CUZCO

Victor Sánchez Rodríguez ganó en 2016 el Premio Max al mejor autor revelación por “Nosotros no nos mataremos con pistolas” y quedó finalista en los Max de 2017 con “A España no la va a conocer ni la madre que la parió” como mejor espectáculo revelación. Lo que está claro es que si las dos piezas citadas anteriormente, mostraban un trabajo certero en temas que nos tocaban muy de cerca, con su último trabajo estrenado, el autor se nos confirma como uno de los autores españoles jóvenes a tener en cuenta a cada nueva propuesta que presente.

En esta ocasión, el tema elegido son los problemas de relación de una pareja y por más manido que esté el tema, Sánchez aprovecha para situar a los protagonistas lejos de su casa, de su espacio de confort, en unas vacaciones sugeridas por él, con la esperanza de así arreglar su deteriorada convivencia, pero por más lejos que huyan, el problema lo llevan a cuestas y ella que no quería ir, finalmente encontrará allí el espacio para liberarse y actuar apartando convencionalismos.

Silvia Valero y Bruno Tamarit

La idea para la obra le vino al director en un viaje a Peru donde quedó impresionado al descubrirse en un entorno tan familiar y con gente hablando español a tantos miles de kilómetros de distancia. Sentir la marca de su país tan lejos de casa fue como dice la protagonista “nunca me sentí más española que en Cuzco” y es que el distanciarse de las cosas hace verlas con mayor claridad. Ese fue el punto de arranque de esta historia, con  la que el director se centra en dos personajes: él es Bruno Tamarit y ella Silvia Valero, dos premiadísimos actores valencianos que han trabajado anteriormente con Sánchez y se nota en como fluyen las escenas y cómo se cruzan los reproches y diálogos tan espontáneos y propios en la pluma del autor saguntino.

La escenografía de Mireia Vila Soriano enmarca a los protagonistas entre unas paredes viejas, desconchadas y resquebrajadas como su relación y la música de caracter andino de Luis Miguel Cobo ayuda en las transiciones de una escena a otra y acompaña de ciudad en ciudad, en ese viaje que es a la vez un viaje interior a la individualidad de cada uno, a su identidad dentro de la pareja en el  que pondrán sobre la mesa todo lo que han callado el uno del otro, cuando la olla a presión de su relación mantenida a lo largo de tanto tiempo, estalle.

El ritmo narrativo es frenético, con algún momento plástico muy logrado como la escena de sexo o el final de la obra y aunque el autor confesó que la había escrito pensando en SIlvia Valero y bien es cierto que ella está perfecta, Bruno Tamarit le da la réplica estupendamente y está a la altura del personaje. Parece que se está trabajando en una adaptación para llevarla fuera de nuestras fronteras.

TEXTO Y DIRECCIÓN: Victor Sánchez Rodríguez

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