
ANGEL RUIZ, 2015
Me encuentro con Ángel Ruiz en una cafetería frente al Teatro Infanta Isabel de Madrid, donde cada lunes y martes da vida a “MIGUEL DE MOLINA AL DESNUDO” y que se ha convertido en la gran sorpresa de la temporada teatral, ya que no da abasto y aprovecha los fines de semana para acudir a otras provincias, desde las que se le llama para ver este espectáculo, que sigue llenando teatros desde su estreno.
LOVE4MUSICALS.- Habías hecho apariciones esporádicas en televisión y papeles secundarios en algunos musicales, de los que luego hablaremos, sin embargo ha sido con este papel que tu nombre ha sonado con más fuerza. Crítica y público parecen haberte descubierto con este “Miguel de Molina al desnudo”. ¿Qué tiene de diferente el espectáculo que presentas ahora, con aquellos que hace como 20 años llevabas por bares, clubes y cabarets, acompañado de Mariano Marín?.
ANGEL RUIZ.- Hay muchas cosas similares y es que parto de una fórmula muy sencilla: un piano y un actor frente al público y aunque los espectáculos que hacía como Quesquispas con Mariano, eran enfocados exclusivamente hacia el humor, donde la música era una herramienta más en busca de la hilaridad, en éste todo es monotemático en base a la figura de Miguel de Molina. Este es mucho más teatral, donde lo que prima es contar su historia a través de un juego teatral que aprovecho para denunciar cosas que aún nos tocan en el momento en que estamos, lo cual creo que es un ejercicio obligatorio.
Primero, contar su historia, de la que el público conoce cuatro cosas completamente enturbiadas por rumores y poder dar un poco más de luz a los hechos, haciendo de ello un paradigma que nos atañe un poco más a todos, a nuestra memoria histórica. Esa era la cuestión. Cuando leí la historia de Miguel de Molina me dije: “Hay que hacer algo con esto, hay que hacer justicia con él y con otras muchas historias que han pasado y se guardaron en el baúl del olvido, como si no hubiera pasado nada.”
L4M.- Recuerdo cuando vi “OJOS VERDES” que también contaba la historia de Miguel de Molina, me dejó bastante frío, porque el uso de marionetas en momentos como el de la paliza que le dieron que para mi gusto restaba dramatismo a la historia, sin embargo aquí sirviéndote del humor, consigues tocar la emoción del público, sintiéndote con el personaje.
AR.- Cuando acometí este espectáculo tenía claro que debía romper la cuarta pared y centrar el espectáculo en la construcción del personaje, de forma que aunque es un monólogo, quería convertirlo en un diálogo y no pensé en inventar nada nuevo, así que me dije: “Vámonos a Brecht, que tenía un tinte político y social muy importante, usando el humor para distanciarnos de lo que se nos cuenta y permitirnos asimilarlo desde una cruda realidad, algo que aprendió trabajando en espectáculos de cabaret, haciendo que el espectador se sintiera inteligente elucubrando sobre el sentido de lo que se le contaba.

César Belda al piano con Angel Ruiz en “Miguel de Molina al desnudo”
Tuve claro desde el principio que era el camino a seguir, porque además iba muy acorde con la figura de Miguel, un tipo muy gracioso, del que todas las anécdotas que se cuentan son reales, su agilidad mental para responder cuando le llamaban “maricón”, porque tenía esa brillantez del maestro de ceremonias, del cabaretero, que no era para nada una diva, sino que se comunicaba perfectamente con el público, por eso era lo que era, un personaje querido, un artista con el que la gente se volvía loca y eso era lo que debía plasmar en el espectáculo.
Partí de la idea de sacar a un Miguel de Molina que está vivo, aunque luego se descubra que es un fantasma, pero que el público desde el principio tenga la sensación de que Miguel de Molina ha venido a contarnos su historia en una rueda de prensa, para desmentir todo lo que se ha contado sobre él y no es cierto. Era una posibilidad tremenda de comunicación directa y de romper esa cuarta pared que está, pero que es como hacer funambulismo, porque es entrar en un juego constante ya que las preguntas que responde Miguel son ficticias, pero también se da cabida a lo que pasa en la sala, con lo cual tiene un cariz que da al espectáculo una frescura esencial para contar la historia de este personaje vivo, con esa capacidad de improvisación y respuesta tan espontánea.
L4M.- Aún recuerdo el día que vine a ver la obra y el momento en que sin perder el hilo del espectáculo, ante una señora que tenía unos ataques de tos brutales, dijiste: “Que alguien le de un caramelo a esa señora, porque termino de ver pasar su hígado por mi lado”. Tienes toda una capacidad de improvisar que te has trabajado desde aquellos días con el dúo cómico “Quesquispas” con Mariano Marín, mezclando humor con música. ¿Qué fue lo que os hizo abandonar aquella línea para dedicaros tú al teatro y él la música para cine y teatro con directores como Amenabar o Fernando Colomo?.

