
TEATRE EL MUSICAL… cierra
Era casi la crónica de una muerte anunciada. En Enero de este año, el Teatro EL MUSICAL de Valencia tuvo declaraciones cruzadas con el Ayuntamiento de la ciudad, que declaró que la productora que gestionaba la programación del teatro, no había aceptado el recorte que el Ayuntamiento proponía, a lo que respondió la productora que habían aceptado el recorte de 130.000 €, siempre que les pagasen el dinero que se les debía, unos 500.000 €.
Sin mediar más explicación, la productora volvió a presentar una programación que cubria el primer semestre del año y luego estaba abierta la incognita de lo que que nos depararía el futuro.
Ya estamos en Junio y en cartel el último espectáculo de la temporada, al que seguirá el cierre del teatro. Ya están recogiendo los actuales encargados de la programación, porque tienen las horas contadas. Han dicho que ya no hay posibilidad de continuación por su parte al frente del teatro.
En Valencia nos quedamos sin otro teatro. Un local que había costado bastante levantar, por estar alejado del centro, incluso en un barrio, al que en un principio costaba hacerse el ánimo de acudir por la noche para ir hasta allí. Las producciones que han venido con grandes nombres de la escena local y nacional, han hecho que poco a poco el público haya ido habituándose a él y en los últimos meses, cada vez que he ido, estaba lleno de un público fiel.
Toda una pena, esto de perder una opción de ocio en estos días, cuando necesitamos tanto de la distracción, para evadirnos de la realidad diaria.
una pena, sí… o una vergüenza, más bien!
Esperemos a ver si el Ayuntamiento mueve ficha y convoca un concurso para ver quien quiere gestionar la programación de este teatro, pero dudo que a la vista de la deuda que mantenie con el colectivo que la deja, alguien esté interesado en gestionarlo.
Una verdadera pena, repito.
Un teatro listo para ser utilizado, con espacios de cafetería cerrada y al aire libre, con una cocina que tiene preparados pinchos estupendos para antes de entrar al teatro y una programación variada que ha ido desde conciertos de jazz, a monólogos, teatro clásico y moderno. En fín, para qué seguir metiendo el dedo en la llaga.