La Opera de 3 Reales con Luis Tosar
Tras la desafortunada versión de años atrás de “LA OPERA DE LOS TRES PENIQUES” que se hizo en los Teatros del Canal de Madrid, por una adaptación quizá demasiado “localista” con muchas referencias a personajes populares de nuestro país, el anuncio de una nueva adaptación con Luis Tosar como Mackie el de la faca, me hizo plantearme dar una segunda oportunidad a este texto de Bertold Brecht y me fui a Madrid a verla.
En esta ocasión se trata de una coproducción el Centro Dramático Gallego, estrenada del 23 al 26 de Junio en Santiago de Compostela, donde comenzó una gira por algunas ciudades gallegas como El Ferrol y Pontevedra, saltando de allí a Madrid dando 8 funciones en el Teatro Fernán Gómez y continuando su gira por Las Palmas, Salamanca, Pamplona y Zaragoza, volviendo el 17 y 18 de Septiembre a La Coruña. Siempre estancias muy cortas en cada ciudad ya que esta obra ha conocido serios fracasos en sus últimos estrenos. Gente como Sting, Maureen McGovern y Kim Criswell no la pudieron mantener en Broadway más de un mes y el último estreno con Alan Cumming o Cindy Lauper aguantó unos tres meses.
Esta versión que dirige Quico Cadaval diría que es más fiel al texto original que desconozco, pero comparándola con la de los teatros del Canal, en esta ocasión la única referencia a la actualidad se limita a referirse a la próxima visita del Papa a la ciudad o las pancartas de los manifestantes del 15-M. Aún así me llamaron la atención varias cosas, como que el lenguaje de los vagabundos, ladrones y prostitutas fuese demasiado “educado”, no porque no dijesen tacos –que los dicen- sino porque me pareció que empleaban un léxico muy elaborado para gente de su “esfera social”. Sin hacer falta a llegar a lo que hiciera Gershwin con su Porgy and Bess, creando casi una especie de lenguaje para los negros, aquí eché en falta un lenguaje más burdo y barriobajero, para entendernos.
El texto tiene frases que a día de hoy encajan perfectamente con la sociedad que vivimos y así el mensaje político rezuma ironía cuando habla de la corrupción, la política y la justicia, a pesar de que lamentablemente siguen demasiado vigentes y el público ríe y aplaude frases como “La justicia es absolutamente incorruptible, nadie puede comprarla para que defienda la verdad”.
La sobria puesta en escena no necesita de más, la música en directo por un grupo de seis músicos acompaña bien la acción y a los intérpretes, que si bien actoralmente están todos muy bien, vocalmente dejan bastante que desear, estando mejor ellas que ellos y aunque hay que reconocer que la partitura de Kurt Weill a pesar del título no es una ópera ni exige un registro vocal difícil. Se nota que en esta ocasión han primado la actuación sobre las canción. Para la versión que llevan de gira fuera de Galicia, han adaptado el texto al castellano, no así las canciones, que son en gallego y se pueden seguir subtituladas en una pantalla que hay en el escenario.
La obra está dividida en dos partes y bastante público aprovechó el momento del intermedio para marcharse. Diría que es una obra para los que ya la conocen y aman su partitura o quieren ver a Luis Tosar en directo, porque los aficionados al musical van a encontrarse ante una historia que ni atrapa, ni arrastra y una música de melodías casi inexistentes, tomando como ejemplo el popular tema: “Mackie el navaja” que nunca me dijo nada, aunque algo tendrá para que lo versionen tantos intérpretes.
Aunque se dice que no hay dos sin tres y que a la tercera va la vencida, dudo que algún día le dé otra oportunidad a esta obra.