SHIRLEY VALENTINE

Hace mucho tiempo que tuve la oportunidad de ver a Esperanza Roy, interpretando a SHIRLEY VALENTINE y desde entonces, me descubro ante esta señora, que pensé que era la típica actriz de revista y me demostró sobradamente que es una todo terreno, que lo mismo lideraba “Por la calle de Alcalá”, una revista con Paco Valladares, que el “Aqui no paga nadie” de Dario Fo, o esta estupenda obra de Willy Russell, famoso autor británico al que recientemente la Menier Chocolate Factory, programó un ciclo con sus dos obras teatrales: “Shirley Valentine” y “Educating Rita”, porque su musical  Hermanos de sangre (Blood brothers), que estrenó en 1983 y repuso en 1988, sigue en cartel desde entonces, a punto de cumplir sus bodas de plata.

El hecho de que esta obra de teatro sea un monólogo, ya le da otro nivel, porque la dificultad se acentúa al tener que mantener la acción, con la presencia de una sola actriz, que debe ser capaz de enganchar a los espectadores, sin más apoyo que el del texto que debe hacer suyo, para que veamos en ella a Shirley Valentine y en este caso, el texto es un bombón para cualquier actriz que se precie.

Con Shirley Valentine, el autor divide la obra en dos actos, obligado por un imprescindible cambio de decorado y se sirve de un oscuro en el primer acto, para hacer avanzar la acción en el tiempo y llevarnos a varios días después. Nuestra protagonista es un ama de casa que pasa el día sola, tras la emancipación de sus hijos y con su marido en el trabajo y se replantea lo que es su vida, su matrimonio, la relación con sus hijos, su soledad, la incomunicación con su esposo, en una vida rutinaria a la que no sabe cómo ha llegado y -excelente recurso narrativo- su confidente es la pared de su cocina, a la que cuenta todas sus desventuras y aventuras, mientras el público, desde el patio de butacas, como si esa pared a la que habla la protagonista fuese transparente, asistimos desde una situación privilegiada a las confesiones de esta señora de mediana edad, aún de buen ver, pero que poco a poco ha ido perdiendo el interés por cuidarse y mostrarse atractiva.

La obra utiliza sabiamente el humor para restar dramatismo a una vida vacía, que la misma protagonista confiesa que es su vida y no puede escapar, porque es la que le ha tocado vivir y navega entre la emoción y el chiste con una habilidad envidiable, llevándonos del borde de la lágrima, a una sonora carcajada, por la anécdota que nos termina de contar Shirley.

Esta obra en nuestro país ha conocido diferentes versiones y aparte de la mencionada Esperanza Roy, también Amparo Moreno la representó en Barcelona y ahora es Verónica Forqué la que en una nueva versión de Nacho Artime, en la que se ha intentado traer el texto al día de hoy, haciendo alguna referencia a teléfonos móviles (que en 1986 cuando se estrenó la obra no eran de uso común) o nombrando a David Beckham y poco más, porque esta “modernización” del texto, realmente no le hacía ninguna falta.

Para mi gusto, el texto es de un diez y dependerá del matiz que le den actriz y director, para que el personaje gire más hacia un terreno u otro. Así, para mí, en mi lejano recuerdo, Esperanza Roy construía una Shirley Valentine más “rebelde”, mientras que Verónica Forqué lo lleva más a su terreno de chica frágil y “cobarde”, aunque al final, ambas ejecutan las mismas acciones.

No es una obra feminista radical, puesto que la protagonista ve que su marido está en el mismo tren que ella, sólo que ella se ha dado cuenta de dónde no quiere estar y siente compasión por su marido, al que reconoce le hacen falta unas vacaciones para reencontrarse consigo mismo y confiamos que en el final abierto de la obra, ambos podrán reencontrarse con los jóvenes llenos de vida, ilusiones y esperanzas que fueron un día.

La obra para quien no la conozca y no pase la gira por su ciudad, no le quedará más remedio que esperar el pase de la película por algún canal de televisión o buscar la película en DVD, pero fuera de nuestro país, ya que en España no se ha publicado -que yo sepa- y las que se pueden encontrar en Inglaterra o América, llevan el audio en inglés y no tienen subtítulos en castellano.

AUTOR: Willy Russell

 

La versión del cine editada en DVD, NO ES un monólogo, sino que es una película normal con todos los personajes y que fue llevada al cine con Pauline Collins, la actriz que la estrenó en Londres y luego en Broadway, consiguiendo el Premio Olivier de Teatro de Londres en 1988 y el Tony de Broadway a la mejor actriz de teatro en 1989.

 

 

 

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