Angel Ruiz y Mariano Marín el duo de Quesquispas
AR.- Llevábamos doce años trabajando juntos. Cinco espectáculos con éxito, pero llegó un momento en que pensé que había que cambiar. Fue una decisión mía, porque Mariano podía compaginar su trabajo en “Quesquispas” con la composición, pero yo no podía hacer otras cosas y necesitaba trabajar para otra gente, porque si no, hay un momento en que te anquilosas en lo mismo, así que lo hablé con Mariano diciéndole que habían sido unos años maravillosos, pero necesitaba hacer otras cosas, teatro de texto, musicales, cine… y aunque toda la gente me aconsejaba que no lo dejase, porque era un trabajo seguro y con éxito, decidí seguir adelante y no dejar que el miedo me paralizara.
L4M.- Y de toda aquella etapa ¿no queda nada?, ¿alguna grabación en video?, ¿un audio de algún espectáculo?….
AR.- No queda nada. Eran espectáculos muy presenciales y no llegamos a grabar nada.
L4M.- Además está claro que no fue por diferencias entre vosotros, porque este espectáculo, lo estrenaste con él…
AR.- Sí, sí, la lectura dramatizada la hicimos juntos, pero luego no pudimos continuar porque él tenía muchos compromisos. Además tenía muchas ganas de trabajar con César Belda, al que conocía de tiempo atrás. César tiene una agilidad brutal y hemos conseguido una comunicación muy especial, algo que al principio tras tantos años con Mariano, dudaba que funcionase tan bien….
L4M.- Es que César con toda la experiencia en musicales trabajando con Luis Ramirez al que vi también en una master class con Susan Egan y en un curso con Mariano Detry con temas de Stephen Sondheim, realmente me impresionó la capacidad que tiene de ahondar en las partituras y sacarles mucho partido.
AR.- Yo hice dos de esos cursos y César es un tipo preparadísimo, dirige orquesta, compone, le gusta el teatro. No es el típico pianista que se ciñe a su papel, sino que luego en escena “está” y “escucha”, con lo que es una gozada trabajar con él.
L4M.- Me llamó la atención ver como directores de vuestros espectáculos a gente como Antonio Molero o Javier Cámara, más conocidos como actores. ¿Cómo fue elegirlos a ellos?. ¿Los argumentos y las músicas de los espectáculos eran vuestros?.
AR.- Sí empezamos en cabarets y ya teníamos seguidores, entre los que estaban Javier Cámara y Antonio Molero. A partir de ahí se creó una buena amistad y nos dejamos usar como conejillos de indias, diciéndoles que estábamos abiertos a cualquier sugerencia, ya que estábamos investigando en lo que hacíamos y nos juntábamos en grandes “brain stormings” que realizábamos y claro lo más natural era trabajar con ellos. En uno de los primeros espectáculos firmó Antonio Molero, aunque Javier Cámara siempre estuvo ahí, de hecho Mariano, Javier y yo fundamos “Cantinela, S.L.”, una empresa que sigue en activo, aunque ya no estoy, pero que ha sido una plataforma legal para todos nuestros espectáculos.
L4M.- Buceando en la memoria mi primer recuerdo consciente de verte en un escenario fue en “Scaramouche”, con Enrique Sequero y aunque los actores estabais muy bien cantando, el musical era muy flojo. Tu versatilidad te llevó a interpretar a Aristófanes, o a hacer gags de los Monthy Pyton, o trabajar en “Los productores“, donde para mi gusto el musical lo salvavais el excelente plantel de secundarios. Tu Carmen Guia era un puntazo. También das clase de canto e interpretación. ¿Qué te gusta más dar clases o estar sobre el escenario?. ¿Dónde te encuentras más cómodo?.
AR.- Son dos actividades perfectamente compaginables y aunque el espacio natural de un actor, es sobre un escenario en contacto con el público, el hecho de poder transmitir lo que sabes, me parece un acto de generosidad que al mismo tiempo te satisface. Es cierto que doy clases de interpretación, pero aplicada al canto. Formo a cantantes que quieren dar el paso para trabajar la interpretación un poco más. Doy clases particulares como a Carlos Hipólito al que ayudé cuando estábamos preparando “Follies“, y también estoy en el “Laboratorio de la Voz”, la escuela que fundó Jorge Javier Vázquez y que está funcionando estupendamente.

