peters, Barbra Streisand, Mandi Patinkin o Barbara Cook, entre muchos otros.