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FRANCIS FORD COPPOLA: Corazonada
Francis Ford Coppola es el genio de su generación, capaz de obras maestras inapelables, pero también de extravagancias a veces incomprensibles. Encuadrado dentro del “Nuevo Hollywood”, es el cineasta más completo de ese movimiento, integrado entre otros por Martin Scorsese, Steven Spielberg o Brian de Palma. Guionista, director, productor y músico, posee una creatividad apabullante y una imaginación desbordante que le han permitido crear mundos cinematográficos muy personales, pero a menudo, mayoritarios. Sólo otro director contemporáneo, aunque no encuadrado dentro de ese movimiento, Woody Allen, se muestra tan polifacético.
No fue el primero del “Nuevo Hollywood” en tener un éxito reconocible. Pero sus trabajos con Roger Corman a comienzos de la década de los sesenta le facilitaron el acceso a proyectos de cierta envergadura que le prepararon para su incomparable década de los setenta.
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Ford Coppola con Woody Allen y Martin Scorsese
El conseguir el Oscar al mejor guion por Patton (Patton, Franklin J. Schaffner, 1970), sus proyectos anteriores, y su origen italo-americano, le convirtieron en el candidato ideal para asumir el proyecto de una película de gangsters de bajo presupuesto, con el que Paramount pretendía llenar sus arcas. Coppola no quería aceptar otro trabajo de encargo, pero su deuda como productor de THX 1138 (1971) para George Lucas, hizo que reconsiderara la oferta, y terminó asumiendo la dirección de El padrino (The Godfather, 1972), sin haber sido el primer director en que se pensó para ello.
El padrino poco a poco fue aumentando su presupuesto y sus expectativas, y se fue convirtiendo en un proyecto personal de Coppola, que pasó a ser considerado director estrella. El éxito de la película la abrió las puertas de grandes producciones, que fue asumiendo con la mirada puesta en su gran deseo, que era crear su propio estudio donde realizar películas pequeñas, pero personales.
En la década de los setenta sus películas no son precisamente pequeñas producciones, pero sí personales. Y se contaron por éxitos: después de El padrino (Segundo Oscar al mejor guion para Coppola, además de la mejor película), vinieron La conversación (The conversation, 1974) (Palma de Oro en Cannes), El padrino (parte II) (The Godfather Part II, 1974) (Oscar a la mejor Película, mejor director y mejor guion), y Apocalypse now (1979) (Palma de Oro en Cannes). Todas ellas dieron una muestra de la personalidad creativa del director, tanto a nivel narrativo, como sobre todo, a nivel artístico: decoración, fotografía, iluminación, encuadres, todo dotado de complejidad y dificultad que poner al servicio de la historia y de la creación de universos cerrados.
El buen resultado económico de todas estas películas le posibilitó al fin su sueño: fundar su propio estudio (Zoetrope) y rodar una película pequeña, donde fundir con simplicidad música, teatro y cine. El resultado fue su musical: Corazonada (One from the Heart, 1981), que puede ser calificado de muchas cosas, menos de película pequeña o proyecto artísticamente sencillo.
El elevado coste de la producción y su fracaso en taquilla (no así artísticamente), forzaron a Coppola a asumir pequeños proyectos con que paliar su bancarrota. Curiosamente, estas películas (unas de encargo, otras propias, la mayoría de bajo coste) dejan una muestra clara de la altura artística y creativa de Coppola, a pesar de sus limitaciones en producción: Rebeldes (The Outsider, 1983), La ley de la calle (Rumble Fish, 1983), Cotton Club (The Cotton Club, 1984) o Peggy Sue se casó (Peggy Sue Got Married, 1986)
A pesar de que la calidad de las películas seguía siendo alta, y de su trayectoria como productor, el director no conseguía los suficientes ingresos para cubrir deudas, así que después de que George Lucas lo intentara rescatar con la producción de Tucker, un hombre y su sueño (Tucker, 1989), Coppola decidió admitir la oferta para dirigir la tercera parte de El padrino.
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George Lucas y Francis Ford Coppola
Para El padrino: Parte III (The Godfather Part III, 1990) pudo contar con casi todo el equipo creativo de las dos entregas anteriores, pero con bastante menos tiempo de preparación, lo que da como resultado una narración un tanto apresurada, tratando de cerrar todas las historias. No es una película carente de interés, pero no alcanza el nivel de las dos primeras entregas, aunque le permitió asumir una nueva gran producción, Drácula de Bram Stoker (Dracula, 1992). Coppola dota a la película de un aire irreal y poético recurriendo, irónicamente, a transparencias y trucos sacados del cine mudo.
Una de las frases de Drácula en esta película (“He cruzado océanos de tiempo para encontrarte”) reflejaría la gran preocupación como creador del Francis Ford Coppola. En efecto, el análisis del paso del tiempo y sus consecuencias es la presencia constante en todas las películas del director, sean historias de una familia mafiosa o dramas antibelicistas como Jardines de piedra (Gardens of Stone, 1987); el cómo nos afecta, cómo el paso del tiempo nos va haciendo cambiar y evolucionan los puntos de vista, las oportunidades perdidas y la imposibilidad de volver atrás, hasta el punto de hacer de eso el tema central de dos de sus películas, además de Drácula: Peggy Sue se casó y El hombre sin edad (Youth Without Youth, 2007). Incluso el cuento que eligió filmar para una serie de televisión producida por Shelley Duvall, fue la historia de Rip van Winkle (1987), al que el tiempo se le cae encima al despertar de lo que él cree que ha sido una siesta.
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Matt Damon con Francis Ford Coppola en el rodaje de Legítima defensa
Después de Drácula, la figura de Coppola ha ido palideciendo, con películas de escaso interés en el siglo XXI. Legítima defensa (The Rainmaker, 1997), la mejor adaptación de John Grisham en palabras del propio Grisham, se interpretó como una metáfora biográfica, una declaración de principios, y una “despedida” del cine comercial. Su protagonista, un joven e inexperto abogado, consigue, enfrentándose a amigos y enemigos, un potente e inesperado triunfo. Tan potente e inesperado, que renuncia a su profesión porque “a partir de ahora, (todo el mundo) esperará de mi la misma magia, no se conformará con menos. Y posiblemente podría dársela, si no me importara cómo conseguirla”.
Francis Ford Coppola, la creatividad frente a la independencia económica. Puede que al director (como antes a Orson Welles) le haya perseguido toda su vida el haber completado al comienzo de su carrera una de las películas considerada entre las mejores de la historia del cine.
Su musical: CORAZONADA (One From the Heart)