Julia Möller y Angel Ruiz en Follies
L4M.- ¿Cómo ves el momento actual de la gente que empieza, ahora con escuelas como “Scaena“, “Aules”, “Memory”, “El Laboratorio de la Voz”, “Nina Studio” en comparación de cuando empezaste tu?. ¿Ves a la gente motivada y con ganas de estudiar y entrar en este campo?.
AR.- Ahora se ha creado una necesidad que no había. Desde que se impuso el musical gracias a empresas como Stage Entertainment, CIE o el desaparecido Luis Ramírez, el musical se ha establecido como un género en el país, algo que como no existía, no había formación. Los actores no cantaban. Gracias a eso se han creado escuelas, incluso escuelas oficiales como la RESAD en Madrid o la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga o de Murcia y actualmente ya hay un recorrido específico para musical, lo cual te indica que hay una preparación específica.
Los musicales antes los llamábamos zarzuela o revista y todo eso se ha ido diluyendo. Creo que el problema venía de que en la lírica, como en la zarzuela o la revista, no se prestaba atención a la interpretación, se centraba todo en la técnica vocal y en el canto, pero no en la interpretación, sin embargo en el musical sí, por eso es tan difícil reunir a gente muy formada en tres disciplinas: canto, interpretación y baile. Por fin estas escuelas se han hecho eco de la necesidad actual, algo que antes si te gustaba el musical, te formabas particularmente como cantante con profesores, luego en interpretación y danza en algunas de las cincuenta mil escuelas y talleres que había, pero no existían escuelas como Scaena y otras muchas que trabajan específicamente el género musical.
L4M.- ¿Cómo recuerdas tu experiencia en “Los productores” porque fue una lástima que no funcionase con el excelente plantel de secundarios que tirábais de la obra tan bien, aunque para mi gusto fallaba precisamente el cabeza de cartel?.
AR.- Fue una maravilla. Yo venía de hacer “Scaramouche” que era una producción bastante pobre y entrar en un musical de aquel calibre, que me sigue pareciendo una maravilla de musical, pero en el que todos éramos conscientes de donde estaba el fallo.

Angel Ruiz, Esteban Oliver, José Mota y Santiago Segura en “Los productores”
Es una pena que aún exista esa falta de criterio que seguimos viendo en muchos musicales donde el elenco es excelente y están todos muy bien, pero entre los protagonistas hay carencias que hacen que no estén a la altura del resto del reparto o de la categoría que están ostentando, sólo porque disponen de “nombre” y de cierto tirón de público.
L4M.- Creo que también parte de culpa es de que no se promocionen a los actores, sino a los espectáculos. Me llamó la atención en la Gala de los XV años de Stage que el público aplaudía al reconocer la silueta de un actor o actriz, antes de que comenzase a cantar o la iluminase el foco, lo cual me hizo pensar que ya se está creando ese reconocimiento de los actores por parte del público.
AR.- Esa debe ser una apuesta de las productoras y hay mucho miedo a que las cosas no funcionen. El ejemplo de “Los productores” es el caso más ostensible, ya que tener a una figura con “nombre” no es garantía de que un espectáculo vaya a ir bien, sin embargo ahí tienes “Los miserables” en donde no había “nombres”, salvo quizá Daniel Diges que se incorporó a mitad de la gira, pero lo venden es “Miserables”, un musical que tiene entidad por sí mismo y les ha ido muy bien, de hecho si no han vuelto aún a Madrid, es porque no tienen un teatro en condiciones.

