
TODAS LAS NOCHES DE UN DÍA
Alberto Conejero es un joven autor español que más que seguir hay que perseguir, ya que tras “LA PIEDRA OSCURA” que nos lo descubrió a muchos y le valió los Premios Max y Ceres entre otros, su siguiente trabajo “USHUAIA” nos demostró que aquella otra obra no fue fruto de la casualidad, sino que estábamos ante un valor escénico incuestionable que sabe atrapar al espectador desde el inicio para no soltarlo hasta el final, lo cual nos hace anotar su nombre en la lista de autores de los que sería imperdonable perdernos cualquiera de sus trabajos.
En “TODAS LAS NOCHES DE UN DÍA” el autor utiliza el mismo esquema que en “Ushuaia”, desgranando retazos de una historia que intriga al espectador haciéndonos empatizar con esa pareja de seres maltratados por la vida, atrapados en un invernadero, donde Samuel (Carmelo Gómez) y Silvia (Ana Torrent) son mucho más que un jardinero y su señora hablando de las flores y las espinas de sus vidas que iremos descubriendo poco a poco.Samuel es un jardinero de modales toscos, que vive aislado en su invernadero, donde se siente a salvo de juicios ajenos y puede manifestar toda su dulzura cuidando, mimando y hablando con las flores cuyos nombres científicos conoce perfectamente Silvia, la dueña de la casa y el invernadero que cuida Samuel, que está calladamente enamorado de ella y aguarda en su refugio a que la señora entre alguna vez y pronuncie los nombres de cada una de sus flores.
Desde el principio asistimos a un interrogatorio policial en el que Samuel jura una y mil veces que no sabe dónde se fue su señora, que un día recogió sus cosas y se marchó sin despedirse. La interpretación de Carmelo Gómez es digna de ver, ya que parece increíble que con su sola presencia y sus respuestas no necesitemos escuchar ni ver al inspector, algo que podría ser mérito del texto de Conejero, pero los matices en la voz y los gestos de Gómez consiguen hacernos innecesaria la presencia del policía en escena que sólo distraería restando dramatismo al momento. Ana Torrent juega muy bien el papel de la señora que sabe la atracción que ejerce sobre el jardinero y nos ofrece sutilmente una gama de matices llevando su personaje de enigmática a seductora, frágil o distante para dar soporte a la historia que vamos construyendo, a raíz de sus conversaciones con Carmelo Gómez o de éste con el policía.
La habilidad de Conejero en construir el texto desconcierta al principio al espectador, que trata de entender la historia y sin darse cuenta queda atrapado en ese rompecabezas, intentando desenmarañar ese misterio a través de las conversaciones de los protagonistas y llenar aquello que no se confiesa pero intuimos, manteniendo al público con los cinco sentidos en la escena.La escenografía creada por Mónica Boromello funciona muy bien mostrándonos ese agradable espacio acristalado con diferentes tonos y dibujos, que a su vez nos permite ver a los personajes tanto en su espacio seguro, protegidos dentro del invernadero, como afuera a merced de las tormentas o la lluvia. La música de Luis Miguel Cobo ayuda en las transiciones y el diseño de luces de Juan Gómez-Cornejo subraya los momentos dramáticos o íntimos de la trama.
Una emotiva historia de amor, desgarrada, trágica, tierna. Un texto lleno de belleza y poesía. Una dirección impecable y una pareja actoral con una química muy especial en la que Carmelo Gómez sabe sacar partido de este bombón de personaje, que demanda una intensidad interpretativa mayúscula y que sólo por verlo en escena ya merece la pena ir a disfrutar de esta propuesta teatral que está de gira por España. Más que recomendable diría que de imprescindible visión.
TEXTO: Alberto Conejero
DIRECCIÓN: Luis Luque
Para los amantes del teatro que no hayan tenido opción de ver esta o las anteriores obras de Alberto Conejero están publicadas aisladamente, aunque recomiendo el recopilatorio “ALBERTO CONEJERO – TEATRO 2010-2015” que incluye sus obras “Cliff”, “La piedra oscura”, “Todas las noches de un día” y “Ushuaia”.
Termino con unos videos promocionales de la obra