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VILLA PUCCINI
Sencillo título para presentarnos un monólogo teatral, muy bien vestido con música de altura, nada menos que las arias más famosas de las Óperas de Puccini, interpretadas en directo, que se alternan con el texto.
Maria Luisa Merlo vuelve por tercera vez a presentar en Valencia “VILLA PUCCINI”, todo un desafío a una actriz como ella, que se crece en escena y es capaz de ofrecernos un monólogo, en el que nos habla directamente al público, contándonos su vida, una diva de la Ópera, que planea su último concierto en Torre del Lago (Italia).
Un escenario vacío con arcones y baules que recogen los trajes y partituras que la diva lleva consigo, para utilizar en el que será su último concierto, mientras nerviosa rememora su glorioso pasado y sus triunfos interpretando la música de Puccini, su compositor favorito, hasta tal punto que a su hijo le puso como nombre Giacomo, en honor al músico.
Cuando recuerda sus éxitos, como una sombra aparece ella de joven, interpretada por Emilia Onrubia, joven soprano que con su potente y cálida voz, acompañada al piano por José Madrid Giordano, nos ofrece las más famosas arias de ópera de Giacomo Puccini, ataviada al uso para cada ópera, mientras María Luisa Merlo la escucha, como en sueños y hasta incluso ambas parecen componer una coreografía moviéndose al unísono en determinados momentos.
La selección de arias no puede ser más ajustada: “Quando m’en vo” (La Boheme), “O mio babbino caro” (Gianni Schichi), “Il bel sogno di Doretta” (La Rondine), “Si, mi chiamano Mimi” (La Boheme), “Un bel di vedremo” (Madame Butterfly), “Tu che di gel sei cinta” (Turandot), “Sola, perduta, abbandonata” (Manon Lescaut), “Oh, se sapeste” (La Fanciulla del West), “Donde lieta usci” (La Boheme), “Vissi d’arte, vissi d’amore” (Tosca) y “In questa reggia / Nessun dorma” (Turandot).
El guión escrito por Miguel Angel Orts y Alexander Herold, permite lucirse a los tres intérpretes, tanto al pianista como a la soprano y a la actriz, que debe conjugar sus momentos banales de diva, con los dramáticos afrontando el final de su carrera y quizá de su vida, ya que sólo vivió para la música.
TEXTO: Miguel Ángel Orts y Alexander Herold
Las fotos son de Rafa Vives