Angel Ruiz como maestro de ceremonias en The Hole
Hay que apostar por un buen producto, que igual cuesta más que cuaje, pero si ofreces calidad, el público que consume musicales, quiere ver un buen musical y la gente que es fan del género está acostumbrada a ir a Londres, Nueva York o verlos en DVD y no se les puede ofrecer cualquier cosa, mientras que la gente a la que no le guste el musical, por mucha fama que goce el cabeza de cartel, no irá a verlo si no demuestra sus aptitudes. O sea que lo que hay que crear es público y para ello necesitas un buen producto, de calidad, con nivel, o a la larga lo que consigues es lo contrario y te encuentras con gente que dice: “es que este no canta”, “es que aquel qué mal lo hace”, “es que me aburro”…, mientras que si pones a buenos intérpretes, es cuando la gente se queda con la obra.
A mi me pasa con este espectáculo de pequeño formato. Cuando sale la gente me dice: “Pensaba que era una antología de la copla. Me ha gustado mucho. Voy a decir a mis amigos que vengan a verlo”. Es lo mejor que te puede pasar, que la gente confíe en los productos que se le ofrecen, desde el máximo respeto por el público y debemos acabar con el “todo vale” y la mediocridad. Eso ya no funciona.

Angel Ruiz en “Youkali”
L4M.- Cuando Miguel del Arco decidió escribir y dirigir “Youkali” contó contigo porque te conocía de haber trabajado juntos en “Los productores”, incluso te volvió a llamar para repetir en “El inspector“. ¿Cómo es trabajar con Miguel del Arco y todo el equipo de Kamikaze, comparado con un equipo como por ejemplo el de “Los productores“?.
AR.- En Los Productores” era como trabajar para una multinacional. Era una maquinaria en la que todo está muy bien encajado, mientras que trabajar en compañías más pequeñas es mucho más artesanal, donde no es que sea más o menos fácil, es lo mismo, porque en el fondo cada uno sabe cual es su parcela de trabajo y qué es lo que tiene que hacer.
L4M.- Pero ¿quizá haya más libertad en una pequeña compañía?…
AR.- Eso sí, porque en un musical de franquicia, donde lo que tienes que hacer es prácticamente una copia, debes encontrar tu espacio. Por ejemplo en el caso de “Productores” con mi Carmen Guia yo propuse 800.000 cosas a B.T. McNichols el director, de las que me compró 500.000, porque le encantaba, pero había un momento en que decía: “Esto no, porque el foco está aquí”. Soy un actor muy creativo, de los que propongo, propongo y propongo. Me encanta que el director me diga: “Sí” o “no”, porque para eso está él.
Por otro lado en un trabajo como “Youkali” que es una creación original, tienes mucha más libertad. De hecho lanzas una propuesta y el director la capitaliza, porque eso ya le sirve. Hay más investigación. Hay más creación, mientras que lo otro es más adecuación… ojo, que también está bien ¿eh?. No es que no se pueda cambiar algo que está marcado, es que ahí está el trabajo del actor, para hacer eso suyo.

con Miguel del Arco en Los productores
Recuerdo cuando hacía “Productores” que algunas personas me decían: “Estás magnífico, pero es que claro, es que es un papel a tu medida” y parece que cuando te dicen eso le quitando mérito a tu trabajo y recuerdo a Rosa María Sardá que decía: “No, no es un papel a mi medida, sino que yo como actriz, hago el papel a la medida, que es diferente”. Y es verdad, un actor debe trabajar a la medida del personaje y darle la entidad que tenga dentro del conjunto, esa es nuestra labor. Roger Bart hizo toda una creación y estaba magnífico, pero yo tengo que hacerlo mío y acercarlo a nuestro gracejo y a la forma que tenemos aquí de ver las cosas.
L4M.- En “El inspector” ya te soltabas el pelo arrancándote con una canción española, algo que sorprendía al público que no sabiamos que te criaste y formaste en Málaga. ¿Crees que la copla todavía no ha encontrado el lugar que le corresponde hoy en nuestra cultura?.
AR.- Creo que la copla tiene el lugar que tiene y es una pregunta que tiene mucha miga. El problema de la copla es que se la asocia con un régimen, con una época y que se convirtió en un baluarte de ese régimen, cuando de hecho la copla ya existía antes, porque cuando se convirtió en el adalid de la cultura popular fue durante la República, pero se le ha adjudicado esa estampa de algo rancio, que además cuando se ha interpretado se ha hecho de una forma muy amanerada, dentro de un cliché de lo que debía ser la copla, cuando en realidad no fue más que la respuesta española al fenómeno que surgió con el spiegle alemán o la chanson francesa. Son historias escritas para ser contadas.

con parte del equipo protagonista de “Follies”
Si te coges la letra de una copla, quitándole la música y la comparas con una de Edith Piaf, ves que hablan de lo mismo, de amores imposibles, del mundo lumpen. Es algo muy Brechtiano, es muy Kurt Weill. Hablan de una cuestión social, quizá porque hay un homosexual que escribe una letra poniéndola en boca de una mujer y la copla está hecha para ser cantada por actores que canten, porque hay que interpretarla, hay que hacerla tuya, hay que ir más allá de lo que dicen. Tienes que poner imagen a lo que estás contando, pero imagen de verdad, aunque lo que estés contando sea en tercera persona. Tienes que entrar en el juego de que esa persona eres tú. Eso es lo que ocurre con la copla. Hay que enfocarla desde otro lugar. Hay que quitarle la vestimenta y el adorno de un pasado reciente. Hay que desnudarla.
L4M.- Sí, pero se ha intentado en varias ocasiones, incluso tratando de modernizarla, involucrándose en el proyecto cantantes famosos como Ana Belén, Joaquin Sabina, Luis Eduardo Aute, Marta Sánchez, Pasión Vega, David Bisbal, etc. y tampoco acabó de cuajar. En fín a ver si trabajos como este que defiendes despiertan más el interés por el género. Cambiando de tema llegamos “Follies” donde trabajas con Mario Gas y con uno de los equipos teatrales más alabados que han pasado por el Teatro Español. ¿Cual es el recuerdo que te queda de aquella experiencia?.
AR.- “Follies” fue un regalo maravilloso. De hecho estaba a punto de hacer “Luces de bohemia” que me había llamado Lluís Homar, pero en cuanto me llamó Mario, con todo el dolor de mi alma tuve que decir que no, ya que el proyecto era precioso y trabajar a las órdenes de Homar habría sido un lujo, pero hacer “Follies” era cumplir varios sueños. Era hacer un Sondheim, algo que en España o lo hace Mario Gas o no se hace, porque no es un autor comercial y fíjate lo bien que funcionó. Era trabajar a las órdenes de Mario, en el Español que es uno de mis teatros preferidos, que cuenta con un equipo maravilloso, compartir escenario con Carlos Hipólito, que independientemente de ser amigo es un enorme profesional, maravilloso compañero, con Vicky Peña…. en fín, con todo ese reparto que nos juntamos y es que ¡hubo tan buen rollo!. Fue una confluencia de profesionales, que hizo de la experiencia algo maravilloso, que siempre recordaré como un momento cumbre personal y profesional de mi carrera.

Angel Ruiz con Mariano Marín en la lectura dramatizada de “Miguel de Molina”
L4M.- Cuentame cómo llegó a fascinarte el personaje de Miguel de Molina, hasta el punto de escribir este espectáculo que parece nuevo, pero que ya estrenaste hace casi un año, precisamente con tu antíguo compañero escénico Mariano Marín.
AR.- Todo surgió a raíz de un espectáculo que me ofrecieron hace seis años, donde interpretaba a Miguel de Molina en su etapa de joven, pero a raíz de ahí descubrí la envergadura del personaje, me leí su biografía, me vi las entrevistas con Carlos Herrera, empecé a indagar, me fui a la Filmoteca para ver todos los cortos que tenía, conseguí el largometraje que hizo en Argentina y fue cuando me asombré de que no conociésemos su historia y fue cuando decidí embarcarme en el proyecto de contarla.
Empecé escribiéndola como si fuera un monólogo, porque tenía claro que tenía que ser algo sencillo para que fuera asequible para mi. Pensé hacer una lectura dramatizada, para testar con el público cómo funcionaba y pasé la historia a varias personas para que lo leyeran, aunque los monólogos leídos, o tienes visión de dirección o la gente se queda un poco fría.
Al primero al que se lo pasé fue a Miguel del Arco, que tras leerlo me dijo que estaba muy bien, pero que él cambiaría dos cositas, que tenía razón y las cambié y fueron estupendas, pero en cuanto se lo pasé a Juan Carlos Rubio me llamó al día siguiente para decirme que quería que lo hiciéramos, que le parecía maravilloso y le insufló mucha energía al proyecto, cosa que necesitaba, porque cuando vas con él texto tuyo bajo del brazo, necesitas que alguien totalmente ajeno, crea en el proyecto y ese fue Juan Carlos que incluso se lo ofreció a Jorge Javier Vázquez.

Juan Carlos Rubio, Angel Ruiz y Jorge Javier Vazquez, director actor y productor de “Miguel de Molina”
L4M.- Pensaba que al trabajar tú en la escuela de Jorge Javier, él habría entrado por ahi.
AR.- Bueno, Jorge Javier conoce mi trabajo desde hace mucho tiempo y siempre ha venido a ver mis espectáculos y ha dicho maravillas de mi trabajo, aparte de haber manifestado en varias ocasiones sus ganas de producir porque le encanta el teatro y como el tema de la escuela ya estaba encauzado se decidió a producir y así empezamos.
L4M.- ¿Cómo llegó Juan Carlos Rubio al proyecto y qué planes de gira tenéis?.
AR.- Con Juan Carlos Rubio ya había hecho muchas galas de los Premios Max, los Buero Vallejo y siempre había contado conmigo en esa faceta que tengo de maestro de ceremonias…
L4M.- Es cierto. Te recuerdo cantando un tema en el apartado “In memoriam” por los compañeros fallecidos en el último año…
AR.- Sí, la gala de los Premios Max que se celebró en Córdoba fue escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio y en ella canté en el “In memoriam” una versión del “Si tu no estás aquí” de Rosana, pero he hecho también cuatro galas de los Max en total, con Ernesto Caballero, con Yllana y a raíz de eso Juan Carlos me llamó para hacer “La monja alférez” aquí en el Centro Dramático Nacional y estando en pleno proyecto de ensayos, le presenté el proyecto de Miguel de Molina para que le echase un vistazo sin compromiso y me llamó al día siguiente para decirme: “Esto hay que montarlo, ya”.

Angel Ruiz en “La monja alférez”
Ya en la lectura dramatizada el público se volvió loco. Funcionó estupendamente. Juan Carlos y yo teníamos previsto embarcarnos en la producción del espectáculo desde algo sencillo, porque el vestuario casi lo tenía ya y la sorpresa me llegó estando de vacaciones en Canarias, que me llamó por teléfono Jorge Javier Vázquez para decirme que quería producirlo y claro, salté con el móvil y todo a la piscina de alegría. La verdad es que nadie imaginábamos que fuera a funcionar como está funcionando por cada plaza a la que vamos.
Estuve haciendo encaje de bolillos para ver de combinarlo con otras actividades como series, las clases, etc. pero estoy totalmente absorbido por este Miguel de Molina que no cesan de llamarnos de un montón de sitios. He tenido que renunciar a volver a los “Veranos de la Villa” que hace dos años hice el casto José en “La Corte de Faraón” y el año pasado “La venganza de Don Mendo”.

Angel Ruiz como el casto José en “La corte de Faraón”
L4M.- ¿Y que te habían ofrecido para este año?.
AR.- Pues una función maravillosa que por respeto a la producción no voy a desvelar, pero de nuevo bajo la batuta de mi admirado Jesús Castejón. Es lo que ocurre cuando tienes entre manos un proyecto que funciona y es que tenemos compromisos cerrados hasta Agosto que lo haremos dos días en Mérida, dentro de un ciclo especial que han montado, porque claro no me veo a Miguel de Molina con faldita romana. Por eso, es que este espectáculo ha sobrepasado todas las expectativas, desde que para cubrir en el Teatro Arriaga de Bilbao que se cayó de la programación “Marta tiene un marcapasos” nos llamaron y llenamos tres días, en Bilbao.
L4M.- Para terminar… ¿hay algún personaje de un musical que quisieras que se hiciera y te ofrecieran?.
AR.- Sé que uno de los grandes directores se este país hace tiempo que tiene la idea de poner en escena “Company” de Stephen Sondheim y me encantaría hacer ese papel antes de que se me pase el arroz, porque Sondheim o se hace desde la plataforma de un teatro público o no se hace, porque no es comercial ni en Estados Unidos, pero creo que precisamente “Company” no tiene un montaje caro, ya que es más una función de teatro en la que hay música, como le gusta definir al propio Sondheim sus montajes: obras en las que haya actores que canten.

con Angel Ruiz en un momento de la entrevista
Por eso me gusta “Company” porque en eso soy muy clásico. No me gusta cualquier musical, a mi dame un buen libreto en el que las canciones vayan a la par con el libreto y además que en las canciones haya acción y no sean una mera ilustración de lo que se está hablando.
L4M.- Pues a ver si hay suerte, se monta “Company”, te la ofrecen y puedes hacerla. Muchísimas gracias por tu tiempo y te dejo para que vayas a enfundarte en ese traje de Miguel de Molina y que sigan los éxitos.
Para Dolz para Love4musicals
Cafetería Only You Hotel
27-Enero-2015
Os dejo con algunos momentos de actuaciones de Angel Ruiz